Coche del día: Volkswagen-Porsche Tapiro

Coche del día: Volkswagen-Porsche Tapiro

Un deportivo medio malogrado diseñado por Marcello Gandini


Tiempo de lectura: 7 min.

Dentro de la prolífica creatividad de Giorgietto Giugiaro, el Volkswagen-Porsche Tapiro fue uno de sus prototipos más interesantes, iniciando el diseño de numerosos deportivos dominados por el elemento de la cuña. Nuestro protagonista se basaba en el chasis de un Volkwagen/Porsche 914, y se presentó en 1970 en el Salón del Automóvil de Turín. Su curioso nombre viene de la similitud entre su afilado frontal y la alargada y prensil nariz de un curioso mamífero conocido como tapir.

La revolución estética en el diseño de automóviles en general y de deportivos en particular se inició en 1968 de la mano de Marcello Gandini, con la presentación del Alfa Romeo Carabo. Junto a Giorgietto Giugiaro y Paolo Martín constituyeron un trío de diseñadores que marcaron las líneas de diseño a seguir en la siguiente década.

Las formas redondeadas y musculosas empleadas en los deportivos se sustituyeron por líneas verticales y horizontales unidas por ángulos rectos y agudos. Para mejorar la aerodinámica más aún al diseño de cuña se le añadió una rebaja en la altura de la carrocería, motivo por el cual se hizo casi imperativo la utilización de puertas de apertura vertical o de ala de gaviota. El otro protagonista en la utilización del diseño en cuña era el Maserati Boomerang.

Volkswagen Porsche Tapiro 1

El Volkswagen-Porsche Tapiro está basado en el 914/4, pero detrás de sus asientos encontrábamos un motor de seis cilindros y 190-220 CV procedente del 911 S y retocado por Bonomelli Turing

El hecho de realizarse sobre un chasis de un deportivo medio como el Volkswagen/Porsche 914 pretendía demostrar que este nuevo estilo de diseño no tenía porqué reservarse a los superdeportivos. Fue el primer vehículo de producción en serie con motor central, con pretensiones deportivas gracias a su liviano peso, corta batalla y equilibrado reparto de pesos. Sus faros escamoteables le otorgaban un pequeño punto futurista.

Giuggiaro descubrió las grandes posibilidades a nivel comercial de ofrecer un Volkswagen/Porsche 914 vestido con una futurista carrocería cerrada dotada de puertas de apertura vertical y ventanillas curvadas. Propuso a Volkswagen su idea de prototipo, que ciertamente sedujo a los ejecutivos alemanes, por lo que se puso manos a la obra junto a su equipo de Italdesign, ya en 1969.

Para el desarrollo del Tapiro se tuvieron en cuenta como líneas maestras de su diseño la seguridad y la aerodinámica, aumentando el ancho de vías del 914 de partida debido a unas ruedas de mayor tamaño que las originales. Se mantuvo la batalla del original, pero experimentó algunas variaciones: reducción de la altura en 110 mm, aumento de la anchura en 100 mm y la longitud total aumentó en 75 mm, mientras que el voladizo trasero se redujo en 40 mm.

Volkswagen Porsche Tapiro 2

Sus medidas eran 4.060 mm de longitud, 1.760 mm de anchura, 1.110 mm de altura y 2.450 mm de batalla

Su afilada y plana delantera se ve continuada una carrocería de superficies planas, con una amplia e inclinada luna frontal y dos puertas de apertura lateral, abisagradas en el pilar central del techo y acristaladas hasta el mismo pilar, unido a la barra antivuelco. El capó trasero también es de cristal, con dos partes simétricas, para permitir ver el grupo propulsor.

Al igual que las puertas de acceso al habitáculo, son de apertura vertical, con lo que la visión del Tapiro con sus puertas y sus portones que configuran el capó trasero abiertos es cuanto menos espectacular. Es una curiosa forma de rematar una carrocería fastback.

Su interior es funcional, tapizado en cuero color “pico de ganso”, con un tablero de mandos dotado de los elementos imprescindible para la conducción: cuentavueltas presidiendo el centro y a los lados el velocímetro, indicadores de temperatura y presión del aceite y nivel de combustible y chivatos del freno de mano y de carga de la batería.

El Volkswagen-Porsche Tapiro y el Maserati Boomerang fueron los precursores de un nuevo lenguaje de diseño basado en la cuña y las líneas rectas y ángulos agudos, rompiendo las formas redondeadas y musculosas imperantes hasta la fecha

Uno de los mayores logros de Giuggiaro con el Volkswagen-Porsche Tapiro fue el de construir un vehículo totalmente funcional. La carrocería de acero estaba soldada al bastidor. A diferencia de la mayoría de los prototipos, que no son más que carcasas vacías o con chasis y mecánicas susceptibles de someterse a modificaciones serias, el Tapiro estaba en condiciones de ser producido en serie, a falta de algún elemento funcional como unos retrovisores.

No queda muy claro cuál era el propulsor. En un principio se pensaba que por lógica cronológica se presentase en el Salón de Turín de 1970 con la mecánica de cuatro cilindros del 914/4. En realidad, se presentó con un motor bóxer de seis cilindros y 2,4 litros obtenido de un Porsche 911 S de primera generación.

Esta preparación se realizó por la empresa Bonomelli Tuning durante el proceso de construcción del prototipo en los talleres de Italdesign. De este modo se anticiparon a los primeros Porsche 914/6 a la hora de presentar un modelo con un motor de seis cilindros. Este motor entregaba 190 CV en su versión de serie, pero se supone que después de la preparación por parte de Bonomelli Turing podía alcanzar los 220 CV.

Volkswagen Porsche Tapiro 6

La caja de cambios era manual, de cinco velocidades, que transmitían la potencia al eje trasero. La suspensión era independiente en ambos ejes, con barras de torsión longitudinales, barra estabilizadora y amortiguadores telescópicos hidráulicos en el eje delantero; en el eje trasero llevaba un doble eje oscilante, muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos hidráulicos. Las ruedas llevaban llantas de 8×15 pulgadas delante y de 9×15 detrás.

Era un prototipo plenamente funcional, pero no se produjo en serie porque tanto a Volkswagen como a Porsche no les cuadraba en su filosofía de marca ni en la posibilidad de un buen nivel de ventas

En teoría el Volkswagen-Porsche Tapiro tenía todas las posibilidades de producirse en serie: carrocería con diseño Giuggiaro ensamblado en los talleres de Italdesign sobre un chasis de un Porsche 914/4 con un motor de seis cilindros procedente de un 911. Pero ni Porsche ni Volkswagen se atrevieron a comercializarlo por diferentes razones.

Volkswagen vendió 115.646 unidades del 914/4 y Porsche 3.349 del 914/6. Además, la naturaleza rupturista del diseño del Tapiro rompía con la estrategia comercial de Volkswagen, y los clientes de Porsche no fueron seducidos por esta versión cerrada y diseño futurista del 914/6, ya decididos por el 911.

Volkswagen Porsche Tapiro 7

Su historia es paralela a la del Maserati Boomerang. Igualmente se exhibió en el Salón del Automóvil de Barcelona de 1973, siendo adquirido en el mismo salón por un empresario local. Posteriormente paso a manos del compositor argentino Waldo de los Ríos, afincado en Madrid.

Los Porsche 914/6 tenían la mala costumbre de incendiarse porque la gasolina desbordaba sus triples carburadores Weber debió a un fallo de los flotadores. La gasolina se derramaba por el cableado eléctrico y provocaba incendios repentinos, que fue lo que le ocurrió al compositor argentino durante un paseo por la Casa de Campo de Madrid.

Durante casi dos décadas el Tapiro permaneció abandonado después del suicidio de Waldo de los Ríos en 1977, en el jardín de su casa, donde vivía su viuda. Casi a finales de los 90 es descubierto por un coleccionista, siendo enviado a un desguace del norte de Madrid, avisando a Italdesign de su hallazgo. Hoy permanece expuesto sin restauración alguna en el museo de Italdesign en la ciudad de Moncalieri, Italia.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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