La renacida marca de deportivos de Renault, Alpine, está disfrutando de importantes elogios de la crítica de su único modelo, el A110, pero las ventas no son tan significativas. Aun así, la marca del rombo apuesta por su ahijada, incluso buscando recortar gastos en otros lugares. Bloomberg (a través de Automotive News Europe), ha informado que el nuevo CEO de Renault, Luca de Meo, quiere convertir Alpine en una especie de “mini Ferrari”.
Tras su salida como presidente de SEAT (2015-2020), una de las primeras decisiones importantes de De Meo como director ejecutivo de Renault fue poner en marcha un cambio de imagen para el equipo de Fórmula 1, que pasará a llamarse Alpine en 2021, mientras que también participará en las carreras del WEC del próximo año. En el lado de los coches de carretera, el italiano quiere vehículos eléctricos y un rival para el Porsche 911. Alpine podría ser muy rentable para Renault, ya que sus modelos, más exclusivos, pueden tener mucho más margen de beneficio.
Y si bien el éxito en la pista puede ayudar a impulsar la visión de la compañía hacia el exterior, la única forma en que Alpine realmente puede competir con Ferrari es con una clase diferente de deportivo. Con ese fin, De Meo cree que si los conocimientos de ingeniería de la división de competición se combinan con el trabajo “casi-artístico” de la fábrica de Dieppe, se podría conseguir un mini Ferrari. Por supuesto, querer enfrentarse a un peso pesado como es la firma del cavallino, y realmente llegar a hacerlo, son dos cosas completamente diferentes.
“En una empresa con fuertes problemas financieros [como Renault], existe la tentación de decir basta, dejamos esto. Pero lo que vi fue la posibilidad de unir estas cosas y crear, si me permiten la licencia poética, un mini Ferrari, colocando la Fórmula 1 en el centro de un ecosistema empresarial y creando una marca que tenga deportes de motor, ingeniería, producción y distribución”. En este aspecto, Cyril Abiteboul, al cargo del equipo de F1 desde 2016 y ahora jefe general de Alpine, tiene el objetivo de alcanzar el pleno rendimiento en tres o cuatro años.
En este momento, cuesta 58.500 euros hacerse con un A110 en España, mientras que el Ferrari nuevo más barato se vende a más de 200.000 euros, lo que muestra cuánto trabajo tiene que hacer De Meo si espera obtener clientes que hablen de Alpine en la misma conversación que de Ferrari. Las ventas globales del A110 no han sido particularmente buenas desde 2017, con un máximo de 4.835 unidades el año pasado. De todas formas, el directivo es consciente de que “no sería razonable pensar que podemos hacer 1 millón de coches con Alpine”.
De Meo dejó caer más pistas sobre el futuro de Alpine la semana pasada, y añadió que “agregará emoción” a la alineación eléctrica de la Alianza franco-japonesa. “Probablemente encontraré una manera, como hice con CUPRA, de tener una relación entre Alpine y Renault, pero tenemos que ser creíbles con eso. Alpine es una excelente manera de proyectarnos hacia el futuro: una de las misiones es hacer que la experiencia del coche eléctrico sea emocionante y excitante. Esta es, básicamente, la dirección que seguiremos”.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.Me convence más que Alpine siga la línea de Cupra o Abarth, creando una línea de deportivos propios, otra basados en modelos de Renault -los RS desaparecerían y tal vz también los Sport -, y todo ello “respaldado” por una auténtica actividad en competición. Actividad que no debería descuidar la disciplina que motivó a Jean Rédélé a crear la marca.