Posiblemente, el Mercedes-Benz W123 sea el modelo de la marca de la estrella más reconocible, fiable, robusto y deseado en su época por la clase media/alta. Un modelo que hizo que la marca se ganara definitivamente su fama, y que, pese a los años con los que ya cuenta a sus espaldas, es uno de los modelos clásicos del que más unidades siguen circulando por las calles.
Antecesor de la actual clase E, el W123 comenzó su andadura comercial en enero de 1976 en sustitución del exitoso W114 /115 “Stroke-8” del que se vendieron casi 2 millones de unidades, con la difícil tarea de superarle en ventas. En aquella época este era el modelo de acceso a la marca, cosa que cambiaría en 1982 con la llegada del Mercedes 190 (W201).
Comercializado con carrocería sedán en un primer momento, se uniría la versión coupé (C123) en la primavera de 1976, además de la limusina con batalla alargada (V123) hasta los 3.425 milímetros desde los 2.710 del coupé y los 2.795 de la berlina -un coche muy apreciado por los dictadores y gerifaltes de la época-; y por último, el familiar o modelo T (S123), que saldría a la venta en marzo de 1978. John Lennon tuvo uno, un 300TD.
Las dimensiones totales del modelo eran de 4.725 milímetros para el sedán, 5.355 para la limusina y 4.640 para el coupé -además de 40 milímetros menos de altura para este último para un total de 1.400-.
Al hablar de motorizaciones, lo justo sería empezar por una de las que hizo ganarse al Mercedes-Benz W123 su fama de fiabilidad y de la que aún hoy en día muchas unidades siguen prestando su servicio como taxi en numerosos países africanos.
Esta motorización es la 3 litros diésel –300D-, tanto en su versión atmosférica de 87 CV, como turbo -a partir de 1979 y con 125 CV y 245 Nm de par-. Se trataba de un bloque de cinco cilindros tomado directamente de su antecesor, pero actualizado convenientemente -sólo existía en versión atmosférica en el W114/115-. Como versión más modesta dentro de la gama diésel estaba el 200D, con unos escasos 55 CV, siendo el siguiente escalón el 240D de 72 CV -ambos atmosféricos-.
En cuanto a los alimentados por gasolina, la gama constaba del 250 carburado de 2,5 litros, seis cilindros y 140 CV; el 230E -“E” de Einspritzung o inyección y 136 CV- y como colofón, el 280E de 185 CV, Se partía como inicio de gama de un básico 200 carburado de 2 litros y cuatro cilindros con potencias de entre 94 CV hasta los 109 de su última evolución.
Las posibilidades de transmisión para el modelo eran sendas cajas manuales y automáticas de cuatro marchas -estándar esta última en los diésel-, siendo un opcional el montar una caja manual de cinco relaciones. En cuanto a equipo de frenado, contaba con discos en todas las ruedas, siendo ventilados los de las delanteras.
Pero de este modelo no es destacable en sí su gama de motores -que aún así era lo suficientemente extensa y variada-, sino las innovaciones y equipamientos que incorporaba tanto de serie como de manera opcional, como los frenos de disco en las cuatro ruedas, zonas de deformación programada, sistema antibloqueo de frenos de serie desde 1980, faros ajustables en altura desde el interior, luz antiniebla en los pilotos traseros, parabrisas laminado bicapa de seguridad, columna de dirección colapsable en caso de choque frontal, retrovisor del acompañante con regulación eléctrica -opcional en sedán y coupé- o cierre centralizado completo -que incluía la tapa del maletero y la tapa del depósito de combustible-.
Quedaban como opcionales para todas las motorizaciones: airbag de conductor desde agosto de 1980, techo solar eléctrico, tapicería de cuero o de polipiel “MB-Tex”, interior en madera, climatizador bizona, control de velocidad de crucero, elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, dirección asistida -de serie desde agosto de 1982-, asientos calefactables o lavafaros.
Mención especial merece la preparación “no oficial” que hizo AMG -ya que en aquel momento no formaba parte de la marca- sobre un 280E, potenciándolo hasta los 212 CV y mejorando el 0-100 km/h en 1 segundo hasta los 8,9. Además de incorporar un conjunto de suspensiones rebajado y endurecido, neumáticos más anchos con unas preciosas llantas de considerable garganta; un alerón plástico en color negro para la tapa del maletero y la sustitución de todos los elementos cromados por otros en también color negro.
Los medios de la época alababan su comodidad de suspensiones y confort, sus frenos o la facilidad que tenía para mantener cruceros muy elevados; además de unos acabados excelentes -no tanto por calidad de materiales empleados-.
No era tan positiva la rumorosidad y vibraciones que transmitían las motorizaciones diésel a bajo régimen, lo austero que era en su equipamiento de serie para el elevado precio que tenía -un 300D atmosférico tenía una tarifa de 2.700.000 pesetas en 1981, lo que son casi 83.000 euros de 2019-, o lo calurosos que eran sus asientos de serie tapizados en paño y polipiel; además del tamaño exagerado que tenía su volante.
Actualmente no es difícil encontrar un Mercedes-Benz W123 a un precio asequible -desde unos 1.500 euros en el mercado de ocasión para un 200D-, siendo un modelo clásico recomendable gracias a su fiabilidad mecánica y facilidad para encontrar piezas. De este exitoso modelo se vendieron un total de 2,7 millones de unidades, correspondiendo casi todas a la versión sedán -2,4 millones del total-. Sería sustituido por el primer clase E: el W124.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS