Tierra, ripio… La foto es actual, pero resume los primeros tiempos del Ford Falcon en Australia, porque, cuando comenzó su producción en 1959 para debutar con el modelo 1960 y forzarle rivalidad de mercado a Holden, marca de General Motors de peso en el país, el Falcon debió ajustar su suspensión para poder dominar los hostiles caminos rurales, padecidos por amortiguadores poco desarrollados, antes de convertirse en éxito y modelo de tradición.
Más de 55 años ininterrumpidos en una línea de montaje, repartidos en siete generaciones, no es un tiempo cualquiera para cualquiera. Casos, varios, empezando por los globales, los más vendidos de la historia, como el Corolla. La segunda respuesta al interrogante sobre cómo un coche puede mantenerse tantas décadas en actividad la tienen los regionales. Mejor dicho, los que penetran la cultura de un país.
El hemisferio sur le pertenece al Ford Falcon. En Sudamérica y en Oceanía es un coche inextinguible. No importa cuánto óxido a la vista tenga un ejemplar, siempre está, haciendo más referencia al clásico que a los dosmileros. Para sellar el impacto y torcerle el brazo a GM, el coche debía ofrecerse en un amplio abanico de carrocerías, modo combi inclusive. La pick-up es un ícono.

Tierra, ripio. La foto es actual… Al Ford Falcon Ute le gusta posar para la cámara. Si lo tomas de frente, es un callejero clandestino de las noches de Detroit de los años setenta. Si lo tomas de costado… sigue pareciéndose a un callejero clandestino de las noches de Detroit de los años setenta. El coche se esfuerza para que su semblante irreverente oculte la funcionalidad de su rol rural, incluso tomándolo desde atrás de la caja.
Un modelo 1972, el más evolucionado de la serie XY, la cuarta y última de la segunda generación. El más evolucionado de la segunda generación, sin más. La serie XY es institución en Australia, es sinónimo de la apropiación cultural de Australia sobre el Falcon. El GTHO Fase III, versión sedán de carreras legendaria, la representa. La representó en las pistas, en los campeonatos nacionales de Turismo obtenidos. Y este Ford Falcon Ute 72 lleva el motor con el que el preparado para el circuito alzó copas. El V8 Cleveland sigue en su lugar, vaya hallazgo de Collecting Cars. Con sus 5,8 litros, lo máximo en cilindrada que Ford Australia te podía dar en esta pick-up.
Con una potencia soberbia, repito, soberbia para la fecha. Sus 250 caballos que podían crecer hasta los 300 CV. Tan notable por fuera como por dentro. El acabado de pintura negra con doradas calcomanías laterales que simulan, cual alegoría, lo que en el interior se revela: las inserciones horizontales en madera, concluidas con aplicados cromados para cortar con el negro en las puertas, el tablero y, más allá, el tapizado en vinilo de los asientos. No, no podía irme con el oído en espera, ni dejarlos a ustedes, amigos, a merced del mismo sinsabor. ¿Cómo suena en la actualidad ese V8 Cleveland? Qué mejor que escucharlo del propio ganador del Campeonato Australiano 1973.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS