De entre todos los hombres de negocios que han dominado los destinos de la industria automovilística durante el siglo XX, sin duda Gianni Agnelli fue uno de los más inteligentes y perspicaces. Algo que demuestra a la perfección el FIAT 147 Etanol. Un modelo capaz de representar por sí solo la capacidad de adaptación a diferentes mercados y realidades ejercida por el conglomerado turinés, responsable de hacer negocios tanto con la España franquista – SEAT – como con la Unión Soviética – creación de la fábrica Togliatti con las cadenas de producción de los Lada 2101 a copia del FIAT 124 – .
Así las cosas, es evidente cómo FIAT ha jugado sus cartas de una forma gimnástica, consiguiendo adaptar sus gamas a países de todo tipo y condición. Una forma de trabajar en la que destaca su implantación en Sudamérica, región a la cual ha dedicado la suficiente atención como para crear modelos propios. Pero vayamos por partes. En primer lugar hemos de situarnos en el Brasil de 1976. Un país azotado por las desigualdades sociales y la inestabilidad política, aunque al mismo tiempo protagonista de un vigoroso proceso de crecimiento económico notorio en la región donde se inserta.
De esta manera, FIAT decide entrar al juego de la motorización brasileña ofreciendo un modelo versátil y sencillo perfecto para las nuevas clases medias. De hecho, la apuesta fue tan fuerte que llegó a crear una fábrica en el país de cara a este fin. Todo ello con el FIAT 147 como protagonista. Un derivado del 127, listo para satisfacer las necesidades de los mercados integrantes del Mercosur. Además, en el caso de este modelo la variante propulsada por Etanol marco una relación muy especial entre FIAT y Brasil, siendo uno de los pocos fabricantes internacionales que han desarrollado respuestas locales con materiales de allí.
Debido al impacto de la Crisis del Petróleo, en Brasil se popularizó bastante la aplicación del etanol extraído de la caña de azúcar al uso en la industria automotriz
FIAT 147 Etanol, funcionando con energía local
Uno de los momentos más decisivos para la historia del automovilismo es la Crisis del Petróleo de 1973. Sin duda un verdadero punto de inflexión, obligando a la búsqueda de alternativas tecnológicas en el marco de una carestía al alza de los combustibles. De repente, las cilindradas se hicieron más pequeñas, los motores más eficientes y los diseños más apegados a la fría lógica racional. Un contexto en el que Brasil generó una respuesta interesante, aplicando el uso del Etanol al automovilismo.
Así las cosas, FIAT encargó la conversión a etanol de motores gasolina al recién inaugurado centro de investigación tecnológico abierto en Barcelona junto a su filial SEAT. De hecho, éste fue uno de sus pocos trabajos, ya que al poco se trastocaron las relaciones entre SEAT y FIAT en el marco de las privatizaciones en España y la necesidad de recapitalización de la matriz en Italia. No obstante, dio tiempo para el diseño de un motor que podía funcionar enteramente con etanol.
Algo muy interesante en los tiempos posteriores a la Crisis del Petróleo, ya que en el caso de Brasil este combustible se extraía a partir del azúcar de caña. Una de las materias primas más abundantes en aquel país tropical. Llegados a este punto, llenar el combustible del FIAT 147 Etanol – salió al mercado en 1979 – costaba la mitad que hacerlo con gasolina. Y, además, resulta que el motor de 1.4 litros daba más potencia – 68 CV – con menos emisiones. En suma, una jugada redonda.
Llenar el depósito de este modelo costaba aproximadamente la mitad de lo que exigía su homologable en gasolina, por lo que el ahorro era más que evidente
De hecho, aún a día de hoy la mayor parte de las unidades FIAT fabricadas en Brasil siguen llevando motores a etanol. Con más de dos millones y medio de unidades vendidas cimentando lo que hoy en día se conoce como gama Flex. Eso sí, nada de esto hubiera sido posible de no haber conseguido solventar los problemas de corrosión producidos en el ciclo de combustión, ya que el etanol es bastante dañino para los motores que no estén perfectamente preparados por el mismo. En fin, cuestiones a solventar siempre y cuando se juega con nuevas tecnologías.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS