¿Es el Citroen C4 Cactus un futuro clásico?

¿Es el Citroen C4 Cactus un futuro clásico?

En Hagerty, uno de la mayores especialistas británico en vehículos clásicos, creen que sí


Tiempo de lectura: 6 min.

La altura del automóvil española, en pleno desarrollo y con un potencial enorme – cuando se trata de pasión, pocos nos ganan–, puede auparte a lo más alto tan rápido como te destierra al más lúgubre olvido. Solo debes meter la pata en un par de ocasiones para llevarte una buena tunda a base de malos comentarios. Además, también hay pocos que nos ganen a sarcasmo, palabras malsonantes e intransigencia. Imaginaos el percal…

Por eso me llama tanto la atención la prensa británica y la norteamericana, pueden decir casi cualquier cosa sin tener que encontrarse con comentarios “cuñadiles” que recalcan que no tienen ni idea de lo que dicen. Ojo, no están exentos de sufrir situaciones semejantes, nadie está libre de ello, pero la cultura que rodea al automóvil los permite ciertas libertades que nosotros no siempre tenemos.

Esta pequeña disertación no ha sido un momento de soledad en la ducha ni nada parecido. En realidad me ha venido a la cabeza cuando, en un momento de esparcimiento, leía un artículo publicado en Hagerty, en el cual, se habla del Citroën C4 Cactus como un futuro clásico.

citroen c4 cactus (3)

¡El Cactus un futuro clásico! Si decimos eso en España pueden pasar dos cosas, o bien nadie te hace el más mínimo caso, o lo que te cae encima puede ser épica. Solo recuerdo cuando Miguel, nuestro particular stunt man, le recomendó a una persona en redes sociales un Ateca TDI porque, para él – y para mí–, representa un conjunto redondo y muy gratificante. Poco después comenzaron a publicarse comentarios como “ya tenemos aquí un taliVAG”, “eso es porque no has probado un japo”, “vaya recomendación, menudo truño de coche” o perlas de estilo, que solo sirven para demostrar que todavía hay gente con mucho que aprender.

De todos famas, aun con el riesgo de que me caiga la del pulpo, voy a reconocer, como hace Antonio Igram en Hagenty, que me gusta el Citroën C4 Cactus. Siempre me han gustado los coches, digamos, diferentes, con personalidad, y me considero totalmente simpatizante de la marca. Pero simpatizante “de verdad”, no solo por los Citroën CX o Citroën DS, aunque también es cierto que me gusta más lo que hacían antes y que coches como el nuevo Citroën C3 los veo demasiado forzados en su diseño, Quizá lo vea mejor con el paso, como ocurre con algunos coches.

Pero, de regreso a la idea del C4 Cactus como futuro clásico, ¿qué argumentos puede tener un coche como este para tal consideración? No era, precisamente, un coche técnicamente innovador ni presentaba nada realmente rompedor, tampoco contaba con un comportamiento fuera de lo normal y nunca tuvo versiones especialmente patentes. Y no hablemos de su diseño, que levantó una buena polvareda en foros y redes sociales. No es, a simple vista, un modelo llamado a ser recordado por todos.

La segunda generación del C4 Cactus no tuvo el mismo éxito y duró menos en el mercado

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Quizá no lo parezca, pero lo que hace diferente – o hacía, lleva tiempo fuera de producción–, es el carácter y la personalidad que desprende su diseño, así como una buena ingeniería – no hace falta que sea un superdeportivo ni un automóvil superinnovador para tener una buena ingeniería–. Hoy día, los coches han perdido mucha personalidad y todos presentan un falso carácter a base de entradas de aire y salidas de escape postizas, de diseños rebuscados y poco naturales con líneas de tensión – también se los llama “líneas de carácter”… – que se cruzan aquí y allá en busca de llamar la atención. Diseños que funcionan, que gustan a la gente, pero que envejecen más rápido que cualquier dibujo más sencillo. El C4 Cactus, a pesar de sus peculiares ideas, podría volver al mercado sin tocar su diseño y no desentonaría, pero sus formas son más sencillas, menos rebuscadas y más funcionales.

Desde Hagerty destacan como elemento visual más llamativo los famosos “Airbumps”, los grandes paneles de plástico que abrían gran parte de los laterales ‐ también había pequeñas zonas bajo faros y pilotos– con bolsas de aire, que tenían la doble función de proteger de posibles golpes y arañazos, así como ofrecer un diseño diferenciador. De hecho, se podrían escoger en varios colores, en combinación con tonalidades para la carrocería más llamativos y vivos de lo normal. Citroën acabó por reducir su tamaño y, posteriormente, desaparecieron, eliminando uno de los elementos más diferenciadores de sus coches.

Si somos realmente sinceros, hay que reconocer que cuando aparece un coche como el C4 Cactus, cuyo objetivo es venderse en masa y ser práctico y económico, no siempre se le presta la atención que merece y por ello, se pasan muchos casos por alto. Por ejemplo, ¿sabías que el airbag del pasajero no estaba en el salpicadero? Estaba en el techo, lo que permitía ofrecer más espacio en la plaza delantera derecha y un diseño más sencillo y funcional. También fue uno de los primeros coches de su categoría – y precio–, en mentar una pantalla desde la que se controlaba toda incluso la climatización, un detalle nefasto y que Euro NCAP empezará a penalizar, pero del que presumen todos los fabricantes actualmente, o casi todos.

Colocar el airbag en el techo fue una solución innovadora, que permitía mayor espacio interior, más visibilidad y un diseño más sencillo

citroen c4 cactus

También contaba con otros detalles curiosos, como un habitáculo que era diferente para los equipados con cambio manual o automático. En el segundo caso, los asientos delanteros estaban unidos entre sí, dando la sensación visual de contar con un banco corrido. Además, como buen Citroën, eran mullidos y cómodos, adornados con llamativo y agradables tapicerías.

El C4 Cactus nunca que un coche prestacional, el más potente tenía 110 CV procedente del 1.2 Puretech, que tanto está dando que hablar por culpa de su correa de distribución bañada en aceite, pero era llamativamente ligero para lo que se estila hoy día y ninguna versión superaba los 1.100 Kilos. La última entrega del C3, con su condición de coche eléctrico, pesa 1.419 kilos, mientras que la generación anterior, con el mismo 1.2 Puretech de 110 CV , y el cambio automático, roza los 1.200 kilos.

Desde Hagerty lo catalogan como con coche “simple y divertido, si no para los pilotos de carreras frustrados, al menos para cualquier que aprecie la buena ingeniería’’. Y si desde Hagerty, que son mucho más que un “simple” medio de comunicación – son especialistas en seguros para vehículos clásicos y exclusivos, expertos en el mundo del motor y organizadores de eventos– dicen que el Citr en C4 Cactus es un futuro clásico, no seré yo quien diga lo contrario.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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