La compañía británica, famosa por su radical modelo BAC Mono destinado a ser disfrutado en los circuitos, manifestó hace ya tiempo su intención de fabricar vehículos electrificados. Su BAC E-Mono —a cuyo proyecto pertenecen las imágenes de este artículo—, con tecnología de pila de combustible de hidrógeno, anunciado meses atrás, presumía de mejorar el rendimiento del BAC Mono R en Silverstone, donde, según anunciaba el fabricante, habría reducido en dos segundos el tiempo por vuelta de aquel.

Ahora, según recoge Autocar, Neill Briggs, cofundador de la compañía, ha querido enfriar cualquier posibilidad de inminente lanzamiento de este modelo eléctrico. Plantea que se enfrentan a un importante reto a la hora de establecer una nueva cadena de suministro adaptada a los nuevos trenes de potencia. Se trata de una problemática que no es exclusiva de este fabricante, como es obvio, pero que quizá se agudiza en casos como el de BAC, debido a lo reducido de su producción.

El directivo británico también ha querido aclarar que sigue considerando los trenes de potencia eléctricos como el futuro de la industria. Considera que son el camino apropiado, sin embargo, las dificultades radican en encontrar proveedores para incluirlos en sus productos. Tradicionalmente, los modelos de BAC recurren a propulsores producidos por grandes fabricantes, los cuales adaptan después a las concretas necesidades de sus automóviles. En concreto, su BAC Mono instala motores de procedencia Ford, que Cosworth pone a punto.

Cuando estén disponibles, iremos a por ello. Como mostramos con nuestro E-Mono con pila de combustible, podemos reaccionar con suficiente rapidez”, ha comentado Neil Briggs a la revista Autocar, al respecto del obstáculo que suponen las dificultades en la cadena de producción de trenes de potencia eléctricos para su adopción por parte de los modelos de la compañía

En las circunstancias actuales, estos fabricantes deben hacer frente a sus propias problemáticas. Fundamentalmente, afrontar su propia adaptación al paradigma de la nueva movilidad, lo cual exige que adecúen sus centros de producción para poder fabricar estos trenes de potencia eléctricos y sus baterías en grandes volúmenes. De este modo, tal y como Neil Briggs afirma y recoge Autocar, los fabricantes de nicho no son bien recibidos por ahora para poder acceder a una parte de esta producción.

Así, marcas como BAC aún habrán de esperar para poder incluir trenes de potencia eléctricos en los automóviles de su catálogo. Ya no es una cuestión de aguardar que los fabricantes tradicionales terminen de llevar a cabo su propia adaptación, sino que después habrán de comenzar con sus propias pruebas y el pertinente desarrollo del producto final. En este sentido, BAC también deberá afrontar un proceso que permita adecuar su plataforma actual a las necesidades de estos trenes de potencia eléctricos. Neil Briggs cifra en 300 o 400 kg el sobrepeso que implicaría recurrir a una solución que integre una batería, frente a los 100 kg de incremento de masa asociado a un sistema de pila de combustible. En este segundo caso, sería más fácil realizar la adaptación, ya que esta no exigiría, en primera instancia, cambios en sus frenos, suspensiones o neumáticos. Ahora bien, la limitada infraestructura relacionada con los automóviles que emplean hidrógeno, ya sea para su combustión o para alimentar su pila, supone otro obstáculo importante que no augura una temprana adopción de este tipo de mecánica para sus modelos.

Por tanto, aunque Neil Briggs defiende la electromovilidad como el futuro de la industria, también de sus propios modelos, aún habrá que esperar para que esta transición se produzca de forma definitiva. Ante esta realidad, BAC apuesta en el futuro próximo por los combustibles sintéticos o electrocombustibles.