Probablemente una de las berlinas actuales que más tiempo ha sobrevivido en el mercado sin relevo generacional, el Saab 9-5, fue introducido en el mercado en el año 1997, estando a la venta durante 13 largos años sin modificaciones muy contundentes. Si contamos su nueva vida en China como BAIC C70G, aún podríamos sumarle unos años más.
Comercializado como relevo para el Saab 9000 -que también estuvo a la venta durante 13 años-, y que era un modelo que compartía chasis y otros elementos con el trío italiano Alfa Romeo 164, Lancia Thema y Fiat Croma -y muchos elementos estéticos con estos dos últimos-.
Aunque sobrevivió en el mercado durante 13 años, sí que se llevaron a cabo modificaciones técnicas y estéticas a lo largo de su comercialización de las que hablaremos a continuación, pero que no fueron lo suficientemente profundas como para considerarlo una nueva generación cuando las experimentaba.
Se trataba de una berlina del segmento E con una longitud de 4.805 o 4.840 milímetros -berlina y familiar, respectivamente-; que creció levemente a lo largo de su vida comercial por las modificaciones estéticas a las que fue sometido.
Se comercializó en inicio con motorizaciones exclusivamente alimentadas por gasolina y posteriormente algunas también con bioetanol (Biopower), siendo todas turbo de inyección indirecta, y todas situadas en posición delantera-transversal, con tracción a las ruedas delanteras y caja de cambios manual o automática, siempre de cinco relaciones.
Como inicio de gama, estaba un 2 litros de cuatro cilindros con 150 CV, pasando por un 2.3 -también de cuatro cilindros-, con potencias de 170, 185, 220, 230, 250 y 260 CV -diferentes versiones y evoluciones a lo largo de su existencia; siendo los tres últimos exclusivos de los Aero, que era la versión más prestacional y que además contaba con un kit estético especial-; culminando por cilindrada en un 3.0 V6 de 200 CV asociado exclusivamente a una caja automática de cinco velocidades -que sería retirado de la venta en 2004-.
No estaría disponible una motorización de gasóleo hasta el año 2002, que llegaría de la mano de sendos propulsores del fabricante Isuzu. El primero de ellos un 2.2 de 125 CV -montado también en el Vectra y en el 9-3, entre otros-; y el segundo, un 3.0 V6 a 66º de 176 CV y 350 Nm de par; siendo menos frugal y prestacional que rivales como el Mercedes E 270 CDI o el Audi A6 2.5 TDI. En el desarrollo de estos motores colaboró el fabricante sueco; sobre todo en la parte de la gestión electrónica.
En el apartado de chasis, contaba con una suspensión delantera de tipo McPherson y trasera de paralelogramo deformable y un equipo de frenos formado por discos ventilados tanto en el eje delantero como en el trasero.
Su estética heredaba los patrones de su hermano pequeño el 900, aunque modernizado, y sirviendo de inspiración para la actualización del 900 al 9-3 en el año 1998. En su perfil se apreciaba una silueta y forma de las ventanillas muy inspirada en el 900 sedán de primera generación, además de un interior muy envolvente y de clara inspiración aeronáutica.
Este 9-5 fue junto al 900 del año 94, los dos últimos modelos de Saab, vamos a decir “medio genuinos”; porque ya desde 1989 General Motors tenía controlado el 50 % de la compañía. Su plataforma era la del Opel Vectra (B) -aunque muy modificada y reforzada-, siendo la misma que utilizaría posteriormente el Saturn L, que saldría en el año 2000 en EEUU.
El modelo, como hemos dicho, experimentó modificaciones a lo largo de toda su existencia: como la del año 2000, con leves retoques estéticos; la del 2002 con la inclusión de la gama diésel, además de la posibilidad de equipar ESP y una serie de mejoras en chasis y dirección, actualización en los pilotos traseros, faros delanteros y antinieblas.
En el año 2005 se vivió su última actualización -la más severa de todas e inspirada en el concept 9X-, en la que además se tocaron suspensiones y nuevamente se reforzó el chasis, además se hicieron modificaciones más profundas en el interior -cuadro de instrumentos, equipo multimedia, sistema de climatización, volante, etc.-, y se empezaron a montar motores diésel 1.9 con tecnología common rail -provenientes del Grupo Fiat-, para jubilar a los vetustos bloques de Isuzu.
El 9-5 destacaba por ser una berlina cómoda y agradable; aunque más aburguesada que sus rivales germanos, pero muy en la línea de su compatriota el Volvo S80; además de por una buena calidad de materiales y solidez, puntos a los que siempre nos tenía acostumbrada Saab.
Como aspectos negativos: no era el más amplio de su segmento; todos sus motores -pero sobre todo los gasolina- eran algo gastones; aunque era destacable el tacto que tenían a “motor de la vieja escuela” con una buena patada del turbo. Otro punto negativo era su carácter subvirador, ocasionado principalmente por su reparto de pesos –con un 60 % en el tren delantero para los gasolina y un 62 % para los diésel.-
Ya en los últimos años que estuvo a la venta se apreciaba su veteranía con respecto a sus rivales en aspectos como una mayor rumorosidad, unas mayores vibraciones provenientes de pedales y cambio, o en ciertas lagunas de equipamiento.
En 2010 sería sustituido por el nuevo Saab 9-5 (YS3G), que montaba la plataforma del Opel Insignia de primera generación, además de sus motores; y una estética “neo-retro” que tenía reminiscencias desde los primitivos Saab 92 hasta el último 9-5, pero que, por desgracia, y ante el inminente fin de la marca de Trollhättan, solo estuvo a la venta durante un año. Curioso eques su antecesor estuviera tantos años seguidos a la venta y el sustituto probablemente haya sido la berlina fabricada en serie vendida durante el periodo más breve de tiempo en la historia de la automoción. Una auténtica lástima.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS