Después de dos generaciones un tanto deslucidas, en el año 2004, en diciembre, Volkswagen presentó el que se convertiría en una de las iteraciones mejor valoradas de su modelo más icónico. En aquel momento se presentó el Volkswagen Golf GTI V –código interno 1K–. Las dos ediciones anteriores fueron criticadas por una enorme falta de personalidad y por apostar por la discreción y por un aburguesamiento que les hizo perder toda la deportividad que tuvieron las dos primeras ediciones del Golf GTI, pero con la quinta, la marca buscó redimirse y recuperar esa deportividad que había perdido.
El despliegue de los medios especializados, en su mayoría impresos todavía, fue brutal. Se hicieron especiales, análisis en profundidad, repaso de la historia… se esperaba mucho del Golf GTI V y cuando empezaron a aparecer las primeras pruebas, la opinión fue casi unánime: ahora sí era un verdadero Golf GTI, había recuperado la esencia de la primera generación y desde entonces, nunca más se perdió, aunque tampoco se puede decir que haya quedado intacta. El caso es, de regreso de nuevo a GTI V; que se convirtió de nuevo en el referente del segmento por comportamiento y por calidad de fabricación, aunque en este caso el Golf IV todavía seguía por delante.
Una de las cosas que mantuvieron intactas, fue la contención estética. Los Golf GTI nunca contaron con una imagen llamativa, sino más bien discreta, aunque con detalles que los más observadores y los conocedores del modelo podrían distinguir a kilómetros de distancia. El responsable fue Murat Günak y su trabajo fue bastante acertado, ya que supo lo que tenía que cambiar para lograr que el GTI tuviera personalidad propia. Cosas como la calandra, totalmente diferente al resto de la gama y la parte inferior, justo bajo la calandra, de color negro, lo que alargaba visualmente la misma. Por supuesto contaba con el fileteado de color rojo. Las llantas de 17 pulgadas se volvieron un referente en la historia del Volkswagen Golf y todo ello se remataba con la zona trasera, donde una sencilla cola de escape con dos salidas. Sin embargo, aunque tampoco había grandes alardear, el interior destacaba por el regreso de la tapicería tartan, que se completaba con pedales metálicos, un volante específico y un selector del cambio igualmente específico para el Golf GTI V:
No obstante, lo que realmente hizo que el Golf volviera a ganarse el favor de los aficionados, estaba oculto bajo su capó. Ahí, había un cuatro cilindros de 1.984 centímetros cúbicos, culata de cuatro válvulas por cilindro y un turbo. Era un motor nuevo, nada que ver con el 1.8 20vt que montó la generación anterior y rendía 200 CV a 6.000 revoluciones y un par de 280 Nm desde solo 1.800 revoluciones. Se combinaba, de fábrica, con un cambio manual de seis relaciones, aunque era posible pedirlo con la caja de cambios DSG que había estrenado el Volkswagen Golf R32 y luego el Audi TT 3.2 quattro DSG.
Con la transmisión manual podía completar el 0 a 100 km/h en 7,2 segundos, así como alcanzar una velocidad máxima de 235 km/h. Con la DSG, se bajaba a 6,9 segundos para el 0 a 100 km/h, mientras que la velocidad máxima se quedaba en las mismas cifras.
Pero no fue solo motor, la puesta a punto también influyó en su apreciación por parte de la prensa. La suspensión era 15 milímetros más baja, al tiempo que el conjunto muelle amortiguador tenía un tarado más firme. Las barras estabilizadoras era un 20% más rígidas, la dirección asistida tenía una programación específica para el Golf GTI V, los frenos eran más grandes y los neumáticos crecían hasta 225/45 montados en las ya mencionadas llantas de 17 pulgadas. Tan solo se podía poner una pega: el peso rozaba los 1.400 kilos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS