Coche del día: Renault 18 Break 4×4

Coche del día: Renault 18 Break 4×4

Un auténtico crossover, antes de que se inventaran los crossover


Tiempo de lectura: 3 min.

Puede parecer que los SUV son un invento moderno –moderno con más de 20 años, claro–, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente, los SUV, por el motivo que sea, han cuajado en el mercado ahora y no antes. Así de sencillo. Ya se había experimentado antes con la idea del SUV, con el concepto, aunque no se les puso una denominación tan fanfarrona como “Sport Utility Vehicle”. El concepto de SUV, de vehículo familiar, con carrocería elevada y capacidad para llegar muy lejos, aunque las cosas se pongan feas, siempre ha existido y los franceses sabían como hacerlo.

Ahí está, por ejemplo, los Peugeot 505 Dangel 4×4, un auténtico crossover, aunque era casi un todoterreno por la notable altura con respecto al suelo y sus capacidades off road. En lugares como Suecia y Alemania, debido a las nevadas tan copiosas, son vehículos muy populares. Renault también tenía sus propias versiones crossover, que se desarrollaron con la colaboración de Sinpar. Había, por ejemplo, un Renault 4 Sinpar 4×4, que hacía del utilitario un coche todavía más versátil y era casi imparable, pero también había un Renault 18 Break 4×4, que sin llegar al extremo de los 505 Dangel, encarnaba a la perfección lo que hoy entendemos como crossover o como “Scout”, esto es, un vehículo con carrocería familiar, una suspensión ligeramente más larga para ofrecer una altura con respecto al suelo ligeramente superior y además, algo que no ocurre en todos los crossover actuales, todo ello aderezado con un sistema de transmisión a las cuatro ruedas. Solo faltan los adornos en la carrocería como se hace actualmente, para que sea un auténtico crossover o un “Scout”, como los llama mucha gente.

renault 18 break 4x4

El Renault 18 Break 4×4 no era un vehículo con sistema 4×4 fijo, era conectable y lo que se buscaba con su puesta en circulación era, al contrario que ahora, ofrecer una mayor versatilidad en situaciones complicadas. Por eso, esta versión estaba destinada a países como Austria, Finlandia o Alemania, donde las nevadas alcanzan –o alcanzaban– cotas extremas. Y por eso no tienen adornos superfluos, simplemente una mayor altura al suelo, logotipos en la carrocería para que se sepa qué versión se tiene delante y poco más. Solo cambiaba el asiento trasero, pues al tener transmisión a las cuatro ruedas había un túnel central y como no se podía plegar –antes se plegaba todo el respaldo entero–, se hizo con un corte para que se plegara por secciones.

Los Renault 18 Break 4×4 tenían una altura libre al suelo tres centímetros mayor que el resto de versiones, una altura que estaba limitada por la carcasa del diferencial. La parte baja de la carrocería –puertas, guardabarros, bajo el frontal… –se recubrió de un material granulado y de color gris, para poder soportar los impactos de las piedras que se proyectaban al circular fuera del asfalto. El sistema de transmisión a las cuatro ruedas era extremadamente sencillo, conectable mediante un mando entre los asientos y sin diferencial central.

Se podía combinar con dos motores, un gasolina y un diésel. El gasolina era el motor que daba vida a la versión GTL, un 1.6 de 73,5 CV, mientras que el diésel procedía del R18 GTD, con 2,1 litros y 66,5 CV. Con el restyling del modelo se añadió una variante 2.0 con 103 CV, procedente del R18 TX.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.