El Ford Sierra 1.8 Laser representaba la opción más económica de la gama Sierra durante sus primeros años de comercialización Apareció ya iniciadas las ventas del modelo, casi al mismo tiempo que el Ford Orion 1.6 inyección, al que completaba justo un escalón por encima.
Parece que a muchos se les ha olvidado, pero Ford desembarcó en España, oficialmente y con toda la gama, con la puesta en producción del Fiesta. Es cierto que estuvo presente mucho antes, fueron ellos quienes estrenaron las instalaciones que fueron de Nissan y ahora están en manos de EBRO, pero su presencia no fue tan importante como llegó a ser.
El Ford Fiesta, por tanto, abrió las puertas de España que vio como, poco a poco, la gama de modelos crecía, incluso llegaba a contar con una versión del Ford Scorpio con tracción total. Sin embargo, uno de los coches que más popularidad alcanzaría es, sin duda, el Ford Sierra. Este coche fue uno de los principales baluartes de la firma norteamericana en España y la puesta en el mercado de la versión 1.8 Laser sirvió para aumentar todavía más esa popularidad.
La compra de un coche, casi desde los primeros casos de comercialización, ha tenido en el precio uno de los principales campos de batalla. Todo el mundo quiere un gran coche, cuanto más grande, más potente y más equipado, mejor, pero el precio siempre es un escollo que no todos están dispuestos, o no todos pueden superar. Así que, por tanto, tener versiones con precios accesibles, es suficiente motivo para que las ventas vayan viento en popa.

Es una cuestión que conocen a la perfección en las marcas, que se cuidan mucho de ofrecer siempre una opción con precios interesantes, o al menos lo más interesantes posible. Motivo de existencia, precisamente, del Ford Sierra 1.8 Laser, la de ser una opción con un precio que muchos pudieran afrontar, sin que por ello tuvieran que prescindir de muchas cosas.
Cuando hablamos de precios, es evidente que hay que prescindir de algunas cosas si no queremos pagar mucho. y quien piense lo contrario es que no tiene ni idea de como funciona la industria. Con el Sierra 1.8 Laser se sacrificaron algunas cosas, como la incorporación de aire acondicionado, dirección asistida, faros antiniebla, cuentarevoluciones, ordenador de viaje… Tampoco tenía ABS ni como opción, aunquesí montaba servofreno.
Estéticamente era un Sierra en toda su esencia, con el frontal sin calandra que no gustó en un inicio –aunque el coche fue un éxito, costó que las ventas arrancaran–, pero con ese aspecto robusto y sobredimensionado tan característico del modelo. También es de ley mencionar que era uno de los coches con el habitáculo más grande y un maletero grande y aprovechable.
Sin embargo, la prensa consideró al Ford Sierra 1.8 Laser un coche submotorizado. Montaba un propulsor de 1.796 centímetros cúbicos con culata de dos válvulas por cilindro accionadas por balancines –tenía un árbol de levas en culata–, mientras que la alimentación corría a cargo de un carburador de doble cuerpo. La potencia anunciada por la marca era de 90 CV a 5.400 revoluciones, con un par de 14,3 mkg a 3.500 revoluciones.
Paragolpes de plástico negro, embellecedores igualmente de plástico, sin tacómetro, sin dirección asistida… Era fácil identificar una versión básica en los años 80
Llama la atención que consideraran poco motorizado a un coche de 90 CV y un peso que rondaba los 1.100 kilos, quizá sería por la impronta del modelo y su categoría También se pensó que un motor así cuadraría más en un coche con tracción delantera y no en uno de propulsión como el Sierra. No era el coche más veloz, cuando se busca economía las prestaciones son las primeras en caer, pero no se podía considerar un coche lento. La velocidad máxima, por ejemplo, era de 178 km/h, los 400 metros con salida parada los completaba en 18,2 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 33,4 segundos.
El tema de la economía se veía ligeramente afectado por lo sensible de los consumos. El Ford Sierra 18 Laser era un coche cuyo motor era muy sensible al tipo de conducción y las condiciones del tráfico. En carretera, con sitio despejado y a velocidad constante, tenía unos consumos muy brillantes para la época, pero si hay que adelantar, detenerse e iniciar la marca constantemente, hay muchos cambios de velocidad… En esas condiciones, el motor gastaba demasiado.
Así la menos lo decía Maximo Sant en su prueba para la revista Autopista, pero no hemos encontrado datos relativos al consumo en dicha publicación.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS