Vaya por delante que cuando me dijeron que me tocaba probar el Ford Fiesta ST-Line 1.0 EcoBoost Hybrid, mis expectativas no eran muy buenas. Un poco de curiosidad por ver si realmente sirve de algo la hibridación suave, pero del motor no tenía buenas referencias. Y eso que el bloque 1.0 EcoBoost de Ford ha sido galardonado en varias ocasiones y la opinión general es buena.
Recuerdo perfectamente la primera vez que conduje un Ford con ese motor. Era un Focus de la tercera generación, de color blanco para más información. Era la época de mayor auge del downsizing y todos los fabricantes, o casi todos, se habían dedicado a desarrollar motores pequeñitos, a ponerles turbo y a montarlos en todo tipo de coches. Siempre pensé que esos motores, por mucho turbo y buena ficha técnica que tuvieran, en la práctica seguro que andarían cortos de par a bajo régimen y habría que llevarlos alegres para compensar. Eso tiraría por tierra el primer argumento de venta: la reducción de consumo.
Y así ocurrió, el motor no me gustó porque, como esperaba, había que llevarlo revolucionado para tener respuesta. Si seguías las indicaciones de la instrumentación te quedabas vendido con un propulsor girando por debajo de su “zona buena” y sin ninguna capacidad de recuperación. Evidentemente, si lo mantenías a un régimen donde había respuesta, el consumo no eran tan bajo como lo vendían. Además, era un motor muy sensible al uso que se le daba. ¿Cómo es posible que este motor tenga tantos premios? ¿Acaso es mi forma de conducir?
Como cabe esperar, no tenía muchas expectativas, aunque sería mejor decir que mis expectativas no eran buenas. Sin embargo, al menos en esta ocasión el motor no tendría que arrastrar la carrocería de un Focus, sino una más pequeña de un Fiesta. Y estaba el aliciente del acabado ST-Line. No era el ST “a secas”, pero era igualmente interesante.
Primeras impresiones
Una vez en Ford España, recojo la llave (muy pequeña, por cierto) y bajo al garaje a por el coche. El Fiesta es un coche que siempre me ha parecido atractivo y cuando lo vi a “media luz” en el garaje volví a pensar lo mismo: me gusta este coche, lástima que sea cinco puertas (¿por qué se han empeñado en quitar del mercado las carrocerías de tres puertas?). La verdad es que visto desde cierto ángulo, incluso parece un Focus, un coche con bastante más porte que el Fiesta.
Abro la puerta, entro y la sensación es la misma: me gusta. No es un alarde de diseño, pero tanto las formas como el tono de los plásticos y la calidad general resultan agradables. El tacto de los mandos tampoco es malo y la posición al volante es buena y relativamente fácil de encontrar.
Como en casi todos los coches modernos, los pedales tienen un tacto blando, pero me gusta mucho el volante por grosor. El selector del cambio queda un poco bajo y las dos últimas marchas quedan un pelo lejos, pero no lo veo un problema, cuestión de acostumbrarse.
En general, la primera impresión es buena, la imagen del coche es buena, la sensación en el habitáculo también y al cerrar las puertas hay un sonido apagado que mejora la sensación de calidad percibida. Quizá parezca una tontería, pero el sonido al cerrar las puertas influye lo suficiente o al menos, a mi me parece un detalle que denota si se ha tenido cuidado en la fabricación del coche. De todas formas, cuando se revisó el coche detenidamente, aparecieron cosas que no me gustan tanto.
Por ejemplo, la goma de las puertas traseras no está totalmente unida a la puerta, hay zonas que entra la mano entera entre la goma y la puerta, podrías tirar de ella y llevártela a casa. Pensé que sería un fallo de la unidad, pero resulta que la goma va así montada. También pude ver como la base del selector del cambio tenía el marco completamente levantado, pude encajarlo y todo quedó correctamente, pero son cosas que afean el resultado global.
Motor y transmisión
Llega el momento de iniciar la marcha, el momento de saber si realmente la hibridación suave sirve de algo y, sorpresa, no recordaba que este motor fuera tan bien a bajas vueltas. La primera sensación al iniciar la marcha fue muy buena, sin vibraciones, sin tener que subir el régimen del motor en exceso, con muy poco ruido. De hecho, el coche se puede mover levantando ligeramente el embrague y sin tocar el acelerador, como si fuera un diésel.
No puedo esperar mucho a darle una estrujada y en cuanto veo una recta hundo en pedal del acelerador y el coche sale disparado desde pocas revoluciones. ¡Menudo cambio! No es, ni por asomo, el mismo motor que yo probé en aquel Focus y que tan poco me gustó, este propulsor tiene fuerza a bajas vueltas y puede circular en marchas largas sin dejarte tirado, resulta que si hace algo esta hibridación ligera. Le sienta como un guante a este motor, al menos durante los primeros kilómetros. No me esperaba esto.
El motor del Fiesta 1.0 EcoBoost Hybrid es básicamente el mismo tres cilindros de 998 centímetro cúbicos, bloque de hierro y culata de aleación con los árboles de levas, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa y turbo que rinde 125 CV, al que le han adosado un arrancador/generador integrado que sustituye al alternador estándar, junto a una batería de iones de litio de 48 voltios. Al abrir el capó se puede ver perfectamente, está colocado en el mismo sitio del alternador y a simple vista parece un alternador, pero es bastante grande.
Durante el tiempo que tuve el coche, me dediqué a probar algunas cosas. Tenía mucha curiosidad por saber si realmente se nota tanto en consumos como en el uso diario una hibridación tan sencilla. Decir que el pequeño motor eléctrico no puede mover el coche por sí solo, ningún “mild hybrid” puede hacer eso, es un asistente del motor de combustión cuando más hace falta: salir desde parado y demandas de potencia. ¿Se nota? Mucho. El Fiesta 1.0 EcoBoost Hybrid sale muy bien desde parado, sin esfuerzo, recupera con la decencia que no tenía el Focus 1.0 EcoBoost que probé hace tiempo y puedes circular en marchas largas y acelerar, obteniendo una buena respuesta del motor.
Hay algunos detalles, no obstante, que no me terminaron de convencer. Por ejemplo, cuando sueltas el acelerador el motor eléctrico retiene y recupera energía. Si en ese momento presionas ligeramente el pedal del freno, la retención aumenta como cabe esperar, pero si sueltas el pedal, esa retención se mantiene como si todavía siguieras pisando el freno. Es un poco raro.
Por otro lado, yo soy de esos conductores que frenan con la caja de cambios, es decir, voy bajando marchas y ayudando con la retención del motor a los frenos. Una forma de conducir que no parece cuadrar con el Fiesta micro híbrido, porque con cada pisada de embrague pierdes retención del motor y resulta muy molesto porque vas dan trompicones. No es que sea un fallo del coche, es lógico que cuando separas el motor de la caja de cambios pierdas la retención. El caso es que al frenar, el motor eléctrico ayuda con retención extra y por tanto, el pedal del freno se pisa menos y al embragar esa frenada se queda corta y da la impresión que el coche se lanza.
Circular por el centro urbano con este motor ha pasado de ser un incordio a ser algo bastante agradable. Se agradece en todo momento la ayuda del pequeño generador eléctrico y los consumos bajan, no es algo extraordinario, pero se nota lo suficiente. En una conducción normal, se pueden ver consumos de van de los 4 a los 5 litros “ de ordenador”. Si aprietas el ritmo, puede subir a 6 o incluso 6,8 litros. En alguna ocasión logramos ver 7 litros en el cuadro de mandos. Si buscas consumos muy bajos, también se pueden lograr.
En una de las ocasiones, mi compañero Javier Costas vino con su Toyota Prius y se puso a marcar el ritmo. El Prius tiene una función que “puntúa” la conducción según sea más ecológica o menos. Es decir, cuanto menos combustible se consuma y más electricidad se use, mejor es la puntuación. Siguiendo el ritmo marcado por el Prius de Costas, el Ford Fiesta 1.0 EcoBoost Hybrid llegó a marcar 3,3 litros. Es una cifra que solo he logrado con híbridos convencionales y haciendo muchos recorridos urbanos. No está nada mal aunque sea un dato obtenido en el cuadro de instrumentos.
La caja de cambios también acompaña, porque los desarrollos parecen estar bien calculados y no hay un salto excesivo entre marchas. Además, el tacto que ofrece el selector también es bueno, aunque me hubiera gustado que fuera un poco más firme. También resulta que entre marcha y marcha es muy blandito, pero cuando se llega a engranar se endurece un poco. Se puede cambiar de marchas muy rápido, pero no se encuentra a gusto trabajando así.
Conducción: es un coche muy polifacético
Por el momento, el coche ha dado buenas sensaciones con algún que otro claroscuro, algo normal por otra parte. No hay coches perfectos así que no lo busques, hay que buscar un resultado global y para ello, hay que usar el coche como si fuera el tuyo propio. Vamos, que el mío estuvo aparcado toda la semana y solamente usé el Fiesta, que cumplía con lo que se pedía. Puedes llevar una sillita de niño con los anclajes Isofix, el maletero no es una cueva, pero puedes llevar la compra sin problemas y el coche es cómodo y suficientemente amplio por dentro.
Obviamente, si quieres un coche familiar no es tu coche, mejor mira un Focus o Mondeo si no quieres salir de Ford, pero para un pareja sin hijos o para una persona sola, sobra. Además, es un coche bastante polifacético porque permite un uso bastante variado. En una sola jornada le hice unos 200 kilómetros del tirón sin terminar cansado y sin imprevistos. Admite una circulación masiva por autopista y por ciudad es ágil y al no ser muy grande, resulta sencillo aparcar aprovechando la cámara de visión trasera. El consumo tampoco sube en demasía en poblado y con la etiqueta ECO no hay problemas para ir a donde se quiera.
Y sí, también te puedes divertir. No es el más deportivo de los utilitarios, pero Ford siempre ha sabido cómo darle un toque dinámico a sus bastidores. No obstante, hay lagunas, como los frenos traseros de tambor que se notan al aumentar el ritmo porque el pedal del freno tiene un tacto un poco esponjoso al frenar fuerte. No presentan problemas en cuanto a potencia de frenado ni tampoco en cuanto a fatiga, pero resta un poco de confianza.
Esto en uno de mis tramos habituales, pero quise subir un poco listón y me fui a uno que me gusta especialmente y que ya me conozco de sobra, donde podría exprimir el coche hasta donde me dieran mis capacidades. Y la verdad es que me lo pasé bastante bien, porque se puede apurar bastante y la trasera acompaña, es bastante más reactiva de lo que me esperaba. Afronta bien las rectas gracias a la ayuda del motor eléctrico y estira bastante arriba, lo suficiente para ahorrar algún cambio de marchas en carretera de montaña. Las curvas también se pueden tomar muy rápido, más de lo que aparenta y con una buena comunicación del chasis.
Cuando llegas al límite, como tracción delantera que es, lo primero en avisar son las ruedas delanteras pero puedes forzar un poco al eje trasero para que deslice y termine de redondear. También puedes acelerar muy pronto, incluso con el coche en pleno apoyo. De todas formas, hay que ir muy rápido y hacer las cosas a lo salvaje para que todo se compliquen y cuando lo hacen, la red de seguridad que ofrecen los asistentes electrónicos te saca de la situación de forma limpia y con un funcionamiento bastante sutil.
En estas condiciones el consumo tampoco es malo, es precisamente cuando pudimos ver los 7 litros en el ordenador de a bordo y creerme si digo que no hubo miramientos con el pedal del acelerador. Sin embargo, cuanto hay un par de rectas el consumo baja unas décimas si conduces como lo hago yo, que no apuro la velocidad en las rectas por pura lógica y sentido común.
Conclusión
Tras una semana con el Ford Fiesta 1.0 EcoBoost Hybrid he podido sacar algunas conclusiones. Por un lado, hay que decir que no se le notan los años en cuanto a diseño o equipamiento, aunque sí se nota en tamaño. El habitáculo es un poco más pequeño que algunos de sus rivales. Cuando me subí al Fiesta acababa de dejar un Toyota Yaris, la nueva generación, y se notó que faltaba algo de espacio. No es mucho, pero se nota. También se nota que el Ford Fiesta cuida más algunos detalles del habitáculo, dando una mayor sensación de calidad general.
Me gusta mucho el cambio que ha dado el motor con la adhesión del arrancador/generador eléctrico, ha ganado todo lo que le faltaba sin perder sus características en cuanto a respuesta a alto régimen. Es una buena combinación, pero me gustaría probar el siguiente escalón, la versión de 155 CV. Seguro que el resultado es bastante mejor y la diversión en carretera de curvas es mayor pues, como se puede esperar, en espíritu RACER damos mucha importancia a las prestaciones y a la diversión al volante.
El Ford Fiesta 1.0 EcoBoost Hybrid no es un coche que pueda presumir de auténtico espíritu RACER, pero se queda cerca. Puedes apretar muy fuerte en carretera de montaña y disfrutar con la conducción, pero le falta algo de prestaciones y unos frenos de disco traseros. El sonido del motor tampoco es emocionante, aunque no suena a tres cilindros y eso se agradece. Por otro lado, el volante es casi perfecto por grosor y tacto y aunque el pedal del freno no acaba de gustarme, permite apurar la frenada. No me gustó nada el control de velocidad de crucero con lector de señales, mientras vayas por autopista y no haya salidas cerca, el coche va de lujo, pero si hay salidas de autopista a vía de servicio, el lector capta la señal de 60 y pega un frenado de órdago para bajar desde los 120 km/h hasta los 60, con le consiguiente peligro.
Como conjunto, es un coche que me ha gustado. No esperaba que la hibridación ligera le sentara tan bien y que se pudieran lograr consumos tan ajustados. El chasis ST-Line está bastante equilibrado y cumple en todas las facetas, a no ser que quieras un coche “superdeportivo”, porque este Fiesta no lo es. Es deportivo, o mejor aún, dinámico, pero el compromiso logrado en el día a día y entre curvas creo que es bastante acertado.
Datos Técnicos
FICHA TÉCNICA | Ford Fiesta | |
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MODELO | ST-Line 1.0 EcoBoost Hybrid | |
MOTOR | Delantero transversal. Tres cilindros con bloque de hierro y culata de aleación de aluminio. Dos árboles de levas en culata y cuatro válvulas por cilindro. 998 centímetros cúbicos, inyección directa, turbo e intercooler. Diámetro por carrera de 71,9 x 82 milímetros y compresión de 10,5:1. Ciclo cuatro tiempos con start&stop. Arrancador/generador eléctrico con batería de 48 voltios y 0,48 kWh. |
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RENDIMIENTO | Potencia máxima | 125 CV a 6.000 rpm Generador eléctrico con 16 CV |
Par máximo | 200 Nm a 1.750 rpm Generador eléctrico con 50 Nm |
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TRANSMISIÓN | Tracción delantera y cambio manual de seis relaciones | |
DIMENSIONES Y PESO | Largo por ancho por alto | 4.065 x 1.735 x 1.466 milímetros |
Batalla | 2.493 milímetros | |
Peso en vacío | 1.217 kilos | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 9,4 segundos |
Recuperaciones de 80 a 120 km/h | 6,1 segundos | |
Velocidad punta | 203 km/h | |
Relación peso-potencia | ||
CONSUMOS | Consumo homologado WLTP | 5,8 - 6,7 l/100 km |
Consumo durante la prueba | 5,5 - 6,5 l/100 km | |
PRECIO UNIDAD PROBADA | 24.500 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS