No solo Ford fabricó el modelo T con este diseño en los años 30, también Fiat nos mostró con el mismo estilo el 508 o “Balilla”, como se le conocía también. Italia no solo pensaba en fabricar deportivos como Lamborghini, Alfa Romeo o Ferrari; también se encargaron de atender a todos los escalones de la sociedad, para que nadie se quedase sin su vehículo a motor.
Este estupendo clásico italiano “solo” duró cinco años en el mercado, poco para lo que suelen durar los coches buenos. Como hemos comentado hace un momento, Fiat quiso que la clase media de su país tuviesen tener un coche, no solamente las clases pudientes. Este “Balilla” o 508 reemplazó al Fiat 509 en 1932, aunque este último dejó de fabricarse en 1929.
El origen del término “Balilla” es cuando menos curioso. Este apodo fue en honor a un chiquillo genovés que se atrevió a lanzar una pequeña piedra a un soldado austríaco en plena ocupación militar austríaca, en 1746. Este muchacho, llamado Giavanni Battista Perasso, fue apodado por sus compatriotas con el diminutivo de bala, balilla, a causa del pequeño tamaño de la susodicha piedra. Este hecho desencadenó una revuelta contra los austríacos, de forma que elevaron al pequeño Giovanni a la categoría de héroe local.
El Balilla reunía las premisas con las que fue diseñado: ligero, confortable para cuatro personas, económico y con buenas prestaciones
Contaba con otras novedades tecnológicas, como un sistema de frenos hidráulico, cuando la mayoría llevaban sistema mecánico de los mismos. Su maniobrabilidad era inusual de buena que era.
El mundo vio por primera vez al Fiat Balilla -o 508- en el Salón del Automóvil de Milán, el 12 de abril de 1932. El proyecto salió a la luz gracias a la labor de personajes muy importantes de la industria automotriz de la época, con el maestro de la escuela de diseño italiano Dante Giacosa, acompañado de los ingenieros Nebbia, Fessia y Zerbi. Gracias a su producción en masa su precio era asequible para la clase media. Se vendió con éxito en España, Alemania, Francia y Polonia, aparte de Italia. Una buena parte de las 113.000 unidades que se vendieron se fabricaron en la fábrica polaca de CWS (Centralne Warsztaty Samochodowe).
Básicamente se fabricó en dos variantes, la primera conservando la línea tradicional del 509 al que sustituía, con caja de cambios de tres velocidades, y la segunda, más moderna y aerodinámica, con caja de cambios de cuatro velocidades. A su vez estas dos variantes se ofrecieron en distintas versiones –sedán, berlina, torpedo, spider, furgoneta, militar…-
Con 710 kg de peso repartidos entre sus 3,14 metros de largo, 1,40 de ancho y 1,53 de alto, los había con dos motorizaciones distintas, ambas con un bloque común de cuatro cilindros de 995 cc, que contaba con válvulas laterales, y alimentado por gasolina, que ofrecía dos niveles distintos de potencia, entre 20-24 CV y 30-36 CV.
Las primeras versiones fueron una berlina de dos puertas y cuatro plazas, un torpedo de cuatro puertas y un spider, con el motor de 20 CV y caja de cambios de tres velocidades. Esta caballería le permitía rebasar los 80 km/h, todo un logro en la época. En 1934 apareció una versión alargada con el motor de 24 CV y caja de cambios de cuatro marchas, que alcanzaba los 85 km/h.
Los consumos partían desde los 8 l/100 km. Existió una versión de carreras denominada Fiat 508 “Mille Miglia”. Esta variante superaba los 100 km/h y rozaba los 110 km/h, un verdadero misil por entonces. Se fabricó en 1935, y contaba con 35 CV de potencia.
Con este modelo nació la dinastía de coches utilitarios de Fiat, continuando hasta la actualidad. Su sucesor fue el Fiat 1100.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Las distintas variantes difieren mares unas de otras. Pillo la “Mille Miglia”.