Todos sabemos que uno de los principales inconvenientes de los coches eléctricos tiene que ver con sus tiempos de carga. Y yo, personalmente, me atrevería a decir que, básicamente, el tiempo de carga, y quizá, la disponibilidad de cargadores, es el principal inconveniente. Si podemos obtener energía de forma rápida y sencilla, la autonomía deja de ser tan importante, al fin y al cabo, ¿quién reposta más de 20 euros, a no ser que sea para un viaje largo?

Así, pues, una de las soluciones que podría mejorar la popularidad de los coches eléctricos es, precisamente, reducir los tiempos de carga, algo en lo que ya se trabaja con la tecnología de 800 voltios y las cargas a 350 kW. La cuestión es que no hay tantos cargadores a 350 kW y, además, al menos en España, usar los que hay disponibles sale muy caro. Caro y es un rollo patatero, porque todo funciona mediante aplicaciones –cada compañía tiene la suya, la cual, requiere un registro con todos los datos– y son pocos, muy pocos, los que permiten el pago como en cualquier otro servicio: con tarjeta bancaria o con dinero en metálico.

El tema de los cargadores y su funcionamiento está fuera del alcance de los fabricantes, a quienes solo les queda negociar con las eléctricas y, además, ofrecer mejoras en los tiempos de carga, tal y como anuncia BYD, que parece tener la capacidad suficiente como para ponerse al frente del mercado eléctrico con toda clase de novedades, desarrollos y, obviamente, con toda clase de coches. Y la verdad, te guste más o menos la marca o los coches eléctricos, lo que anuncia la compañía es más que interesante: recargas de dos kilómetros por segundo.

Obtener dos kilómetros por segundo en una recarga es casi equivalente a un repostaje de cualquier combustible fósil actual, justamente lo que necesita el coche eléctrico, unos tiempos de carga muy, muy rápidos. No obstante, para lograrlo, BYD ha tenido que implementar una arquitectura de 1.000 voltios y desarrollar unas estaciones de carga propias, con potencias de hasta 1.360 kW. Han llamado a esta plataforma Super e-Platform y puede recargar hasta 400 kilómetros en cinco minutos.

Dicha plataforma se estrenará en los BYD HAN L y BYD TANG L –en principio, destinados a China– y, además, también estrenará un nuevo motor que logra 580 kW –789 CV–y que puede girar a 30.000 revoluciones.

Según el presidente y director general de BYD Group, Wang Chuanfu, esta tecnología permitirá eliminar el mayor motivo de preocupación que todavía tienen algunos usuarios de coches eléctricos: Para eliminar por completo la ansiedad por la carga en algunos usuarios, nuestro objetivo es hacer que la carga de los vehículos eléctricos sea tan rápida como repostar un coche de gasolina, logrando la paridad combustible-electricidad en cuanto a velocidad de carga”.

La Super e-Platform también tendrá lo que llaman “Flash Charging Battery”, que cuenta con un canal especial entre el ánodo y el cátodo, que permite alcanzar los 1.000 amperios y una tasa de carga de 10 C. Igualmente, se incluyen unos chips de potencia de carburo de silicio de grado automotriz, con una tensión nominal de hasta 1.500 voltios.

BYD afirma que quieren construir más de 4.000 estaciones de carga ultrarrapida en toda China, así que, por el momento, en Europa nos quedaremos a la espera de ver lo que ocurre. De todas formas, es evidente que necesitamos este tipo de desarrollos para que el coche eléctrico llegue a más usuarios, pero nos añade un inconveniente más: los cargadores desarrollados por las marcas. Ya hemos visto como muchas marcas adoptaban el tipo de puerto que usa Tesla, para poder usar sus cargadores, pero a nadie se le debería escapar que los cargadores desarrollados por las marcas imponen otro escollo en la adopción del coche eléctrico, sobre un tema que debería estar totalmente estandarizado, como lo está las boquillas de repostaje o la posición de los mandos de control de un vehículo.