El Mercedes A250e sedán es el “Mercedes con motor Renault” que me compraría

El Mercedes A250e sedán es el “Mercedes con motor Renault” que me compraría

Es híbrido enchufable, es decir, tiene etiqueta cero, pero también 218 CV y nada menos que 450 N de par


Tiempo de lectura: 10 min.

Está todo empapado porque ha llovido bastante, y además, dadas las fechas en las que estamos, las carreteras están llenas de hojas. Es una estampa realmente bonita, como siempre ocurre en otoño, pero también deja las carreteras en una situación delicada que, por lo general, mucha gente no tiene en cuenta. La lluvia y las hojas no son buena combinación, el agarre al asfalto es nulo, o muy precario en según que tramos, y salir a conducir requiere prudencia. El caso es que tengo en el garaje un Mercedes A250e sedán anterior al restyling, equipado con el paquete AMG Line, que tiene algo que me gusta y me apetece salir a rodar. También hay que sacarle las fotos y la luz, así como los paisajes, son idóneos para capturar unas buenas imágenes.

Miguel ya espera que vaya a recogerle y, más o menos, tenemos escogida la zona donde sacaremos las fotos. Así, pues, bajo al garaje, me pongo a los mandos del Clase A sedán, y partimos en busca del señor Miguel, un pequeño tramo por urbano donde apenas gastaré gasolina a pesar de que no queda una gran cantidad de carga en la batería. De hecho, seguramente tenga una autonomía de no más de tres o cuatro kilómetros.

Es algo que siempre me ocurre con los híbridos enchufables, la carga de la batería apenas dura un puñado de kilómetros –menos de los que anuncia el fabricante, que nadie lo dude– y luego poder cargarlos es un auténtico tostón y eso que ahora tengo un par de cargadores cerca de casa, pues me mudé hace no mucho. Sin embargo, los dos me piden aplicación específica y registro para poder cargar, cobran, uno, 0,43 céntimos el kWh y el otro, 0,45 céntimos, eso sin contar que si no retiro el coche en cuanto se complete la carga, me cobrarán por cada minuto que el coche esté en la plaza. En casa pago unos 0,11 céntimos el kWh –siempre, sin cambios de tarifa a lo largo del día y con I.V.A. incluido–, es una diferencia de más del triple… Y a eso, hay que sumarle el tiempo que tendría que estar el coche ahí conectado y a mí perdiendo el tiempo por la zona no sea que se me pase la hora y me cobren de más.

Lo he dicho en alguna ocasión, no soy contrario a los eléctricos, pero es evidente que todo lo que rodea a la carga y a la autonomía me resulta una molestia. Por un lado, tener que instalar una aplicación en el teléfono… ¿Qué costará poner un lector de tarjetas o un monedero, para que se pueda pagar la carga como en cualquier otro sitio? Por otro lado, el precio me parece carísimo si lo comparo con lo que pago en casa y el tiempo que tengo que invertir, sin apenas poder moverme del sitio, para cargar el coche, también me supone un escollo. Si, es genial moverte de vez en cuando sin gastar gasolina, en silencio, pero eso también lo puedo hacer con un híbrido convencional –o autorrecargable, como todo el mundo se empeña en destacar–.

Mercedes A250e AMG Line 13

¡¡Horro!! ¡¡Lleva el motor Renault!!

Todo esto lo podemos resumir rápidamente con decir que estoy a la espera de que Miguel baje de su casa, con apenas un 2% de batería, y todo apunta a que no vamos a cargar. Y no lo hicimos, partimos hacia la zona que se nos había ocurrido para las fotos con ese 2% de batería, que como cabe esperar, se agotó pocos kilómetros después. Lo bueno es que el sistema híbrido enchufable de Mercedes trabaja bastante bien y aunque la instrumentación indique que la carga de la batería está agotada, en realidad siempre se cuenta con un poco de electricidad; el sistema de recuperación de energía parece hacer bien su trabajo y es capaz de otorgar energía, incluso, para circular por la urbe en modo eléctrico.

Mientras íbamos de camino al lugar que habíamos escogido, el coche volvió a transmitirme esa sensación de que había algo que me gustaba, algo que me invitaba a seguir sumando kilómetros, pero no lograba reconocer qué podría ser. Es un coche agradable de conducir, puedes circular por la urbe y por carretera con soltura y sin perder ni un ápice de “ese algo”. Solo puedo ponerle una pega, y es el tacto del freno, que en su primer tramo es muy, muy blando –también ocurre en otros modelos de la firma alemana–. El caso es que mientras enlazaba curvas, con mucha fluidez, todo sea dicho, Miguel hizo la pregunta del millón: ¿lleva el motor Renault?

Este tema me ataca un poco los nervios, pues parece que todo el mundo se ha empeñado en catalogar las cosas como no son. El Mercedes A250e monta el propulsor de cuatro cilindros, 1.330 centímetros cúbicos y turbo, que se fabrica en la planta de Renault en Valladolid –en las antiguas instalaciones de F.A.S.A.– y que es el resultado de un desarrollo conjunto entre Renault-Nissan y lo que entonces se llamaba Daimler –ahora es Mercedes-Benz Group AG–, pero que fabrican los franceses en España, porque los alemanes no tienen capacidad para la producción a tan alta escala. Que tenga logotipos de Renault es, básicamente, porque lo fabrica Renault, pero con estándares de calidad de Mercedes. De hecho, los alemanes no pondrían nunca nada que no superara sus estándares de calidad, y eso lo sabe todo el mundo.

Por tanto, la respuesta es sí, el Mercedes A250e sedán lleva “el motor Renault” en su versión de 163 CV, asistido por un motor eléctrico, con lo que se consigue, según datos oficiales, 218 CV y 450 Nm de par. Un conjunto que trabaja junto a un cambio automático de doble embrague con ocho relaciones de funcionamiento muy suave y casi imperceptible; y digo casi, porque siempre hay alguna situación en la que aparece algún tirón; la gestión electrónica, a veces, se encuentra con una marcha inadecuada en ciertos momentos, como el típico acercamiento a un cruce, donde se deja de acelerar suavemente para, casi acto seguido volver a acelerar porque no viene nadie y la transmisión se encuentra en pleno cambio de una relación a otra o, por ejemplo, con el embrague abierto. Nada que enturbie, en realidad, el buen resultado global del coche.

Mercedes A250e AMG Line 10

La cuestión del motor, que incluso muchas revistas aprovechan para multiplicar las visitas, pasa a un segundo plano cuando ruedas con el coche. La parte mecánica es fabricada por Renault, sí, pero todo lo demás es 100% Mercedes y se nota. Si soy sincero, no tendría ningún problema en tener un A250e sedán en el garaje con los papeles a mi nombre, incluso con su condición de híbrido enchufable. Me gusta como empuja, pero también me gusta que no está aislado del todo, el motor se siente, llega sonido al habitáculo y pequeñas vibraciones que te conectan un poco más con el coche. No es nada exagerado, pero le otorga personalidad y ofrece algo más de sensaciones que en otros coches. Además, puedes aplastar el acelerador contra moqueta o gestionarlo más suavemente, que el grupo motor responderá con contundencia, no en balde, hay 450 Nm de par y eso se tiene que notar –y se notan–. Yo prefiero un accionamiento del acelerador más gradual, el típico “a punta de gas”, para luego, hundir el pedal poco a poco, de forma progresiva. De esta forma, el empuje del motor es notable, pero lineal y, al menos para mí, adictivo.

Buen comportamiento rutero, pero asientos con poca sujeción

El tema del origen del motor, la verdad, duró nada y menos, no fue una cuestión a la que dedicamos mucho tiempo porque, si funciona bien, que lo hace, nos importa poco, al menos a mí me importa poco. Si las cosas están bien hechas, bien hechas están y no importa quién sea el responsable. Si es cierto que, por ejemplo, los consumos, se ven bastante influidos por la carga de la batería y por el tipo de conducción que se lleva a cabo. Se puede rodar con cifras que rondan entre uno y dos litros, o bien, ser testigos de como puede llegar a subir hasta los ocho litros, aunque claro, en este último caso el ritmo es bastante alto, algo que, por cierto, el coche acepta bastante bien, no debemos olvidar que era un AMG Line.

Así, en términos generales, el A250e sedán ofrece un tacto que invita a conducir, es un coche que, como he dicho antes, resulta agradable de conducir en todo momento. La suspensión es firme, no dura ni incómoda, pero se nota claramente que hay firmeza y hay control de la carrocería. El volante, de aro grueso, también ofrece un tacto agradable, aunque la dirección no genera mucha información, algo ya totalmente normal en básicamente cualquier coche. Sin embargo, los asientos, aunque bonitos y cómodos, no agarran tanto como sería deseable, lo que resta confianza en según que curvas, y por tanto, apurar el agarre del coche se torna en algo que me resultó desagradable. No estaba cómodo atacando curvas a velocidad muy elevada por esa falta de sujeción de los asientos, aunque tampoco me importó demasiado porque el coche es muy rutero.

Puedes rodar por carreteras retorcidas con dinamismo y con margen para divertirte, pero me dio la impresión que el coche estaba más a gusto en tramos algo más amplios en los que se puede mantener un ritmo constante y rápido, donde el límite lo ponen antes los asientos que el agarre disponible, al menos en mi caso. No es la primera vez que disfruto más en carreteras con curvas de radio amplio y rectas de longitud, digamos media, donde apenas hace falta frenar y puedes “fluir” con la carretera. No todo es correr como si escaparas de la policía, hay ocasiones en las que el simple hecho de conducir ya es más que atractivo o, quizá, es que me hago mayor y veo placer en otras cosas…

Mercedes A250e AMG Line 6

La cuestión es que el Mercedes A250e sedán me gustó, en general, en todos los aspectos. Es agradable de conducir, puedes disfrutar de vez en cuando y es bastante usable en el sentido de que sirve para todo. Si buscas un coche muy grande y con un maletero enorme, lo mejor es que sigas buscando, el Clase A sedán híbrido enchufable se queda corto de maletero –no llega a 350 litros por poco– y tampoco es especialmente amplio en las plazas traseras, pero si no necesitas un coche muy grande, quizá deberías echarle un vistazo. Incluso en la cuestión estética me gusta, y eso que no soy fan del tono plateado que tenía la unidad que nos prestaron.

No obstante, esta versión ya no la tienes en las tiendas, a no ser que algún concesionario mantenga unidades en stock, tendrás que buscar uno de segunda mano, detalle que, por cierto, tampoco me parece una pega. Solo deberías tener un cargador a mano –preferiblemente en casa– para poder explotar todas sus virtudes.

Galería de fotos

 

Mercedes A250e sedán

43382 euros
Mercedes A250e sedán
7.1

Comportamiento en carretera

7.5/10

Comportamiento en ciudad

7.5/10

Confort

7.0/10

Consumo

7.0/10

Habitabilidad

7.0/10

Infoentretenimiento

7.5/10

Prestaciones

7.5/10

Relación valor/precio

7.0/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

5.0/10

A favor

  • Agrado de conducción
  • Consumos con batería cargada
  • Diseño

En contra

  • Asientos con poca sujeción
  • Tacto blando del freno
  • Menús complejos del sistema multimedia
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Enjeniero
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Enjeniero

“Este tema me ataca un poco los nervios, pues parece que todo el mundo se ha empeñado en catalogar las cosas como no son”. A mi también me parece que Mercedes se ha empeñado en catalogar las cosas como no son. ¿Un “Mercedes 250” (sea A,B,C o Y..) con un motor 1.3 de otra marca?. Haber puesto un logotipo con A130E y una placa con “Powered by Renault” y así todos contentos. ¿O no?.


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Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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