Si hay un modelo que genera unanimidad en su comunidad de aficionados al momento de decidirse por la generación definitiva, el Toyota Supra se nos presenta como un claro caso. Por supuesto, están más que invitados a rebatir debajo en comentarios, pues cada quien con su experiencia. Cómo no entrar en elogios para con el MK3, sus faros escamoteables, su contundente pilar B y su línea de diseño deportiva toda. Pero vamos, que al de los años noventa, difícil competirle.

Desde aquella evolución han pasado más de 30 años y su reputación, que ya era sólida como roca por mérito propio, desde el relanzamiento del modelo con la motorización cortesía de BMW se ha engrandecido. La era bávara en la mecánica del deportivo japonés de alto rendimiento es, diría, la antítesis de aquella unanimidad, que, si la hubiera, no sería precisamente una feliz para esta quinta generación.

Sería ingenuo si limitara la crítica a la injerencia de la ingeniería alemana: la ausencia en un principio de la caja manual –hoy reinsertada en la gama–, el alto grado controversial de su figura exterior –exageradamente robusta para mi gusto y que poco tiene que ver con las líneas sutiles que identificaron al modelo en tiempos pasados– y un diseño interior al que llamaría genérico y, por lo tanto, carente de la personalidad que un modelo de la talla y el prestigio que supo acumular el Supra en toda su historia de producción merece –reconozco una aprobada ergonomía– han sido blancos también. No así la conducción. Tampoco hay mucho que decir en cuanto a su tradicional configuración de seis cilindros: para la ocasión, el B58 3.0 del Z4, además del B48 de cuatro cilindros y dos litros.

El GR Supra con V8: ¿Una señal?

Si Toyota pretende mejorar la impresión del Supra en su versión de Gazoo Racing y atenuar la decepción generalizada que ha sembrado en los entusiastas de su coche, sabe que hay mucho que hacer por delante. Las dos grandes novedades que se avecinan radican en su corazón motriz –no hablo de su futuro eléctrico–. Lo más reciente es la apuesta por un V8 en un ya confirmadísimo GR de carreras.

La noticia ya nos ha quedado vieja. Aunque hay datos aún no trascendidos como la potencia y las prestaciones, el hecho de que será un ocho cilindros de cinco litros que irá a parar a un equipo de carreras australiano –no, no será una versión homologada para la calle– se ha paseado ya por los medios especializados.

A decir verdad, técnicamente no hay razón alguna para suponer que esto es parte de una estrategia del fabricante en un intento de volver a acercarse a sus seguidores, pues, en realidad, la inclusión de este V8 heredado de Lexus en este GR Supra se explica desde las normas de competición, que obligan a los pilotos a llevar en sus coches este tipo de motores, que deben ir al frente y transmitir la potencia al eje trasero. Dicho esto, prefiero imaginar que no es así, que detrás está ese tiempo de cambio necesario y que la aparición de este V8 en el ícono japonés es un caso que se entiende por contexto. Algo así como un anticipo, una señal de lo que es muy concreto que suceda en breve y, aquí sí, pensando en los clientes.

A la espera del ¿mejor Supra de quinta generación?

Pues, así como este GR Supra para el circuito ha puesto al deportivo en agenda una vez más, en 2023 fue un prototipo el que, camuflado, se mostró en pruebas de manejo realizadas en el mismísimo Infierno Verde, abriendo todo un abanico de especulaciones respecto de su configuración, pero con una certeza que, de replicarse en el modelo de producción si es que finalmente llega, será aplaudida por todo detractor de la transmisión automática.

Lo que quiero decir es que todo este asunto del V8 me lleva sin escalas al denominado GRMN, el “Gazoo Racing Masters of Nürburgring”, un Supra que se espera que llegue con un paquete aerodinámico que incluiría alerón trasero fijo, canards delanteros, componentes en fibra de carbono y una suspensión más propia de un coche de pista que de uno de calle.

Aquel prototipo avistado en Alemania se puso a prueba, decía, con caja manual. Supongamos que la marca japonesa la confirmara ahora mismo para las concesionarias. Pues, nos despejaría dudas respecto de cuál sería su motor definitivo. La Serie M de BMW, la apuntada, pero lo cierto es que hay modelos que la integran con diferentes transmisiones: de equiparse con la manual del prototipo, lo probable sería que la caja estuviera conectada al S58 del M4 básico y sus más de 470 caballos; de considerarse echar por tierra el embrague, pues estaríamos por encima de los 500 caballos, tal como lo firma el M4 Competition.

De cualquier forma, el considerable aumento de potencia será un hecho y tendremos al mejor GR Supra de combustión antes de la llegada de la próxima generación eléctrica. Claro, si me dan a elegir entre ambas opciones y así pisar a fondo el pedal, tomaría sin pensarlo demasiado el Supra GRMN manual. Jamás negociaría experimentar tamaña cifra de potencia con la conducción de toda la vida en un coche de última tecnología.