El motor más exitoso de la historia, el Ford-Cosworth Indy V8

El motor más exitoso de la historia, el Ford-Cosworth Indy V8

El V8 de Ford que compitió en la F1, CART e IndyCar


Tiempo de lectura: 5 min.

La relación entre la estadounidense Ford y la inglesa Cosworth, viene desde el momento en el que los estadounidenses quisieron aportar tecnología a sus motores. El V8 de Ford que compitió en la F1, CART e IndyCar es el súmmum de esta relación, hoy vamos a conocer la historia del Ford-Cosworth Indy V8.

Antes de la incursión de Cosworth, en los años sesenta, Ford producía su propio V8 de aspiración atmosférica y movía sus válvulas a través de varillas de empuje. Este motor de 4,2 litros compitió exitosamente en la IndyCar embutido en el chasis de un Lola T90, tanto es así que A.J. Foyt consiguió la victoria de la Indy 500 en 1967. En esta década, el gigante estadounidense, se presentó en un nuevo escenario en el que nadie los esperaba, las competiciones europeas. Lo hizo a un nivel en el que sus rivales directos, GM y Chrysler, no se atrevieron a hacer.

Para los años setenta esta fórmula dejaría de funcionar, ya no valía instalar un gran motor y esperar a que las virtuosas manos del piloto les llevase a la victoria, la tecnología avanzaba al otro lado del Atlántico. Con ello y ante la participación de Ford en competiciones tan variopintas como la NASCAR, IndyCar, Las 24 Horas de Le Mans y la Fórmula Uno, buscaron soluciones para resultar competitivos en todas las competiciones, y confiaron al pequeño motorista de los East Midlands tal tarea.DFV

Gran parte de la fama popular de Cosworth proviene de su comunión con Ford

Desde la perspectiva estadounidense de la época, un motor de 2.650 centímetros cúbicos (161,7 pulgadas cúbicas si utilizamos el sistema defectuoso de medida) solo podría montarse en un discreto automóvil humilde. Pero en Europa las cosas se estaban haciendo de otra manera, la tecnología en los motores avanzaba a pasos agigantados. El resultado de esta unión entre Ford y Cosworth se materializó en el motor que cerró la brecha entre las carreras de monoplazas americanas y europeas, el Ford-Cosworth Indy V8.

Más conocido como Cosworth DFV, el Double Four Valve, desarrollado por Keith Duckworth y Mike Costin en 1967, mientras que el motor de Ford de varillas ganaba la IndyCar. El motor de Fórmula Uno llegaría a desarrollar 530 CV en las variantes posteriores, demostrándose que este campeonato era el rey indiscutible del mundo de las carreras. Todos los pilotos, desde Mario Andretti hasta James Hunt, pasando por Jackie Stewart, llevaron al límite este propulsor ganando campeonatos de pilotos.

El nacimiento de este motor no es casual, en 1966 entró en vigor la nueva reglamentación de Fórmula Uno que limitaba los motores a 3 litros de cilindrada. Y el gran culpable de la existencia del Ford-Cosworth Indy V8 es nada más y nada menos que el mismísimo Colin Chapman. Con un presupuesto de 100.000 libras se comenzó a desarrollar el DVF a partir del cuatro cilindros de la Fórmula 2. Se trataba del FVA, bloque que podía encontrarse en el Ford Cortina (o Lotus Cortina) debidamente adaptado para su uso en la calle.

ford lotus cortina 16

Colin Chapman y sus ideas siempre fueron un paso por delante

El motor de Fórmula 2 generaba 210 CV, por lo que el plan era unir dos de estos para general alrededor de 420 CV, una cifra nada desdeñable para los tiempos que corrían. El primer modelo en instalarlo sería el Lotus 49, un monoplaza diseñado alrededor de este propulsor. Al comienzo de su vida, el motor DFV sería exclusivo de Lotus, pero en pocos años se montaría en gran cantidad de equipos, entre los que está McLaren y Tyrrell.

Tras el indiscutible éxito del Cosworth DFV, el equipo privado “Vels Parnelli Jones” comenzó a desarrollar una variante DFX para la temporada de 1976 de la IndyCar. Ante el interesante proyecto, Cosworth tomó como suyo el reto y comenzó a desarrollar con el equipo esta variante, contradiciendo el ya mítico no replacement for displacement (no hay reemplazo para el desplazamiento, haciendo alusión a la mejora del rendimiento a partir del aumento de cilindrada).

Se disminuyó la cilindrada casi medio litro y se alimentó con metanol, incluyendo un turbocompresor para sobrealimentar este incombustible propulsor. De la Fórmula Uno se retiró en 1983, pero el DFX continuaría perfeccionándose y mejorándose hasta bien entrado el siglo XXI. Esto llevó al desarrollo de una nueva variante en 1989, la DFS, de carrera aún más corta, el último de la primera generación del Ford-Cosworth Indy V8. La línea continuó desarrollando la Serie X a partir de 1992, alcanzando hasta 850 CV de potencia.

Lotus P49

La vida profesional de este propulsor acabó en 1999, firmando algo mas de 30 años de éxito en el mundo de la competición

Según el ex director técnico del equipo de Fórmula Uno British American Racing, Malcolm Oastler, nunca hubo un momento en la historia en que una serie estadounidense de carreras de monoplaza fuera paralela a la Fórmula Uno en un grado tan significativo como en los días de gloria de la Serie X Cosworth V8. Gracias en parte al propio motor, pero también a profundos cambios en la ingeniería y en el reglamento por parte de la CART.

La última evolución del motor llegó con la denominación de DFY, con hasta 650 CV de potencia. Es el único propulsor que ha conseguido la ansiada triple corona en 1980, la victoria del Gran premio de Mónaco de Fórmula Uno, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis. En su haber tiene dos victorias en Le Mans, cinco títulos de pilotos en la Fórmula 3000, diez victorias en las 500 Millas de Indianápolis, nueve victorias absolutas en la CART, doce campeonatos de pilotos y diez de constructores de la Fórmula Uno.

CosworthDFSV8engine

 

 

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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