Prueba: Toyota Yaris GR Sport

Prueba: Toyota Yaris GR Sport

No podemos considerarlo deportivo, pero sí resulta muy dinámico y tiene unos consumos muy bajos


Tiempo de lectura: 15 min.

La última generación de modelos Toyota ha dejado de lado, o al menos esa era la intención, aquella imagen de coches aburridos y sin gracia. Presentan un diseño más dinámico y deportivo, acompañado de un comportamiento en carretera menos aséptico y más interesante para quienes buscan un coche de conducción ágil y, hasta cierto punto, divertida. Un tema al que estuve dando vueltas en una ocasión, hasta llegar a la conclusión de que, en parte, estoy de acuerdo con todo esto. Los diseños son más atractivos, no cabe duda, y tras probar algunos modelos, también me parece que tienen una conducción más interesante, aunque todavía les falta un poquito para ser realmente deseables. Deseables, entiéndase, como puede ser un Ford o un incluso un SEAT, es decir, un coche “para todo”, pero que ofrezca un poco más cuando te pones al volante.

Por eso, se me ocurrió que podría ser buena idea comprobar si, con la gama de modelos GR Sport, se obtiene ese puntito que falta para ser realmente apetecibles. En principio, los Toyota GR Sport representan la vertiente más deportiva, antes de que llegar a los GR “a secas”, algo así como los ST Line de Ford o los FR de SEAT –aprovechamos ya que se han mencionado antes– y, por tanto, deberían contar con una puesta a punto y un tacto lo suficientemente diferente como para considerarlos, al menos, coches dinámicos. De hecho, en el portal oficial de la marca, se considera a los GR Sport como acabados deportivos.

Así, me pareció que empezar con el Toyota Yaris GR Sport era la mejor opción, ya que se trata del nivel de acceso al “mundo GR Sport” y resulta un coche bastante interesante para aquellos que se acaban de sacar el carnet y quieren un coche que no solo sea fácil de conducir, sino también que sea divertido y agradable. Y ya os digo que, tras una semana de arriba abajo con un Yaris GR Sport, podría ser una opción en mi lista de compras incluso ahora, que ya tengo 20 años “de carnet” y he podido probar casi de todo. Me parece que tiene un planteamiento muy particular y un carácter bastante dinámico, pero al mismo tiempo muy Toyota.

El Toyota Yaris GR Sport presenta, con muy pocos detalles, una personalidad diferente al resto de versiones

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De todas formas, es mejor ir por partes, porque sí, es cierto que el coche me ha gustado, pero también es cierto que hay cosas que yo cambiaría y que afectan a la convivencia con el coche. Cosas que, como cabe esperar, para mí son un escollo –pequeño, todo sea dicho–, pero quizá para ti, que estás leyendo esto, sean justo lo contrario, pues en el fondo, son detalles que tienen que ver más con los gustos personales que con la funcionalidad en sí.

Pues parece que si cambia respecto a un Yaris “normal”

Hablo con Toyota, me confirman la cesión y el día señalado voy a por el coche. En esta ocasión, lo que aprecias en las fotos es lo que tienes, no es el típico modelo que cambia de fotos a la realidad y la impresión en más o menos la misma, pero con matices, obviamente. Bajo los focos del garaje y visto de frente –estaba aparcado “de culo”–, la imagen que ofrece es musculosa, me gusta lo que veo, pero es algo que comparte con el resto de la gama Yaris, que dio un cambio notable con su actual generación. Tiene una mirada enfadada, pero no hay diferencias con otras versiones, tan solo el logo GR en el lado izquierdo del paragolpes, aunque tampoco es un detalle criticable porque, como digo, personalmente me gusta y ofrece suficiente agresividad.

Tampoco puedo ver mucho más en el garaje, así que me subo al coche, me coloco y salgo dirección a mi casa, que el trabajo no se hace solo y seguro que Pablo, nuestro director, estará pendiente de si sale lo que tiene que salir. Ya tendré tiempo de analizar más detenidamente la estética, que, como ya sabréis, se trata de un tema muy personal y cada persona es un mundo. Así, pues, pongo el selector en D y es ahí cuando me doy cuenta de un detalle: no hay levas tras el volante y todo el habitáculo es muy similar a lo que ofrece cualquier otro Yaris, salvo los asientos y algún que otro detalle adicional, como las costuras o los logotipos GR. Puede parecer un detalle nimio, pero la falta de levas en una versión que se las da de deportividad no es una buena señal, al menos para mí no lo es.

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Los primeros kilómetros también dejan notar diferentes matices que, para empezar, me dan muy buenas sensaciones. Las suspensiones son firmes, no son incómodas y no me atrevería a definirlas como deportivas, pero sí que le otorgan al Yaris una pisada más atractiva que en el resto de versiones –he podido probar un par de versiones en otras ocasiones, antes de recalar en espíritu RACER– y los asientos ayudan a potenciar esa sensación de firmeza general que, estoy seguro, gustará a muchos usuarios. A mí me gusta, de hecho, es el típico tacto que busco en un coche y el motivo de que el Mazda 6 que tenemos en casa monte suspensión deportiva. La sensación de aplomo y de control es mayor y el confort lo encuentro muy correcto.

De todas formas, mientras recorro la A6 a la altura de Torrelodones, empiezo a sentir que no voy de todo cómodo. Hay una secuencia de curvas en ese tramo, que desembocan en la famosa curva de Parquelagos –famosa por la zona, todo sea dicho– y que generan bastante carga lateral si vas medianamente rápido, que permite apreciar si el asiento y la postura al volante es lo suficientemente correcta y en esta ocasión, y he de decir que como en otras anteriores, no me encuentro cómodo al 100%. El volante se queda un poco lejos, la regulación en profundidad es limitada y obliga, al menos en mi caso, a llevar las piernas ligeramente más flexionadas de lo que me gustaría, lo que, a su vez, me resta sensación de seguridad. Tengo la impresión de que si pierdo el coche en ese momento, no voy a poder recuperarlo porque no voy a poder moverme con libertad. Aun así, no aflojo y mantengo el ritmo comprobando que es sensación mía, no falta de capacidades del coche. Es cierto que en autopista pocos coches generan malas sensaciones, pero hay ciertos matices, detalles que permiten apreciar que la configuración de este Yaris GR Sport es buena.

Por diseño, hasta el pilar B todo genial, pero de ahí para atrás…

Llego a casa, aparco frente de la puerta del garaje y tras abrir esta, miro el coche y lo veo: no me gusta la relación entre la parte delantera y la trasera. Hasta el pilar B, la imagen del coche es genial, tiene formas muy acertadas para mi gusto y la aleta, con esa zona plana justo en el paso de rueda le da cierto carácter y un poco de músculo al eje delantero. Pero del pilar B hacia atrás… es como si le hubieran dado un golpe por alcance y lo hubieran achaparrado, además, esa hendidura o línea de carácter o como quieras llamarlo, que hay justo delante de la rueda trasera, desentona totalmente. Creo que si lo hubieran dejado liso, el resultado habría sido mucho mejor, pero actualmente existe una manía inexplicable por introducir ese tipo de cosas, sea donde sea y al costo que sea, que no acabo de entender.

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Para gustos, como siempre, los colores, pero creo que lo mejor del coche es el frontal

Días después, hablando con Miguel del tema, comentó un detalle que también podría ser culpable de dicha sensación. Según él, lo que provoca esa sensación es la línea de la ventanilla trasera, que es muy corta y tiene unas formas muy redondeadas en su parte trasera. Si fuera un poco más alargada, no parecería tan chato por detrás. Como nos gusta mucho hablar de coches –quizá demasiado– seguimos analizando esos detalles porque, en el fondo, para eso tenemos el coche, ¿no? Eso nos llevó también a pensar en que las puertas traseras son pequeñas y tienen un diseño peculiar, lo que alarga visualmente las delanteras y parece que estamos ante dos mitades de distintos coches soldadas una a la otra. El caso es que si miras el coche desde delante, colocado en tres cuartos, no aprecias esa sensación que tienes al verlo de perfil, incluso encuentras interesante la línea de las ventanillas traseras y la hendidura que hay delante de las ruedas traseras, pues marca una buena musculatura en esa zona.

Cuestión de perspectiva, porque reconozco que desde cualquier otro ángulo que no sea un perfil directo, el coche me gusta. Eliminaría cosas como el simulacro de difusor que hay en el paragolpes trasero y la falsa salida de aire central, pero son detalles que no afectan al resultado final. Algo similar ocurre con el habitáculo. En general, creo que es correcto y es agradable, me gusta mucho que tenga las puertas con mucha superficie tapizada, al igual que me gustan los asientos, el pedalier metálico y el techo negro, pero falta chispa y una mayor diferenciación respecto a otras versiones. Al menos, y es algo de agradecer, mantiene los controles físicos para la climatización y tiene dos botones a la izquierda de la pantalla para el volumen del equipo de sonido. No es el típico mando circular, pero al menos son mandos físicos –también están en el volante, pero no todo el mundo los usa y las costumbres llevan a ir directamente a la radio–.

Seguimos durante un largo rato hablando sobre su diseño y no pudimos pasar por alto pensar que, si nos hubiera pillado con 20 años menos, podría haber sido una opción a tener en cuenta. El coche tiene una buena planta, con un frontal agresivo, unas llantas bonitas –son las mismas del Yaris Style pero con una decoración diferente y muy lograda, porque no parecen el mismo modelo– y una pintura bitono que le queda la mar de bien. Por dentro, aunque igual que otras versiones, los asientos destacan mucho y el techo negro, con las costuras rojas, quedan muy bien y con el carnet recién sacado habríamos chuleado de lo lindo.

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Se agradecería una mayor distinción interior, pero al menos tiene unos pedales metálicos, unos buenos asientos y el techo forrado en tela negra

Comparado con un Yaris normal, el GR Sport es más rápido a igualdad de motor

Después de haber rediseñado por completo el Yaris GR Sport durante una conversación bastante larga, pasé a contarle a Miguel las sensaciones que había tenido durante los días anteriores y mis opiniones al respecto, con la intención de que analizara esas partes durante la sesión de fotos. Probar un coche es, básicamente, como probar un restaurante. El crítico de cocina te da su opinión sobre el restaurante que ha estado probando y nosotros damos nuestra opinión sobre el coche que la marca nos ha cedido, se puede decir que somos críticos de coches, ¿no? Pero como toda prueba, sea de lo que sea, está sujeta a sensaciones, a gustos personales, a cosas intangibles y por ello, contar con una segunda opinión, nunca está de más.

– Javi: Creo que de suspensiones y ruedas va muy bien, pero no logro encontrarme 100% seguro al volante, me falta sensación de control y creo que es por la posición de conducción.
– Miguel: Pues si te digo la verdad, yo me encuentro cómodo y me gusta mucho el tacto que tiene, se puede ir más rápido de lo que parece.
– J: Le falta algo de chicha, un poco más de potencia le iría como anillo al dedo, pero es que el Yaris, sin importar la versión, siempre lleva el mismo motor y aunque corre, falta sensación de empuje.
– M: Bueno, para 116 CV y el dichoso cambio CVT, yo creo que está muy bien.

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El Toyota Yaris GR Sport monta el mismo grupo motor que el resto de versiones, un híbrido convencional que en conjunto rinde 116 CV –un gasolina de tres cilindros, 1.490 centímetros cúbicos y 90 CV, junto a un eléctrico con 80 CV– y se combina con el consabido cambio tipo CVT que siempre usa Toyota en sus coches electrificados. Es un conjunto que, por funcionamiento general, resulta muy satisfactorio, pues es suave en ciudad, consume muy poco y es agradable de usar sea cual sea la situación. Es uno de los mejores argumentos del coche, sin lugar a dudas, pero también uno de los escollos cuando hablamos de deportividad. Para empezar, faltan prestaciones, o por lo menos falta la sensación de potencia. Vale que son 116 CV, pero el coche pesa muy poco, apenas llega a los 1.100 kilos.

Cuando estás en plena carretera de montaña y te dispones a dar gas para salir de un viraje, te encuentras con una respuesta un poco floja, y algo que a mí no me gustó, no hay levas para controlar el cambio. Lo he comentado al inicio, la falta de levas, o la falta de poder gestionar la transmisión, no es lo ideal si buscas presumir de deportividad, resta interacción a la conducción y también resta cierto control. En otros modelos de Toyota con levas, reconozco que para acelerar no hago uso de ellas, ya que funciona mejor dejando que la gestión electrónica se encargue de todo, pero a la hora de frenar sí que me gusta contar con la posibilidad de bajar las marchas manualmente. No porque frene mejor, sino por diversión y por sensación de control, de ser yo quien escoja la relación en que la quiere entrar y con la que quiere salir de la curva.

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– J: No me gusta nada que no tenga levas, pierdes diversión y pierdes poder de control. Ni siquiera se puede cambiar usando la palanca
– M: A mí tampoco me gusta y me fastidia un poco, porque el coche va genial, mejor de lo que me esperaba

La falta de levas no empaña el buen hacer del chasis, eso es evidente, y lo hace muy bien. La pisada es firme, no se descola si hay baches en apoyo aunque entres pasado y si superas el límite, arrastra el morro. Puedes apurar la frenada y entrar “a saco”, o bien frenar un poco antes y mantener una velocidad en curva elevada, acepta ambas situaciones de buen grado y acabas rodando bastante más rápido de lo que esperabas. Tuve que acostumbrarme a la posición de conducción, pero al final acabé entendiéndome con el coche y disfrutando del conjunto en general, pues no se trata de ir rápido, sino de aprovechar la puesta a punto y lo que ofrece el coche.

No es un deportivo, no puedes ponerte a la volante con esa idea, es un coche dinámico, que permite cierto disfrute en curvas pero sin buscar los límites, sino enlazando curvas frenando lo menos posible y aprovechando la fuerza extra que ofrece el motor eléctrico. Falta un poco de sonido de escape, aunque tiene uno y además, funcional, nada de atrezzo, pero es un detalle que se puede pasar por alto.

Se podría decir que está en precio

Según la web oficial de la marca, el Toyota Yaris GR Sport tiene un precio de 22.749,99 euros sin extras. La unidad que nos cedió la marca luce el color gris Ascari, que son 500 euros adicionales, aunque no he encontrado la opción de la pintura bitono, que no debería ser mucho más cara. ¿Es caro? Pues en realidad está en la media, pocas opciones hay con este equipamiento por menos y seguro que visitando un par de concesionarios se puede sacar una buena rebaja.

Datos técnicos

FICHA TÉCNICAToyota Yaris
MODELO120H GR Sport
MOTORCombustiónGasolina de 1.490 cc. 3 cilindros en línea en posición transversal. Con Start/Stop.
RENDIMIENTOPotencia máxima68 kW (90 CV) a 5.500 RPM
Par máximo120 Nm entre 3.600 y 4800 RPM
EléctricoDelantero transversal, 59 kW (80 CV)
141 Nm
TRANSMISIÓNTracción delantera. Cambio automático de tipo CVT
SUSPENSIÓNDelanteraTipo McPherson, resorte helicoidal
TraseraRuedas tiradas, resorte helicoidal
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto (mm)3.940 x 1.745 x 1.500
Batalla2.560 milímetros
Peso declarado1.085 kg
Neumáticos195/55 R16 87V
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/h9,7 segundos
Velocidad punta175 km/h
Relación peso potencia9,35kg / CV
CONSUMOSConsumo medio homologado (WLTP)4 litros
Consumo medio durante la prueba5,3 litros
PRECIO UNIDAD PROBADA22.749,99 euros

Galería de fotos

Toyota Yaris 120h GR Sport

22749,99 euros
Toyota Yaris 120h GR Sport
7.2

Comportamiento en carretera

7.0/10

Comportamiento en ciudad

8.0/10

Confort

8.0/10

Consumo

8.0/10

Habitabilidad

7.0/10

Infoentretenimiento

7.0/10

Prestaciones

6.5/10

Relación valor/precio

7.0/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

5.0/10

A favor

  • Tacto de conducción
  • Consumos
  • Agrado de uso

En contra

  • Poca diferenciación con el resto de versiones
  • No se pude gestionar el cambio manualmente
  • Falta sensación de empuje
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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