El BMW 507 Roadster era un precioso descapotable de dos puertas y dos plazas diseñado por Albrecht von Goertz, fabricado por la marca en el período 1956-1959. Su configuración mecánica era la estándar de propulsión: motor delantero y propulsión a las ruedas traseras. Se presentó como primicia en el hotel Waldorf Astoria, durante la celebración del Salón del Automóvil de Nueva York de 1955, aunque la presentación oficial fue en el Salón del Automóvil de Frankfurt en septiembre del mismo año.
La idea surgió en la cabeza de Max Hoffman, un importador de la marca alemana en Estados Unidos en el período de posguerra, con la firme determinación de relanzar la marca en este último país. Quería demostrar al mundo la capacidad de recuperación de BMW con un rival a la altura del Mercedes-Benz 300 SL. También buscaba rivalizar con productos locales como el Ford Thunderbird y el Chevrolet Corvette.
Era un automóvil robusto, pues a pesar de sus contenidas dimensiones -4.380 mm de largo, 1.650 mm de ancho, 1.300 mm de alto y 2.480 mm de batalla- y de poseer una bella carrocería esculpida en aluminio, marcaba 1.340 kg en báscula. Su largo morro afilado, sus voluptuosas curvas y la abundancia de cromados lo dotaban de un cierto punto de elegancia.
La primera unidad salió de fábrica en noviembre de 1956
Las rejillas de ventilación situadas en las aletas delanteras con el logo BMW imprime un toque de deportividad, convirtiéndose a la vez en seña de identidad de los modelos deportivos de la marca. Aunque la capota de lona venía de serie, se ofrecía la opción de un techo duro para que los inviernos fuesen más llevaderos. En la imagen superior se puede apreciar el hardtop.
Se tomó el chasis del BMW 503 debidamente recortado -casi 400 mm-, construido en sólido acero. En cuanto al esquema de la suspensión, contaba con un sistema independiente en el eje delantero, con paralelogramo deformable, barras de torsión longitudinales y amortiguadores telescópicos. Detrás llevaba un eje rígido con barra Panhard, barras de torsión longitudinales y amortiguadores telescópicos. Los frenos eran de tambor en las cuatro ruedas, siendo los delanteros de disco a partir de finales de 1957, ya la segunda serie.
El corazón elegido para impulsarlo se basaba en el utilizado para el sedán BMW 502. Este V8 se aumentó de cilindrada hasta los 3.168 cm3 y rendía 150 CV a 5.000 RPM y 220 Nm a 4.000 RPM de par máximo. Su alimentación era proporcionada por dos carburadores Zenith de doble cuerpo. Era un motor de aspiración natural, fabricado en aluminio, con distribución OHV (árbol de levas en cabeza) y dos válvulas por cilindro. Inicialmente llevaba 110 litros de depósito detrás de los asientos. En la segunda serie se acomodó atrás y con menor volumen, 65 litros.
La potencia se trasladaba a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual ZF de cuatro relaciones, mostrando unas prestaciones más que interesantes para mediados de los 50: 217 km/h de velocidad punta y 8,8 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado. Entre las 2.000 y las 4.000 RPM se muestra suave y agradable de conducir, pero no es amigo de los regímenes altos.
En opción disponía de otras dos relaciones finales de cambio, para beneficiar la aceleración a costa de penalizar la velocidad punta
Su comportamiento es más parecido al propulsor de un muscle car que a un V8 italiano. La suspensión es firme y cómoda al mismo tiempo, no olvidemos que no es un deportivo al uso, pero puede ser confortable y ofrecer sensaciones deportivas, aunque con tendencia netamente subviradora en las curvas por lo voluminoso de su motor y sus neumáticos relativamente estrechos.
Quien ha tenido la oportunidad de probarlo destaca, entre otras cosas, sus amplios y mullidos asientos, su volante fino y de gran diámetro y un salpicadero sencillo y legible, con los relojes del velocímetro, cuentavueltas y un reloj propiamente dicho. Una vez arrancado el sonido de su motor también recuerda al de los muscle car americanos. El embrague resulta muy duro de accionar, al igual que la palanca de cambios, aunque resulta bastante precisa.
Su motor era un V8 de 3.168 cm3 que rendía 150 CV a 5.000 RPM de potencia y 220 Nm a 4.000 RPM de par. Su velocidad punta alcanzaba los 217 km/h y tardaba 8,8 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado
Como sucede a veces con estos coches exclusivos de producción reducida, los costes finales de su producción se dispararon en un 80 %, pasando de los 5.000 dólares iniciales de la época hasta los 9.000 de su precio final; traducido a euros de hoy serían algo más de 75.000. A modo de ejemplo, en el trienio 1956-1959 solo se construyeron 251 unidades, una ínfima parte de las 2.000 unidades anuales que se proyectaban fabricar.
Estos altos costes de producción casi llevan a la bancarrota a BMW, pues en verdad perdían bastante dinero por cada unidad vendida. En esta época era un lujo fabricar modelos que sólo sirviesen como imagen y prestigio para la marca, con la seguridad de tener pérdidas económicas.
Uno de los privilegiados propietarios fue Elvis Presley, que adquirió dos unidades, una con el número de chasis 70079, que utilizó durante el tiempo que el cantante sirvió en el ejército estadounidense durante su estancia en Alemania Occidental. Previamente fue un coche demo y fue utilizado en competición por el mítico Hans Stuck. La otra unidad, con número de chasis 70192, se la regaló unos años después a la actriz Ursula Andress.Después de terminar su servicio militar en el país, Elvis volvió a Estados Unidos llevándose consigo su preciado BMW 507. Durante mucho tiempo se creyó que tuvo dos coches (aparte del de Ursula), ya que tuvo que pintarlo de rojo para que no cantase tanto el carmín de las fans -que dejaban recuerdos en la carrocería- cuando iba a trabajar a la base.
Ese coche cambió de manos varias veces y se dio por perdido hasta finales de la década pasada, cuando apareció en un estado lamentable, pero recuperable. Le faltaba el motor y había sufrido numerosos cambios para acomodar un V8 americano, instrumentación inclusive, por lo que su kilometraje es desconocido. BMW le hizo una restauración concienzuda y ahora forma parte de su colección privada.
De las 251 producidas se estima que han sobrevivido un 80 %. Es un coche muy apreciado entre los coleccionistas de coches clásicos, con precios de compra-venta estimados en 600.000 euros. Una unidad de 1958 perteneciente a su diseñador Albrecht von Goertz salió a subasta en la casa de subastas Bonhams a finales de 2018, con un precio estimado de venta de 2,2 millones de euros. El no menos exclusivo BMW Z8 es considerado como su sucesor espiritual, lanzado al mercado en el año 2000.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS