Allá por el ya lejano 1988, Renault puso en circulación uno de sus mayores éxitos: el Renault 19. Un coche que tenía una espectacular labor por delante: reemplazar en el mercado al Renault 9 y al Renault 11, dos best seller de la firma francesa. El cambio frente a estos fue totalmente radical, gracias a una inversión, según se dice, equivalente a 1.000 millones de euros para obtener un coche que sentó las bases del siguiente éxito de la firma: el Mégane.
Dichas bases eran muy simples: versiones para todo y para todos, varias carrocerías –tres y cinco puertas, sedán y descapotable, pero sin versión familiar–, motores para todas las necesidades e incluso una versión deportiva, el Renault 19 16 válvulas, un coche que fue todo un referente para los fanáticos de los coches en su momento. Sin embargo, nunca se llegó a ofrecer una variante que pudiera hacer frente, por ejemplo, al Volkswagen Golf G60 –con el que coincidió brevemente– ni tampoco con el Golf VR6 que llegó después y con el que convivió algo más de tiempo. No la tuvo, aunque pudo tenerla, pues BEREX, la oficina de diseño e investigación experimental de Renault, con sede en Dieppe, trabajó en un Renault 19 con moto turbo y carrocería hipermusculada.
El punto de partida para el este “super Renault 19” era el apreciado 16 válvulas, el cual, recibía un cambio notable en su carrocería, pues el objetivo final de esta versión era la homologación del modelo para el Grupo A de rallies, pero también para el Mundial Kit Car. Por eso, los responsables del proyecto desarrollaron dos versiones: una con tracción total y otra con tracción delantera. Los Kit Car era todos de tracción delantera y era, además, muy rápidos y espectaculares en pista, lo que generaba mucha afición y por tanto, una enorme publicidad.
La información sobre este Renault 19 turbo es muy limitada y tan solo existen dos fotografías, ambas procedentes de L’Automovile Magazine, una revista francesa. En dichas fotos se puede apreciar los cambios que sufrió el R19, aunque también afirma que era un coche asimétrico, con el lado izquierdo, no visible en las fotos, mucho más exagerado, al estilo Lancia Delta HF Integrale. El segundo prototipo era de color rojo, pero no sabemos cuál de los dos tenía la tracción total…
Por otro lado, sí sabemos algunas cosas sobre su apartado técnico. Bajo el capó, por ejemplo, había un motor 1.8 turbo, que se conocía internamente como F7P, el cual, en su versión de competición, rendía algo más de 300 CV, mientras que la versión destinada a la homologación, es decir, la de producción, rondaba los 180 o 190 CV en la variante de tracción delantera. El cambio era manual de seis relaciones, una solución muy poco habitual en aquellos años. Este bloque de 1.8 litros y culata de 16 válvulas resulta ser el mismo que montaba el R19 16 válvulas y el Renault Clio 16 válvulas, que en ambos casos, y siempre con aspiración atmosférica, rendía 140 CV.
Se desconoce el destino de ambos prototipos, pero es muy posible que los dos fueran destruidos tras la cancelación del proyecto.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS