La gran nación insular, la escala que en la mesa de redacción de espíritu RACER esperábamos con los brazos abiertos y la pluma cargada de sensaciones acumuladas. No tanto de lo que se pueda informar acerca de un modelo que ya fue presentado, analizado, probado, acelerado, su motor V16 escuchado y todo sufijo terminado en ado. Japón y su reconocible –y reconocida– diversidad de paisajes. Tokio y su identificable diversidad de paisajes. Ver al Bugatti Tourbillon pasearse por los puntos que para un coche tan exótico debe ser parada obligatoria, convierte a la sesión fotográfica en la noticia. Aunque, deben saber, me siento un tanto decepcionado.
No, no es un Bugatti trabajado por Liberty Walk, que tras revelar las modificaciones a las que acostumbra someter a superdeportivos de ayer, en casos específicos que considera que reúne los méritos suficientes procede a enseñarlos por las rutas más icónicas de la capital. No. El Tourbillon que se ha presentado en Japón es un coche oficial, es parte de la gira mundial que la empresa se ha trazado. En Japón, pero también en Singapur como parte de esta misma ruta. Se ha dejado fotografiar entre la naturaleza del monte Faber y las luces humanas de la noche que caía, a su paso, sobre la ciudad.
Pero focalizando en su andar por Japón, por unos minutos este Bugatti Tourbillon pretendió ser lo más tecnológico entre toda la electrónica que aglomera Akihabara, el convocante epicentro comercial. Mucho color y una postal que aprueba. ¿Postal lograda? Me quedan muchas dudas. Siento que Bugatti se perdió una gran oportunidad, que no le sacó todo el jugo a la locación. Es obvio que la selección de imágenes publicadas el pasado seis de diciembre debe constituir apenas un uno por ciento de toda la producción. ¡Cuánta mezquindad, franceses!
Lo cierto es que Bugatti podría haber soltado algo más de lo que está claro que se guardó, que nos podría haber regalado un álbum por cada locación. En el caso del Akihabara, apenas una foto con los comercios de fondo y el Tourbillon de cuerpo entero, y otra toma desde adentro del hypercar, en la que, interponiéndose a uno de los locales que en ese momento seguía abierto, asoma el vanguardista cuadro de instrumentos, uno de los principales atractivos del modelo. ¡Devolución de gentilezas! Del coche al reloj y ahora del reloj al coche, porque en 2022 la marca, junto a Jacob & Co, ya nos adelantaba lo que vendría con el sucesor del Chiron: una réplica en miniatura del W16 adentro de un reloj de la firma de accesorios de lujo.
¡Era con la multitud! A lo publicado por Bugatti le falta ese no se qué. El coche ante todo, sin la intervención humana, por supuesto. Sobre todo si el exterior se lleva a cabo a las puertas del imponente santuario de Kashihara-jingu o alrededor de los bambúes de Wakatake no Mori, en Tochigi, pero en Akihabara, donde la mano del hombre en el apartado tecnológico, su ingeniería más moderna, lo es todo, ameritaba rodear al Tourbillon de la marea de lugareños y turistas de ocasión. Hablamos, precisamente, del sucesor del Chiron. Era la oportunidad de compartirnos algo mucho más generoso, mucho más de colección.
Mauro Blanco
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