Estoy desayunando con unas inquietantes imágenes que han rodado compañeros de profesión en Méjico, concretamente Autología, que por poco consiguen volcar un Nissan Kicks haciendo pruebas del alce. Para los que no conozcan el modelo, se trata del enésimo crossover compacto, cada vez hay más, y cada vez más accesibles y más pequeños. En Méjico solo viene con ESP la versión alta de gama, Exclusive, las otras dos vienen sin él y pueden volcar. Afortunadamente, no se vende aquí.

Luego de ver las imágenes, está claro que ese cochecillo es un peligro para la seguridad de los clientes de Nissan y de los que vayan cerca como haya que hacer una esquiva brusca a más de 70 km/h sin el ESP de serie. En lo sucesivo, Nissan ha dicho que equipará el ESP en todas las versiones, pero el daño ya está hecho. Desde Autología aclaran que algunos concesionarios dicen que puede equiparse el ESP a los coches que no lo tienen por unos 6.000 pesos, que son unos 279 euros.

El objetivo de esta nota no es tanto hablar de cómo Nissan desprecia la vida de sus clientes de menores ingresos en países en vías de desarrollo y algunos desarrollados, porque habría que sacar el sangrante tema del Nissan Tsuru -coche diseñado en los 90 que se estuvo vendiendo hasta hace muy poco tiempo- y de otras cajas de muertos de baja estofa donde solo vamos de vacaciones para luego posturear en redes sociales.

A partir del minuto 10 vienen las “risas”

No señores, el quid de la cuestión es lo peligrosos que son estos coches pequeños, ligeros y con un centro de gravedad tan elevado. A nivel de ingeniería es algo contra natura, ya hemos hablado de ello antes, pero es lo que la gente quiere. Como es lo que la gente quiere, hay que vendérselo. En España, los compañeros de km77 están haciendo una labor impagable contraviniendo la falsa idea de seguridad de esos coches, que en muchos casos volcarían si no fuese por los avances en tecnología de neumáticos y el control de estabilidad (ESP). Mirad sus vídeos de pruebas de esquiva/del alce y slalom entre conos.

Resulta a todas luces inaceptable que en pleno 2018, con una industria que es centenaria y tiene una experiencia acumulada sin parangón -y si no se tiene, se puede comprar- aún salgan al mercado coches que son un auténtico peligro para la seguridad de todos. En Europa Occidental apenas nos podemos quejar, existe EuroNCAP, un periodismo del motor solvente y redes sociales, así que se puede destapar las vergüenzas a fabricantes que en “millones de kilómetros de pruebas” no se habían enterado que sus novedades pueden volcar con una simple esquiva a velocidades legales.

En otros países no tienen tanta suerte, y hay fabricantes que venden el mismo coche -por fuera- que en Europa Occidental, pero con aceros de peor calidad, menos soldaduras, tarados de suspensión muy blandos -por la mala calidad de las carreteras-, muchos elementos de seguridad son opcionales o no están disponibles, etc. Hemos visto casos muy impactantes en la India, países de Latinoamérica, etc. Global NCAP los ha llamado los coches “0 estrellas”. Y lo que no hemos visto.

Algunos fabricantes tienen vergüenza y solventan sus meteduras de pata. Es conocido el caso de la primera Clase A de Mercedes-Benz, que pasó a equipar el ESP como estándar -tras llamar a revisión a los ya vendidos- cuando unos periodistas de motor demostraron que haciendo la prueba del alce podía volcar. Otro caso, Toyota reaccionó con una reprogramación del ESP/VSC cuando se comprobó que los Land Cruiser 150/Prado y Lexus GX 460 podían volcar si se pegaba un volantazo a 100 km/h -no a 70- a derechas y el depósito de gasolina estaba en el lado incorrecto -con volante a la izquierda-. 34.000 unidades fueron llamadas a revisión.

Para un fabricante es duro admitir semejantes pifias, es caro resolverlas y supone un impacto en su reputación, pero mejor distinguir entre los que llaman a revisión las unidades afectadas, y los que solo lo arreglarán en las que empiecen a salir de fábrica a partir de cuando se pueda por temas de logística y pedidos de componentes.

Si no fuese por el ESP, íbamos a flipar con la inseguridad que ofrecen estos coches a la menor complicación y encima en manos de conductores comunes, sin entrenamiento para situaciones extremas

Hasta aquí se puede comprobar que el periodismo del motor también puede cumplir una función social y de defensa de la salud pública, como cuando se han destapado los escándalos de emisiones de los motores diésel. Servimos para algo, vaya, no nos dedicamos únicamente a divertirnos con coches de prensa.

Del ahora al futuro

Las pruebas comentadas corresponden a coches de prensa, nuevecitos, y en un estado bastante óptimo de conservación. Algunos ya raspan el aprobado en seguridad activa así, con neumáticos nuevos (y las llantas más grandes) o a medio uso, suspensiones nuevas y todos los sistemas electrónicos funcionando. Ahora pensemos dentro de 10-15 años, cuando algunos hayan cambiado las ruedas recomendadas por unas chinas de 50 euros la unidad, las suspensiones estén ya mal de lo suyo -solo los “idiotas” cambian la suspensión por edad o kilometraje- o falla alguna centralita como puede ser la del ESP.

Seguro que algún propietario de coche de marca francesa acaba de darse por aludido, especialmente con coches que ahora tienen esa edad y que cuando eran nuevos eran un saco de errores electrónicos: cuando les daba la gana, dejaban de funcionar el ABS, ESP, freno de estacionamiento y cualquier otra cosa. Y era acongojante comprobar que era verdad.

Realmente no le damos al ESP ni al correcto estado mecánico la importancia que tiene, eso salva vidas, y si la eficacia de esos sistemas se reduce, se ponen en peligro. Es el momento de recordar que el ESP basa su eficacia en lo que los neumáticos se agarran a la carretera, si no, es inútil, como intentar nadar en caída libre al suelo, y que si las suspensiones no están en buen estado, el efecto viene a ser el mismo.

Los compañeros de km77 observaron este escalofriante efecto en el Jeep Renegade haciendo una frenada fuerte (más información pinchando en la imagen)

Se me ponen los pelos de punta imaginando qué va a pasar cuando las carreteras estén inundadas de pequeños crossover, de menos de 4,5 metros -los que más se venden-, mal diseñados desde su concepción y encima con sus sistemas de seguridad activa degradados por el uso, el tiempo, y la desidia/bajos ingresos de sus propietarios. Como la DGT empiece a desglosar los accidentes por marca y modelo, o directamente por segmento, algunos saldremos y diremos: “os avisamos.”

Por un artículo como el de “¿Te crees más seguro conduciendo un SUV? Estás equivocado” me han tildado de exagerado, alarmista, sectario, hater y más cosas; faltan los comentarios que se quedaron en el medio donde se publicó por primera vez, abandonado de la mano de dios, y otros tantos que vi en foros. Por esta nota seguramente volverá a ocurrir. Con que una sola persona se conciencie, me daré por satisfecho.

Todo coche empeora su seguridad activa cuando se hace viejo, los de altura correcta y los de altura incorrecta, aunque retaría a cualquier a que lograse volcar ciertos clásicos con 30 años, incluso a 100 km/h, que no lo van a conseguir, y obviamente no tienen ESP. Al mismo ritmo, un coche moderno elevado innecesariamente puede volcar, pero aún entraremos en discusiones sobre cuál es más seguro. Mirad lo que pasa cuando un Renault Mégane II lleva amortiguadores con 65.000 km, es un vídeo de hace 10 años.

En 2017 las ventas de SUV pequeños y compactos supera claramente la mitad del mercado mundial (es lo lógico)

Los crossover y los SUV pequeños representan un mayor peligro para la seguridad vial que los más grandes por una simple cuestión numérica: por cada modelo del segmento E SUV hay decenas o centenares de modelos B o C SUV, mas los A SUV que están por llegar, JATO lo está advirtiendo. Los segmentos B SUV y C SUV actuales están creciendo para dejar hueco a los A SUV, de 4 metros o menos. Serán legión en cuestión de años, y entonces habrá quien pregunte quién inició esa locura y a buscar responsables.

Culpables: público, publicistas, fabricantes, y las administraciones públicas por ponerse una pinza en la nariz mientras las fábricas sacan esos coches por decenas de miles cada año. Sí amigos, en España también; es uno de los principales fabricantes de crossover y SUV compactos de Europa: Renault Captur, Citroën C3 Aircross y C4 Cactus, Opel Crossland X y Mokka X, SEAT Arona, y solo falta el Volkswagen T-Cross.

Si hubiese que hacer la prueba del alce en la ITV dentro de unos años, se iban a repartir los resultados desfavorables como las papeletas en una rifa

De pasar eso, los valores residuales de esos coches se desplomarían y a la menor avería o golpecito de chapa irían a los desguaces de forma masiva, como actualmente los compactos de primeros años de este siglo que lo petaron en ventas: Focus, Astra, Xsara, 307… Es el destino que les espera a los coches que se han vendido mucho, aunque hayan salido con piezas de distintos colores para diferenciarlos de otros iguales aparcados en el mismo centro comercial o gasolinera.

El segmento B SUV es una amalgama de crossover, SUV y reemplazos de los monovolumen equivalentes

Se está alimentando una burbuja como en su día fue la de los diésel, que pasaron de ser una opción minoritaria y para profesionales, a que casi el 70% de las matriculaciones fueran a gasóleo. Cuando la burbuja crecía, unos pocos lo advirtieron, contaminaban mucho en la vida real, y los demás no les hicimos caso o no nos enteramos a tiempo. Entono el mea culpa por lo que me toca, fui cómplice de las ventas de muchos diésel, desconocía la composición química de lo que salía por el tubo de escape. Me habían dicho que cumplían con la Euro 4, la Euro 5 o la Euro 6, mas era mentira.

Ahora se está alimentando la burbuja de los crossover y los SUV, que después de arrasar en los segmentos de gama media y alta, se ponen a tiro para los bolsillos cada vez más pelados de la clase media y que se cree clase media. Lo dicho, nuevos algunos tienen un pase, pero según vayan haciendo mella los kilómetros y los años, los investigadores en seguridad vial empezarán a ver tendencias avaladas por la contundencia de los números. En EEUU ya se ve correlación entre las ventas de SUV y el aumento de los atropellos mortales.

La cosa no irá a más porque la vigilancia electrónica de la DGT -en el caso nacional- es cada vez más eficaz y los conductores tienden a ir más despacio y a asumir menos riesgos. En compensación, las tabletas integradas en el salpicadero compensan el aburrimiento con nuevas distracciones, y si no, siempre queda el teléfono móvil. Los que ahora cumplen 18 años no entienden la vida sin un teléfono móvil desde antes de ser adolescentes, y no terminan de entender la peligrosidad de combinarlo con la conducción. Ojo, que mucha gente mayor que ellos tampoco, que hasta las yayas de 80 años usan WhatsApp para preguntar si comemos bien. Al menos no lo hacen conduciendo.

Lo estamos avisando. Llamadnos agoreros, amargados, envidiosos, alarmistas, fanáticos o talibanes. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, si no, lo hará el ESP, y eso siempre y cuando funcione correctamente o se pueda agarrar al suelo con decencia.