El Giulietta del que os hablé la semana pasada es un modelo atractivo y longevo, todo lo contrario que este Alfa Romeo Arna lanzado en 1983, quizá uno de los peores y más feos Alfa de la historia. Fue fruto de una de esas extrañas colaboraciones acontecidas en los 80, como la del Saab Lancia 600 o la de Honda con Rover. Y es que el Arna no era más que un Nissan disfrazado hecho con retazos.
Las negociaciones entre Alfa Romeo y Nissan comenzaron en 1980. La firma italiana atravesaba una mala época económicamente hablando y quería lanzar un modelo pequeño y accesible que la salvara, viendo en el creciente segmento compacto donde ya comenzaban a despuntar el Golf (17) y Delta (831) una oportunidad aparentemente lucrativa.
Por su parte, Nissan pretendía adentrarse en el segmento compacto del Viejo Continente con garantías y a un precio razonable, pues los europeos por entonces eran bastante proteccionistas con los fabricantes domésticos y era necesario producir aquí para esquivar los aranceles y las cuotas de importación.
De este modo, aprovecharían la factoría italiana de Pratola Serra, así como la experiencia y fama de los motores de los italianos resultaban de lo más seductores. El proyecto causó expectación y cierta preocupación en marcas rivales porque la alianza lo tenía todo para triunfar: fiabilidad japonesa y cuore mediterráneo. Sin embargo, fue un fracaso estrepitoso.
Para empezar, su lanzamiento se retrasó un año debido a problemas en acoplar los reputados motores bóxer del Alfasud bajo la carrocería del Pulsar/Cherry (N12). De este se tomó la plataforma, la suspensión trasera y el interior, mientras que Alfa trabajaría en el tren delantero y acoplaría los motores.
En definitiva, el Arna (acrónimo de Alfa Romeo Nissan Autoveicoli) fue un refrito sin sentido que pudo apreciarse en su presentación en el Salón de Frankfurt en 1983, así que las marcas que antes se habían inquietado ante una fusión prometedora, respiraron aliviados al contemplar un modelo que nació sentenciado a muerte.
La carrocería del Arna medía 4 metros de largo, 1,62 de ancho y tenía una batalla de 2,41 m. Estaba disponible en versiones de tres y cinco puertas y su diseño resultaba ser un paso atrás con respecto a otros Alfa Romeo, evidenciando además su origen japonés por la simpleza de sus líneas que no cuadraban con el espíritu de la marca del biscione.
Es más, poco después de su lanzamiento se presentó el Alfa 33 que eclipsó totalmente a su hermano pequeño. Porque los problemas de fiabilidad y corrosión de coches como el Alfasud no se solucionaron totalmente en el Arna, así que no atrajo ni a los seguidores de la marca japonesa ni a los fieles a Alfa Romeo. Lo que más destacaba del coche se encontraba bajo el capó: el motor bóxer heredado del Alfasud.
Inicialmente se ofreció un 1.2 de 63 caballos asociado a los niveles de acabado L y SL. En 1985 aparecerían un 1.3 de 86 cv y un 1.5 de 95 CV junto a la terminación Ti, de carácter deportivo, que añadía un discreto alerón negro sobre el cristal trasero. Ofrecían un gran rendimiento con ese toque rabioso de los bóxer, aunque sin la finura del comportamiento del Alfasud por la descompensación entre ambos ejes. Al menos contaba con frenos de disco delanteros y transmisiones de cinco velocidades.
El Arna no se vendió en todos los mercados de Europa, ya que Nissan quiso también tener presencia con el Cherry Europe (mismo coche con el logo Nissan). Este fue el que vimos en España, mientras que, curiosamente, en Reino Unido convivieron ambos. En cualquier caso en ningún país llegó a triunfar. Se fabricaron un total de 53.000 unidades hasta 1987, momento en el que Fiat compró Alfa Romeo y el Arna cesó su producción.
A día de hoy quedan muy pocos Arna circulando por las calles. No ha sido un modelo merecedor de ser conservado por los seguidores de Alfa Romeo que ya lo detestaron desde el principio, como si se quisiera olvidar esa oscura etapa.
En Alemania hay una unidad de 1985 a la venta con el motor 1.2 que cuenta con poco más de 71.000 kilómetros. ¿Su precio? Nada menos que 9.500 euros. Como coche no los vale, pero al menos el futuro propietario tendrá uno de los Alfa Romeo más raros y difíciles de ver.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Tampoco era tan feo, un coche más. Había muy pocos, era un diseño japonés típico de los que se veían rara vez por España (no se importaba nada) y comparado con un VW Golf del momento (da igual si el I o el II) era mucho más atractivo.
Pues por lo raro que es me encantaría tener uno, un TI a ser posible claro, tampoco me parece un coche feo.
Tenemos un puntito de “Diógenes del motor”, me temo
Los Nissan Cherry Europa GTI, fueron coches atractivos para la juventud de la época como yo, en aquel entonces los temas de acabado y fiabilidad no eran tan importantes como ahora (pocos coches podían presumir de ello) y los motores Alfa-Romeo que sabíamos que montaban eran un buen reclamo, las versiones GTI en color negro eran chulas.
Como se suele decir para gustos colores, para mí es un coche que me gustaría poseer, por desgracia no hay muchas unidades y las pocas que hay están en el desguace, vale ya lo sé era malo muy malo y por eso acabaron en donde están, pero tiene su encanto, los ángulos las firmas cuadradas de sus ópticas, no se es un exponente de esos coches raros q no triunfaron pero que podía haber sido
Tampoco me parece TAN horrible, eso sí, el tres puertas Ti, los demás son coches del montoncillo.
Alguna vez he leído algo sobre este coche y se suele comentar que lo hicieron al revés, Nissan se tendría que haber encargado del motor y la técnica y Alfa Romeo del diseño. Seguramente así habría sido un coche mucho más bonito, fiable y exitoso.