Coche del día: Rolls-Royce Phantom VII

Coche del día: Rolls-Royce Phantom VII

Simplemente, el coche más lujoso del mundo


Tiempo de lectura: 4 min.

Rolls-Royce. Todos conocemos este nombre, a nadie se le escapa que se trata de uno de los fabricantes de coches más excelsos, lujosos, caros y deseados del mundo. La mayor muestra de poderío económico que se puede hacer sin siquiera abrir la boca. Un Rolls-Royce es opulencia, es refinamiento y sí, es dinero, mucho dinero. ¿Qué pensarían Charles Rolls y Henry Royce si ahora vieran cómo ha evolucionado su empresa? Seguramente estaría muy orgullos de lo que han logrado unos alemanes.

No obstante, Rolls-Royce no siempre ha sido la poderosa firma que es actualmente, a finales de los años 90 la firma británica había entrado en decadencia y cada año era peor que el anterior. Sirva un dato para dar forma a la situación: en 2002, Rolls-Royce vendió tan solo 40 unidades en Reino Unido, pero Bentley le superaba 10 a 1. Es decir, por cada Rolls vendido, se vendían 10 Bentley. La máxima de uno de los fundadores, Sir Henry Royce, era “lucha por la perfección en todo lo que hagas”, pero en aquellos momentos, Rolls-Royce no podía siquiera pensar en perfección alguna.

Por suerte, llegó BMW y la compañía del Espíritu del Éxtasis, pudo salir adelante. Se trata de una historia bastante interesante, aunque la vamos a dejar para otra ocasión y nos vamos a centrar en la primera creación de BMW a los mandos de Rolls-Royce, o mejor dicho, del primer Rolls-Royce de la era BMW. Corría el año 2003 y ese coche era el Rolls-Royce Phantom, el buque insignia de la firma británica. Un automóvil que presumía de haber contado con un equipo de ingenieros dedicado a su creación durante cuatro años, en los que se empleó como inspiración la máxima del señor Henry Royce antes mencionada.

rolls royce phantom (3)

Cuando se conoció que BMW había comprado Rolls-Royce, los rumores y las especulaciones no tardaron en llegar. Unos afirmaban que veríamos un Serie 7 alargado y adaptado, otros que Rolls perdería su personalidad y había quien, con buen criterio, decía que en BMW no eran todos y que podría ser el comienzo de una nueva era para Rolls-Royce. Y así fue, se abrió una puerta al nuevo Siglo, aunque cabe aclarar que BMW, en realidad, nunca compró Rolls-Royce, marca que está en poder de la división de motores de avión, lo que compró, además de la fábrica con todos los activos y esas cosas, fueron los derechos para usar el nombre de Rolls-Royce en automóviles.

Pero esto también es muy importante, lo que realmente importa, el resultado del trabajo. A las 00:01 del 1 de enero de 2003 el Phantom VII hizo su debut mundial como primer modelo de la firma británica comandada por BMW y la reacción fue casi unánime. El coche desprendía presencia, con unas proporciones muy clásicas, pero también con cierto atrevimiento y algo de excentricidad para la marca y para el segmento al que iba dirigido. Por supuesto, hubo quien lo criticó por sus formas cuadradas, por su enorme calandra, casi desproporcionada –hoy en día, de lo más normal, pero no en 2003–, pero cuando se abría la puerta y se accedía al interior, se acababa olvidando porque además de ser un auténtico Rolls-Royce –a pesar de algunos mandos o sistemas procedentes de la compañía alemana–, con una calidad, un cuidado por los detalles y una artesanía casi sin igual.

Lo mejor de todo era que BMW puso el dinero, las exigencias y dejó trabajar a la gente de Rolls-Royce, quienes crearon un coche totalmente nuevo, desde la plataforma hasta las suspensiones o sistemas auxiliares. De BMW solo se tomó el motor V12 de 6.749 centímetros cúbicos con pistones de carrera larga –84,6 milímetros de diámetro y 92 milímetros de carrera– y nada de sobrealimentación algunas, era un propulsor atmosférico, diseñado y surgía de una adaptación de un nuevo V12 de BMW que, en teoría, era exclusivo para la compañía británica. Rendía 460 CV a 5.350 revoluciones y 730 Nm de par a 3.500 revoluciones. En esta ocasión, aquello de “la suficiente” cuando se preguntaba por la potencia de un Rolls se dejó de lado.

rolls royce phantom (2)

Aunque los datos de prestaciones de un Rolls-Royce no suelen importar demasiado, no está de más conocer que era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos, con una aerodinámica a que a simple vista es la misma que la de una caja de zapatos y que para colmo, pesaba 2.570 kilos.

El precio del Rolls-Royce Phantom, en 2003 y sin impuestos, era de 320.000 euros, que ascendían hasta los 409.600 euros con cuando se añadían todas las cargas que había por entonces en nuestro país. Era el coste a pagar por tener el coche que BMW describió como “simplemente, el coche más lujoso del mundo”, pero que también fue el Rolls-Royce más avanzado tecnológicamente.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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