No es la primera vez que vemos que un clásico sufre una transformación radical, y las modificaciones sobre el Impala son uno de los proyectos más comunes de los Estados Unidos. Pero este ha seguido una tendencia que hemos empezado a ver en los últimos años, este aspira a convertirse en el Chevrolet Impala del 66 más ecológico, ya que perdió su V8 para ser impulsado por un motor de Tesla.
Este Impala de 1966 parece un clásico muy bien restaurado por fuera, no hay modificaciones inmediatamente visibles más allá de los tapacubos del Chevelle de 1966, pero si observas lo suficientemente cerca y verás insignias de “Impala eléctrico” debajo de las insignias de “Impala” en las aletas delanteras. Están ahí porque este clásico de tamaño completo esconde un paquete de baterías debajo del capó delantero y un motor Tesla Model S en la parte trasera.
Este último proviene de un modelo P85, y se trasplantó al Impala junto con todo el subchasis trasero de un Model S, y en realidad es más poderoso que el Tesla del que proviene, generando 550 CV. El motor obtiene la energía de un enorme paquete de baterías que ocupa casi todo el espacio disponible en el compartimiento del motor, que se construyó a partir de módulos provenientes de una Chrysler Pacifica y reemplazó el motor V8 de 5,4 litros (327 ci). Son 18 en total, y todo el pack proporciona 47 kWh, y el tipo que lo construyó afirma que es capaz de producir 850 kW de potencia, lo que se convierte en más de 1300 CV.
Este Impala también está equipado con un sistema de refrigeración de un Model S más un cargador de 10 kW de fabricación china. Como característica interesante, el puerto de carga está oculto detrás de la placa de matrícula, donde solía estar la tapa de la gasolina. El interior es totalmente original y se restauró con un acabado perfecto, pero el propietario agregó algunos extras para complementar los elementos modernos de los que ha dotado al Impala. Hay una pantalla táctil para manejar los modos del motor eléctrico que sirve como panel de control para la suspensión neumática.
Este restomod totalmente eléctrico se creó en Suecia, un país donde los clásicos estadounidenses son muy populares, pero al igual que Noruega, Suecia también es un gran mercado para los vehículos eléctricos, por lo que este Chevy intenta combinar lo mejor de ambos mundos. Evidentemente, la increíble cantidad de horas de artesanía que hay detrás de este Impala y de muchos restomod eléctricos son algo que hay que valorar, pero bajo mi punto de vista no es algo que me gustaría ver como habitual.
Me explico, un modelo eléctrico nuevo se fabrica desde la base de las baterías(y nunca mejor dicho, ya que se colocan a lo largo del piso entre las ruedas), para el reparto de pesos. Esto se hace porque las baterías pesan alrededor de 500 kg, y como podéis imaginar, un V8 tiene bastante difícil alcanzar tal cifra. Estamos de acuerdo en que quizá el Impala no fuese el vehículo más ágil y deportivo de la época, y seguramente a su propietario le preocupe más bien poco el comportamiento deportivo de este.
Pero seamos sinceros, la huella ecológica en caso de que esas baterías lleguen al final de su vida útil no es en absoluto comparable a la capacidad de reciclaje que tiene un motor de explosión actual (y de la contaminación asociada a su uso, que la mayoría de la energía eléctrica que consumimos no proviene de las renovables). Como modelo único, como capacidad artesana, este Impala es de admirar, pero, sin irme del modelo, la instalación de un V8 actual sería más adecuada.
Si equiparamos el caso de que provenga de un siniestro, al igual que el eléctrico, solamente se tendrían que gastar recursos en las piezas de adaptación, y el propulsor sería más ligero y menos contaminante que su homólogo del año 66. Y aun así, la contaminación total generada para moverlo sería inferior cuando el modelo quede inservible, sin tener en cuenta la durabilidad de las baterías eléctricas, que probablemente acabasen su vida útil antes que el V8. Pero bueno, la tendencia eléctrica está en auge y nos tendremos que acostumbrar a verlos de vez en cuando.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS