Coche del día: Lancia Stratos Zero

Coche del día: Lancia Stratos Zero

El bellísimo prototipo precursor del Lancia Stratos


Tiempo de lectura: 6 min.

El Lancia Stratos Zero fue presentado en el Salón de Turín de 1970. Era un prototipo basado en el Lancia Stratos, como su nombre indica, y salió de la mano de Marcello Gandini y el equipo de su estudio de diseño, que trabajaban para la firma Bertone. Posteriormente daría lugar al nacimiento del legendario Lancia Stratos de calle. Fue uno de los máximos exponentes de la corriente de diseño que se conocía como Wedge Design.

Su carrocería presenta la característica forma de cuña de los prototipos de los deportivos italianos de finales de los 60 y principios de los 70. Todo lo que salió del estudio de diseño Bertone sentó cátedra en el mundo del diseño del automóvil durante las dos décadas siguientes. Sus impactantes líneas y ángulos rectos que diseñaban formas casi imposibles o sus faros escamoteables -no en este caso- resultaban cuando menos apasionantes. Casi siempre eran prototipos funcionales: Alfa Romeo Iguana, Volkswagen-Porsche Tapiro, Maserati Boomerang

Uno de los aspectos más destacables de este prototipo es su reducido tamaño, pues tan solo mide 3.580 mm de longitud y unos sorprendentes 840 mm de altura. Se le podía encuadrar en el segmento A actual -por tamaño- y muestra una carrocería coupé de dos puertas con un motor dispuesto en el eje longitudinal en posición central-trasera. La ubicación de la rueda de repuesto es realmente rebuscada:

Lancia Stratos Zero 04

El propio Nuccio Bertone contaba que cuando presentó con el coche en la sede de Lancia se coló por debajo de las barreras de seguridad que daban acceso al complejo: “(…) después de esto el guarda subió la barrera. Fue una entrada inolvidable, en mitad de esa multitud apagué el motor y salí de mi nave espacial”. Por cierto, fijaos en la instrumentación, un anticipo analógico a una tableta moderna.

Resultaba un prototipo muy pequeño e increíblemente bajo, con 840 mm de altura, menos que el asiento de algunas motos

Su carrocería de fibra de vidrio se presentaba en un llamativo color naranja oscuro, aunque al poco tiempo se pintó en color plata, luciéndo durante casi tres décadas. Hasta el año 2000 no recuperó su color naranja original, tras un proceso de restauración llevado a cabo en las instalaciones de Bertone. A continuación veremos imágenes tomadas en 1970, donde se le ve ya plateado.

Es tan bajito -la línea del techo queda por debajo de la cintura de una persona de estatura media- y tan afilado que no se puede afirmar que tenga calandra frontal, más bien un fino y alargado canto donde se aloja una estrecha tira de luces. El acceso al habitáculo -no apto para claustrofóbicos- se realiza por el parabrisas delantero (canopy, cubierta transparente en inglés) que desempeña la función de un portón de apertura vertical. Como en un avión de combate, véase este Lockheed F-104 Starfighter, aunque este ejemplo concreto abate la cúpula hacia un lateral:

Lancia Stratos Zero 05

Fotografía: Rainer W. Schlegelmilch

Para acceder al habitáculo diseñado para dos ocupantes hay que realizar ejercicios de contorsionismo, pues se va literalmente tumbado y con las posaderas muy cerca del asfalto. Para facilitar el acceso la columna de la dirección se dobla hacia afuera, si no resulta casi imposible acceder al asiento del conductor; después se recupera su posición inicial. Estas dos extravagantes soluciones eran imprescindibles para respetar la escasa altura del prototipo y mantener su naturaleza totalmente funcional.

Su línea lateral tiene una definida forma de flecha, sin puertas y con unas bonitas y discretas entradas de aire para la admisión del motor, visibles en el Stratos de producción. Los neumáticos traseros son notablemente más grandes que los delanteros y proceden del mundo de la competición. La zaga muestra unas líneas limpias y unos espectaculares pilotos cuyo contorno rodea en su totalidad la rejilla trasera. Una doble salida de escape central remata esta trasera. No menos sugerente resulta la visión de la tapa del motor, constituida por una serie de lamas con forma de punta de flecha.

A su interior se accedía abriendo el parabrisas delantero a modo de puerta, se inclinaba el volante hacia adelante y te tumbabas literalmente en los asientos

El Stratos Zero se movía gracias a un motor Lancia V4 de 1,6 litros de cilindrada, derivado del que llevaba el Lancia Fulvia, con un bloque de cuatro cilindros que formaban una V estrecha y que entregaba 115 CV oficiales, que debidamente afinados podían conseguirse hasta 132 CV. Eran más que suficientes para mover sus escasos 700 kg de peso. La caja de cambios manual iba en posición transeje y transmitía la potencia a las ruedas traseras.

Lancia Stratos Zero 09

Fotografía: Rainer W. Schlegelmilch

Este prototipo permaneció durante muchos años en la colección particular de Bertone, hasta que la delicada situación económica de la empresa obligó a deshacerse del Stratos Zero y otras joyas de la colección. Subastado en 2011, pasó a manos de otro apasionado de los deportivos por poco más de 761.000 euros, un bajo precio para el vehículo del que estamos hablando. Se dejó ver por última vez en el Concorso d´Eleganza Villa d´Este de 2018. Su último dueño conocido es el millonario y coleccionista californiano Philip Sarofim, que además lo saca a pasear.

A mediados de este año salieron a la palestra unas imágenes virtuales de una versión actualizada del Lancia Stratos Zero, más moderna y agresiva, pero sin intención de saltar al mundo real. Conserva su personal y afilada línea en forma de cuña y respeta la altura de 840 mm, pero sustituyendo las formas triangulares de la tapa de acceso del motor por otra en forma de rejilla y unas nuevas entradas de aire. La zaga sí es diferente, con un escape integrado en el paragolpes, difusores a ambos lados y unos grupos ópticos LED. Resultaría interesante verlo plasmado en la realidad.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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