El exclusivo Ford GT (desde 2016), del cual recordaremos algunas de sus credenciales (carrocería de fibra de carbono y aluminio, motor EcoBoost 3.5 V6 biturbo de 655 CV y un precio en torno a 400.000 euros), fue planteado como un modelo más exclusivo que su antecesor: el “neo-retro” GT, inspirado en el clásico GT40 y fabricado entre 2003 y 2006, del que se vendieron 4.038 unidades hasta 2007.
Esta exclusividad se vería reflejada en el número de unidades fabricadas: solamente 500 para casi 7.000 solicitudes. Para evitar que estas unidades cayeran en “manos equivocadas”, Ford efectuó un proceso de selección en el que lanzó un cuestionario con las siguientes preguntas:
- “¿Has tenido o tienes un Ford GT de los anteriores?” (aportando nº de chasis)
- “¿Con qué frecuencia va a conducir el Ford GT?”
- “¿Cuántos modelos de Ford ha conducido/tenido hasta ahora?”
- “¿Eres activo en las redes sociales?”
También preguntaban por los otros vehículos que tenías en tu garaje, solicitando que indicaras qué coches eran (hasta un máximo de tres). Una vez cumplidos estos aspectos y asignada tu unidad, se establecía una cláusula por la cual no podías vender tu flamante GT durante sus dos primeros años de vida, pero ahora veremos cómo ha habido veces en las que no ha sido así.
Ha habido un caso bastante mediático por encima del resto: el acuerdo al que llegaron Ford y el wrestler y actor John Cena con la unidad número 77, que tras la demanda interpuesta por el fabricante por el incumplimiento de la cláusula, los beneficios obtenidos por la venta fueron destinados a una causa benéfica.
Aquí no acabó el “periplo” de esta unidad, ya que posteriormente fue adquirida por un granjero de Monterey, pasando semanas después a otro propietario en la misma ciudad, y finalmente, en octubre de 2018, subastado por Mecum Actions y vendida por 1,32 millones de dólares con unas 600 millas en el odómetro, por lo que parece que de momento esta unidad es la única que va a poder ir cambiando de manos de manera legal, por el acuerdo al que llegó Ford tras la primera venta “ilegal” por parte de John Cena.
En mayo de 2018 también Mecum Actions subastó y vendió el ejemplar número 48 por casi 1,81 millones de dólares -marcando únicamente 7 millas en su odómetro- con demanda interpuesta por Ford y rechazada en primer momento por una jueza de Indiana, ya que el vendedor actual del vehículo no era el primer propietario del vehículo, y por tanto, la persona firmante de la cláusula.
Esta unidad intentó volver a venderse a principios de septiembre, cosa que no se consiguió, ya que no se llegó al valor de venta de mayo, pero que tras una nueva demanda interpuesta por Ford a la casa de subastas y al nuevo propietario, se saldó como en el caso de John Cena: los beneficios fueron a parar a Ford.
El caso más reciente aconteció en diciembre de 2018, cuando se ponía a la venta una exclusiva unidad de la edición limitada ’67 Heritage Edition que rendía homenaje a la victoria absoluta del GT40 las 24h de Le Mans de 1967. Todavía se desconoce si Ford ha decidido tomar cartas en el asunto.
Otros modelos sí que han sido subastados de manera legal, ya que tenían fines benéficos, como la unidad número 23, que fue subastada en enero de 2018 por Barrett-Jackson y cuyos 2,5 millones de dólares alcanzados más otros 50.000 dólares donados por su primer propietario -el empresario Ron Pratte, quien no llegó siquiera a estrenarlo- fueron a parar a la Sociedad Autista de Carolina del Norte.
La segunda unidad vendida con fines benéficos ha sido subastada por Ford como propietaria y también en Barrett-Jackson hace unos pocos días. Esta unidad corresponde al chasis número 1 (en la imagen de cabecera) de la edición Heritage ’19 pintada con los colores de guerra de la petrolera Gulf, y que al igual que la número 23, ha alcanzado los 2,5 millones de dólares.
¿Cuál será la próxima unidad subastada de manera “ilegal”? Veremos, pero pronto llegarán las primeras unidades a los dos años de antigüedad y finalizará este veto impuesto por Ford y aceptado -al menos a la hora de firmar- por sus compradores.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Ahí Ford tendría la obligación de servir de interventor (y de forma gratuita) con dos fines: libertad del propietario, neutralizar especulación.