El Aston Martin Rapide S es la denominación dada al rediseño del Aston Martin Rapide a secas, la primera berlina de cinco puertas que fabricó la casa británica, aunque realmente la primera fue el Aston Martin Lagonda. Era una gran berlina que rebasaba por poco los cinco metros, aunque con una preciosa línea coupé. Esta actualización se realizó en 2014.
Estaba configurado para que cuatro personas fueran realmente cómodos, aunque los pasajeros traseros andaban escasos de espacio para los pies, debido al diseño de los asientos delanteros.
Era un rival directo del Porsche Panamera o el Ferrari GTC Lusso, aunque con matices, sobre todo a nivel de emociones y sensaciones
Era un lujo sin comparación para sus ocupantes. Un gran automóvil ágil y equilibrado, con un reparto de pesos 49/51, se podía considerar un deportivo de cuatro puertas. Con un peso relativamente liviano -2.065 kg-, su corazón V12 no tenía grandes problemas para moverlos con elegancia y deportividad.
Sentarse a los mandos de este coche implicaba entrar en otro mundo. Bastaba con arrancarlo y pasabas a deleitarte con la música celestial que emanaba de su corazón mecánico, y es que era -y es- una máquina para disfrutarla y sentirla. Observabas a tu alrededor y quedabas asombrado cómo se podían conectar de manera tan mágica ingeniería y artesanía.
“Cada línea trabaja en conjunto para crear un forma ágil y pura” – Miles Nurnberger, Director Creativo de Diseño Exterior
Repasemos un poco de historia de su predecesor, el Aston Martin Rapide. Su lanzamiento se produjo en el año 2010, con un aspecto muy semejante al DB9, algunos lo consideraban un DB9 alargado. En sus entrañas llevaba una mecánica de seis litros V12 atmosférico, que entregaba 477 CV a 6.000 RPM y 600 Nm de par a 5.000 RPM.
Sus prestaciones básicas eran una velocidad máxima de 296 km/h y un 0 a 100 km/h en 5,3 segundos. Su configuración mecánica era la misma que la de los modelos DB9/DBS, con el motor en disposición delantera/central, dotado de un cambio automático de seis relaciones Touchtronic II.
En la versión S se introdujo una nueva caja de cambios Touchtronic III ZF de ocho relaciones, más eficaz, realizando un cambio en tan solo 130 milisegundos, que los realizaba de forma imperceptible y sin tirones violentos. Estaba situada en la parte trasera del coche (transaxle), enviando la potencia del motor al eje trasero. Esta nueva caja tenía cuatro modos de conducción: “Drive”, “Drive Sport”, “Paddle Shift” y “Paddle Shift Sport” (estas dos últimas implicaban el uso de las levas situadas detrás del volante).
En esta nueva versión se realizaron algunos cambios, como una nueva rejilla frontal de aluminio o las branquias de sus aletas delanteras. Acompañaba un interior hecho con los materiales nobles montado de forma artesanal, consiguiendo un acabado nunca antes visto en un deportivo de cuatro puertas.
Se nos obsequiaba con faros de xenón, bluetooth, sensores de presión de neumáticos, navegación por GPS, tapicería de cuero, asientos eléctricos y calefactados, y un envidiable equipo de audio Bang & Olufsen de 1000 vatios de potencia.
Entre su equipamiento de serie Aston Martin nos ofrecía el control dinámico de estabilidad, que trabajaba en armonía con el cambio automático. Este sistema detectaba el giro irregular de las ruedas, actuando sobre la dirección, el equipo de frenos y la tracción, activando los frenos o reduciendo el par motor.
También se introdujo una nueva evolución de la planta motriz, aumentando su potencia máxima hasta los 560 CV y su par motor hasta los 630 Nm, consiguiendo reducir las emisiones a 300 gramos de CO2 (-11 % ) y mejorando ligeramente sus prestaciones, con una velocidad máxima de 327 km/h, y rebajando hasta los 4,4 segundos el 0 a 100 km/h.
Mencionar los consumos en estos coches no es muy correcto desde el punto de vista ecológico, pero comentar que su consumo medio homologado era de 12,9 l/100 km. Al menos contaba con un depósito de combustible de 90 litros.
Permitía elegir tres modos de conducción: “Normal”, “Sport” y “Track”, con solo presionar un botón. El modo de tracción “Track” permite a los conductores expertos una conducción deportiva casi sin límites con una actuación muy poco intrusiva del ABS.
Asimismo se introdujeron mejoras en la plataforma utilizada, conocida como VH de tercera generación (Vertical/Horizontal), construida en aluminio, que se alargó para dar cabida a las cuatro puertas. También nos encontramos con una nueva dirección asistida, con una nueva centralita que ofrecía una mayor sensación de precisión, nuevas suspensiones y una revisión profunda de sus controles eléctrónicos. El objetivo de todas mejoras era conseguir un comportamiento más eficaz y deportivo, sin mermar su confort.
Parece ser que para el 2019 se ha confirmado una versión de propulsión eléctrica, subiéndose de esta forma al tren imparable de la electrificación de los automóviles. No sabemos si a James Bond le llamará la atención este aspecto, pero a buen seguro que contar con dos plazas más será bien recibido por sus amistades femeninas.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS