Dudo que haya alguien en este entorno nuestro de amantes del automóvil que eche la vista atrás –poco atrás– hacia el Honda S2000 y que al hacerlo no sufra cierta excitación en sus lacrimales –o donde cada uno sienta la emoción–. Aquel roadster japonés, tan japonés y tan Honda, que se mantuvo a la venta durante la primera década de este siglo, debe figurar en la lista de deseos de cualquier petrolhead.
Incuestionablemente dotado de espíritu RACER, una de las razones por las que todos lo guardamos en una muy alta consideración reside en el motor VTEC de cuatro cilindros y dos litros de capacidad que movía a este pequeño deportivo y que se estiraba hasta las 9.000 revoluciones por minuto. Atmosférico, por supuesto, era una obra de ingeniería irrepetible en un coche de producción en los tiempos actuales, y entregaba 241 CV muy cerca de ese límite, a 8.300 rpm.
En el contexto actual ningún fabricante se plantearía repetir un “caramelo” así. Pero, ¿y si la marca fundada por Soichiro Honda decidiera devolvernos un Honda S2000 a baterías? Larson Design, a través de su perfil de Instagram, ya se ha planteado esta pregunta y nos ha ofrecido una adaptación de su diseño.
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El diseñador alemán respeta las líneas originales del Honda S2000, a cuyas superficies laterales lisas añade un pliegue para marcar su cintura y trasladar sus formas genuinas a nuestros días –que para mi gusto se mantienen bastante actuales–. En el frontal, el diseño también conserva las bases del modelo de principios de siglo, y en este caso la propuesta de actualización se concentra en los faros, que mantienen una forma triangular y se cortan horizontalmente con una línea luminosa, típica de cualquier lanzamiento de hoy en día, y que encuentra de hecho inspiración en el Honda S800, antecesor más o menos directo del S2000.
El Honda S2000 era un roadster ligero, con un motor de cuatro cilindros de 2.0 litros y 241 CV a 8.300 rpm: el motor no sobrealimentado con mayor potencia específica en su momento
Prestaciones lastradas
Todo el respeto que se ha llevado el Honda S2000 a lo largo de estos años responde a que representa lo que muchos buscamos: un automóvil dirigido únicamente a maximizar las sensaciones de su conductor, a crear una unión perfecta entre el vehículo y quien se pone a sus mandos. Lo lograba, entre otras cosas, gracias a su caja de cambios con recorridos cortos y precisos, a la disposición de su motor central delantero, con la cabina ligeramente retrasada, que permitía un reparto de pesos ajustado al gramo, al mencionado motor atmosférico que invitaba a rellenar su cuentavueltas digital hasta llegar a su extremo derecho, o a una dirección muy directa que potenciaba la agilidad propia de su configuración.
Esos mismos que admiramos al Honda S2000 nos planteamos el futuro de la movilidad cero emisiones con cierto escepticismo, cuando no indiferencia. ¿Habrá sitio para conceptos tan puristas como este tipo de roadsters, ligeros y relativamente accesibles, en un futuro dominado por pesados y carísimos sistemas de baterías y en el que se habrá extinguido para siempre el “punta-tacón”?
Mazda, uno de los fabricantes que a lo largo de los años ha mantenido vigente esta apuesta por la manejabilidad y las sensaciones de conducción a un precio razonable por medio de su MX5, ya ha declarado que la próxima generación del deportivo no tendrá fácil prescindir de algún tipo de electrificación. Las normativas sobre emisiones que vienen en los próximos años dejan poco espacio a los fabricantes para poder producir –y homologar– modelos solo movidos por motores de combustión, y el roadster de la marca de Hiroshima parece que no va a poder escapar de esta tendencia. En todo caso, al mismo tiempo aclaran que la ligereza seguirá siendo un objetivo primordial para futuras generaciones de su Miata, y que se plantean diversas opciones como la hibridación ligera mediante instalaciones de 48 voltios o emplear un motor rotativo con funciones exclusivas de generador de energía eléctrica, y convertirlo así en un vehículo eléctrico de autonomía extendida.
El peso y el precio de los sistemas de baterías hacen aún difícil pensar en coches 100% eléctricos que puedan transmitir sensaciones cercanas a las de roadsters ligeros y ágiles como el Honda S2000 o el Mazda MX-5, y a un coste relativamente bajo
Sea como fuere, la idea de un roadster puramente eléctrico se encuentra de alguna manera en el momento embrionario de los vehículos a baterías con verdadero peso en el mercado. Era el año 2008, cuando Tesla presentó la primera generación de su Roadster –y a la sazón su primer coche–, dotado de un motor eléctrico de 292 CV –215 kW– y que ofrecía una autonomía de más de 300 km, cifra capaz de sonrojar a algunos vehículos eléctricos en el mercado hoy día. Fue algunos años antes de que llegara el Model S a provocar un levantamiento de ceja de las marcas tradicionales; varios más faltarían para que el Tesla Model 3 irrumpiera en el mercado y obligara a ciertos fabricantes a salir definitivamente de su sesteo.
Después del americano, que pesaba 1.300 kg – unos 300 kg más que el Lotus Elise que le servía de base–, algunas marcas han explorado las posibilidades de este concepto. Es el caso del Polestar O2, por ejemplo, que aún no ha pasado de ser solo eso, un concepto, y las noticias que hemos tenido hasta ahora del MG Cyberster Concept no nos hacen pensar en un paso temprano a la producción en serie.
Sí es más real, aunque se aparta del concepto representado por el Honda S2000 y sus semejantes, la aparición de la segunda generación del Tesla Roadster, pese a que su lanzamiento –fue presentado en 2017– ha sufrido ya algunos aplazamientos. Este será ya un desarrollo propio del fabricante americano y para él se anuncian unas prestaciones de escándalo, con una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de dos segundos y 10.000 Nm de par motor, a falta de que se detalle la configuración de su sistema de propulsión. Sí sabemos que su batería tendrá una capacidad de 200 kWh, que es casi el cuádruple que los 53 kWh de la batería ofrecida en la primera generación, lo que nos habla del avance de los sistemas de baterías en esta última década.
Quizá Honda se plantee en un futuro la producción de un roadster a baterías, aunque habría que ver si como una reedición del Honda S2000 –algo que en mi humilde opinión me parecería desacertado– o como un nuevo eslabón en la tradición de la marca japonesa de deportivos ligeros de la que el S2000 fue solo uno más. A mí, como sugerencia en caso de que Honda la aceptara –y chiste, si me lo permitís vosotros– se me ocurre que, en caso de suceder, su nombre podría ser Honda S2035, al menos en su versión europea.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS