La letra Z acompañando al nombre de Nissan, suele significar un par de cosas: sensaciones y deportividad. Se trata de una asociación muy antigua, más o menos desde la década de los 60, aunque para ser justos, Nissan y Z no se unieron hasta bastante tiempo después. En realidad, las primeras pinceladas fueron de la mano de Datsun con sus Fairlady Z, que forjaron el camino para los Nissan.

El último miembro de tan ilustre saga es el Nissan Z –así, sin más–, el cual se dijo que se llamaría 400Z, pero no, en realidad acabó siendo simplemente Z. Un coche que no llega a nuestras carreteras, y que no llegará a no ser que alguien se lo traiga por su cuenta y riesgo desde Estados Unidos. La última iteración de esa asociación de nombres y letras que recorrió las carreteras europeas, fue el Nissan 370Z y de este, el más radical y deportivo, el Nissan 370Z NISMO, dejó una huella que todavía muchos buscan en el mercado de ocasión.

No en balde, el Nissan 370Z NISMO hacía acopio de toda la experiencia de Nissan con automóviles de altas prestaciones –que no es poca– y de toda la herencia de los Fairlady Z. Era el segundo modelo que recibía el apellido NISMO después del Nissan Juke NISMO y era el primer deportivo que llegaba Europa con dicha denominación –el Juke es un SUV, no un deportivo–. Además, el 370Z NISMO que llegó a Europa contaba con una configuración específica, no era el mismo automóvil que se vendía en Estados Unidos o en Japón.

Comparado con el Nissan 370Z “a secas”, modelo que se puso en circulación para reemplazar al 350Z, los cambios se notaban desde el primer momento. El frontal era diferente, con elementos aerodinámicos específicos, se montaba un alerón trasero que el 370Z normal no tenía, las llantas eran también exclusivas del NISMO, mucho más llamativas y ligeras, contaba con faldones laterales –todo ello con fines aerodinámicos– y por supuesto, con una serie de elementos que afectaban a su comportamiento en carretera. Cosas como la suspensión más corta y firme, al tiempo que los frenos recibían latiguillos nuevos y un líquido más resistente a la temperatura.

El motor era el mismo que en el resto de versiones, un V6 atmosférico de 3,7 litros, que rendía 344 CV a 7.400 revoluciones y 371 Nm de par a 5.200 revoluciones. El cambio era manual de seis relaciones –con sistema que realizaba el punta-tacón de forma automática– y toda la potencia llegaba al eje trasero, que empujaba el conjunto hasta los 100 km/h desde parado en 5,2 segundos y podía llegar a los 250 km/h si el conductor seguía con el acelerador en la moqueta.

Cuando el Nissan 370Z llegó al final de su vida comercial, el 370Z NISMO se marchó con él y dejó nuevamente a Europa sin los Fairlady Z, pero repleta de SUV híbridos como el Nissan Qashqai e-Power y el Nissan X-Trail e-Power. Además, es muy posible que los Nissan Z ni vuelvan a pisar tierra europea, a no ser que se conviertan en eléctricos.