Coche del día: Dodge Copperhead Concept

Coche del día: Dodge Copperhead Concept

El intento de hermano pequeño del Dodge Viper


Tiempo de lectura: 4 min.

El Dodge Copperhead Concept era un vehículo conceptual considerado como el hermano “pobre” del Viper GTS (SR II), una versión en pequeño de este último destinada a aquellos compradores que no podían pagar los 75.000 dólares que costaba en 1997, que son 100.000 eurazos actuales al cambio, una pasta respetable.

Se dio a conocer en el Salón del Automóvil de Detroit de 1997. Su llamativo color Copper Fire Orange y su diseño aerodinámico impresionó a todo tipo de visitantes, tanto al público en general como a los periodistas especializados del motor. A diferencia de su hermano mayor, el Viper GTS, una bestia con ruedas que era todo potencia bruta, el Copperhead se diseñó para ser disfrutado en su conducción con otro talante.

Se consideraba como el hermano pequeño y pobre del Viper, con un precio objetivo de adquisición mucho más económico

La elección del nombre no estuvo falta de cierta controversia, pues un Ford Coupé de 1950, propiedad de Billy Gibbons -componente de la banda de rock estadounidense ZZ Top- estaba registrado con el mismo nombre, “Copperhead”. Además, la serpiente venenosa de la familia de los vipéridos, se conoce también como “cabeza de cobre”. Ello obligó a cambiar de manera extraoficial al coche con la simplona denominación de “Vehículo conceptual” en todas las comunicaciones de la empresa.

Dodge Copperhead Concept 2

Sus compactas dimensiones, con 4.242 mm de largo, 1.829 de ancho y 1.262 de ancho, prometían a priori un excelente comportamiento. Tal vez llamaban más la atención las dimensiones de su plataforma, con 2.794 mm de distancia entre ejes, que en la práctica suponía tener situadas las cuatro ruedas en las esquinas. En báscula marcaba unos contenidos 1.295 kg. Estos datos se traducían en un excelente manejo al ir situado en una postura de conducción baja -la altura libre al suelo era de 5 pulgadas, unos 127 mm-.

Si comparamos ambos modelos las líneas de diseño exteriores e interiores difieren bastante entre sí, pero conservando algunos elementos de su hermano mayor. Se creó un kit de carrocería específico, lo cual obligó a modificar algunas partes de la plataforma original del Viper, e incluso suprimir alguna de ellas. La más notoria era la mayor distancia entre ejes, con 2.510 mm en el Viper, 284 mm menos que en el Copperhead Concept, y su menor longitud, con 217 mm menos en el caso de este último.

Otros elementos distintivos del vehículo eran unos pasos de rueda más grandes y voluminosos, un paragolpes delantero de mayor tamaño, una rejilla delantera algo más pequeña, faros delanteros situados debajo del capó y unas aberturas laterales de ventilación con aspecto de toberas en vez de las clásicas rejillas.

Dodge Copperhead Concept 4

Fotografía: Greg Gjerdingen (Flickr) CC BY

También se sustituyó la toma de aire frontal por dos más pequeñas, una especie de aleta de tiburón sobre el portón del maletero, luces traseras más pequeñas y unas ruedas delanteras desplazadas hacia adelante, anulando casi en su totalidad el voladizo delantero.

El cuadro de instrumentos tenía una distribución muy personal, con un gran cuentarrevoluciones semicircular detrás del volante. El resto de los indicadores -temperatura del aceite del motor, velocímetro, nivel de combustible y temperatura del refrigerante- se situaban en la parte superior de la consola central.

En la parte inferior de esta consola se encontraban los controles de climatización, dos aireadores, una pantalla para manejar la radio, entre los más importantes. Esta consola tenía el diseño que recordaba a una serpiente con la cabeza en color cobre, de aquí el nombre del coche, Dodge [Viper] Copperhead (víbora con cabeza de cobre, la Agkistrodon contortrix). Lo que no cambiaba era el diseño del volante, el mismo que llevaban los Viper.

Dodge Copperhead Concept 3

Fotografía: Greg Gjerdingen (Flickr) CC BY

El motor, fabricado específicamente por Chrysler, era un V6 de 2,7 litros fabricado íntegramente en aluminio, con doble árbol de levas en cabeza y situado en posición delantera longitudinal. Entregaba 220 CV a 6.000 RPM y 255 Nm a 4.900 RPM de par máximo. Esta potencia se enviaba a las ruedas traseras mediante una caja de cambios manual de cinco velocidades. Muy descafeinado frente al Viper, pero el ahorro invitaría a pensarlo.

La suspensión era independiente en ambos ejes, con doble horquilla de brazos cortos delante para mejorar el manejo y aumentar el confort, acompañada de muelles y amortiguadores hidráulicos. El eje trasero es rígido, con muelles y amortiguadores hidráulicos. Calzaba unos neumáticos de medidas 225/40 R18 delante y 255/40 R18 detrás. El equipo de frenos contaba con discos ventilados en ambos ejes con servoasistencia y ABS. Su velocidad máxima se estimaba en 217 km/h y alcanzaba las 60 mph (96 km/h) en 6,8 segundos.

De haberse comercializado su precio estimado de venta sería de 30.000 dólares, unos 44.800 hoy en día, que son unos 40.000 euros, lo que supone un 40 % del precio del Viper. Seguramente se hubiese vendido francamente bien por atractivo visual, comportamiento, disfrute de conducción y aquilatado precio.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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