Lamborghini es un fabricante que no necesita presentación, se ha ganado a pulso su reputación y hoy es un referente. No cabe duda que su integración en el Grupo Volkswagen-Audi le sentó muy bien, con una clara ganancia en fiabilidad, calidad de construcción y sí, también en comportamiento. De todas formas, como ocurre siempre, hay quien afirma que los Lamborghini eran más genuinos cuando la marca era independiente, aunque también eran más delicados. Pero hay una cosa que VAG se encontró cuando llegó y decidieron desarrollar la idea: un motor V10.

Uno de los coches más vendidos de la historia de Lamborghini, el Gallardo, fue el encargado de estrenar el propulsor V10, una novedad mundial para la firma italiana que siempre había apostado por los V8 y los V12. Pero ese motor no fue idea de VAG, en realidad fue cosa de la propia Lamborghini, que comenzó a trabajar en él allá por la década de los 80, con el Lamborghini P140, un prototipo que debería haber sido el reemplazo del Lamborghini Jalpa, pero que, finamente, se quedó en el tintero porque la marca, que no andaba muy boyante en cuanto a dinero se refiere, tuvo que reconducir sus gastos hacía el desarrollo del Lamborghini Diablo, el sustituto del mítico Countach.

A mediados de los 80, en la firma italiana creían que había que cerrar la brecha entre el Jalpa y el Countach, era necesario un modelo “medio” para aquellos que buscaban algo más que un Jalpa, pero menos que un Countach, tanto en términos de velocidad, tamaño y, obviamente, precio. Es ahí donde apareció la idea de un propulsor V10, que sería vestido nuevamente por el genial Marcello Gandini, quien ya había dado forma al Lamborghini Countach. Y el resultado fue un coche que mantenía las líneas básicas de un Lamborghini, pero no era tan exagerado como un Countach ni recurría a las soluciones tan ochenteras como el Lamborghini Urraco o el Jalpa. Además, ya se pueden encontrar algunos rasgos que se verían, evolucionados, en el Diablo.

Sin embargo, una de las cosas más importantes del Lamborghini P140, estaba colocada en posición trasera central, por detrás de los asientos. El motor era, como se ha comentado ya, un V10, una configuración nueva para la marca, que tenía cuatro litros de cubicaje, doble árbol de levas, cuatro válvulas por cilindro, inyección… rendía, según datos de la época, 372 CV a 7.000 revoluciones y 390 Nm de par a 5.500 revoluciones. Al parecer, el motor fue diseñado, desarrollado y fabricado en tan solo siete meses. Dicho motor se montaba en un chasis fabricado con fibra de carbono.

Como ocurría en muchas otras marcas italianas, los registros eran un desastre y no se sabe si se fabricaron tres o cuatro unidades del P140 en 1987. Si se tiene claro que se fabricó una unidad de color naranja, un coche totalmente funcional que tenía como objetivo probar el V10 en el anillo de Nardo, y otra de las unidades se pintó de rojo. Hubo un prototipo semi funcional que se pintó de blanco.

El desarrollo del Lamborghini P140 se dejó de lado para invertir todo lo posible, que no era mucho, en el Lamborghini Diablo. No obstante, Lamborghini fabricó otro prototipo con motor V10 y lo llamó Cala, con Audi ya en el accionario de la compañía.