Hay que reconocer, indudablemente, que Lamborghini está en uno de sus mejores momentos. Bate sus propios récords de ventas año tras año, incluso antes de poner en circulación el “SuperSUV”, el Lamborghini Urus, no paraban de mejorar sus ejercicios gracias a coches como el Lamborghini Gallardo y luego, al Lamborghini Huracán. Pero ha tenido que llegar una gran compañía, como Volkswagen, para que la firma del toro despegara y dejará los problemas a un lado. No podemos olvidar, que Lamborghini ha pasado muy malas rachas, incluso estando bajo el control de Chrysler, que no supieron explotar el potencial de la firma, aunque debemos reconocer el mérito de lanzar al mercado el Lamborghini Diablo.
No obstante, el Diablo no era perfecto, ni mucho menos, ni tampoco eterno. Cuando Volkswagen tomó el control del toro de Sant’Agata, el Diablo estaba llegando al final de su vida comercial y había que poner en marcha un proyecto para reemplazarlo. Antes de eso, se sacaron de la marca en Lamborghini Diablo GT, una de las versiones más radicales y deportivas del modelo, del cual, se hicieron muy pocas unidades. Y mientras tanto, el primer Lamborghini de la era Volkswagen estaba tomando forma. Ya se había estado estudiando diferentes opciones para ocupar el lugar del Diablo antes de que llegaran los alemanes, pero finalmente no se llegó a poner ningún proyecto en marcha. Uno de esos proyecto, el Lamborghini Canto, contó, según se dice, con cinco unidades y llegó a entrar en desarrollo, trabajo que duró un año. Del Lamborghini Canto se conoce una unidad de color naranja, la que tiene la marca expuesta en su museo, y otro de color negro, en Japón, que al parecer en funcional.
Pero hubo que esperar hasta que Audi adquiriera todas las acciones al grupo inversor indonesio, que había comprado Lamborghini a Chrysler. Sí, se suele decir que VAG adquirió la marca, pero en realidad fue Audi, aunque viene a ser casi lo mismo. Fue una idea del loco y genial Ferdinand Piëch, quien, además, se encarga de poner en marcha, casi desde cero, el desarrollo del reemplazo para el Diablo. Entre otras cosas, porque el diseño del Canto estaba falta de la agresividad y el macarrismo que ya se había instaurado en los diseños de Lamborghini desde la época del Countach.
Así, Luc Donckerwolcke, autor también de otras creaciones como el Audi A2, el Audi A4 Avant, del Škoda Octavia (la primera generación), del SEAT Ibiza (lanzado al mercado en 2008) o bien, un ejemplo más actual: el Hyundai Kona, se pone a los mandos del centro de estilo de la firma italiana y empieza a trabajar. El primer resultado de este cambio fue el Lamborghini Diablo VT 6.0, un adelanto que de lo que estaba por venir y que finalmente se presentó en 2001, en el salón de Frankfurt, con el nombre de Lamborghini Murciélago. Con este coche, la marca entraba, por fin, en pleno Siglo XXI, se daba comienzo a una nueva era; acaba de nacer el primer Lamborghini “by Audi”.
Su desarrollo no fue sencillo, pues Audi, en realidad, no tenía experiencia en estas lides. No obstante, el equipo de ingenieros de Lamborghini seguía siendo el mismo, así que se aprovechó el potencial económico y técnico que ofrecía Audi y entre otras cosas, emplearon sistema CAD-CAM, siendo el primer modelo diseño íntegramente mediante este método. Gracias a ello, el Murciélago también era el mejor Lamborghini creado hasta la fecha, con unos niveles de calidad nunca vistos en la marca. Aunque también se ganó algunas críticas, al emplear mandos de origen Audi (botoneras, palancas de intermitentes y limpiaparabrisas, radio, llave…). Aunque también es justo reconocer que eran elementos de una calidad muy superior a lo acostumbrado en la marca italiana.
Aunque todo el desarrollo fue muy avanzado y se empleó tecnología que ningún otro modelo salido de Sant’Agata había tenido, el coche, en sí, era muy tradicional. El chasis era de un entramado tubular de acero, que dejaba un sitio de honor tras los asientos, al motor, un enorme V12 de 6,2 litros. Ese chasis, fabricado con acero de alta resistencia, estaba reforzado por planchas de acero y fibra de carbono, un esquema similar al usado en el Diablo, pero debidamente mejorado y reforzado. Las suspensiones, nuevamente, eran similares a las de Diablo, con esquema de paralelogramo deformable, con doble conjunto muelle-amortiguador en el eje trasero.
Para el motor, tampoco se complicaron demasiado. Usaba, básicamente, el mismo bloque y las mismas culatas de aluminio del Diablo, pero el cigüeñal tenía más carrera, aumentando la cilindrada hasta los 6.192 centímetros cúbicos. Se hicieron modificaciones en admisión (colector variable en tres etapas), distribución (sistema variable para admisión y escape) y lubricación (cárter seco con nueva bomba) Declaraba 580 CV a 7.000 revoluciones y 650 Nm de par a 5.400 revoluciones. Dos centralitas controlaban todas las funciones del propulsor, desde la inyección hasta el sistema de distribución variable.
La potencia llegaba a las ruedas mediante un cambio manual de seis relaciones (sí, manual, el semiautomático con levas llegó después) y un sistema de tracción a las cuatro ruedas, que enviaba la potencia al eje trasero en condiciones normales, pero que conectaba el eje delantero mediante un diferencial viscoso cuando había pérdidas de tracción.
En cuanto a la carrocería, por su parte, era casi toda de fibra de carbono, a excepción de las puertas y el techo, que se fabricaron con acero. Destacaban dos elementos aerodinámicos que emergían de la carrocería por los laterales, justo detrás de las ventanillas. Se abrían según las condiciones de conducción, ya que según la marca, la máxima capacidad de refrigeración solo es necesaria un 15% del tiempo en conducción normal. También había un alerón trasero activo, que variaba el ángulo de incidencia según la velocidad: hasta los 130 km/h tenía un ángulo de 30 grados; desde ahí hasta los 220 km/h pasaba a 50 grados; a partir de aquí, el ángulo era de 70 grados. No debemos olvidar, que los paneles de la carrocería se lijaban y se pintaban a mano, sin robots.
Se fabricaron un total de 4.099 unidades del Lamborghini Diablo a lo largo de 10 años de producción. Fue reemplazado por el Lamborghini Aventador, el cual, dejó de fabricarse en 2022 después de fabricar más de 10.000 unidades, aunque esta vez no fueron 10 años, sino 11 años de producción.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS