El Volkswagen Golf 1.9 TDI llegó al mercado, en primera instancia, con 90 CV y no con 110 CV. Tomaba prestado el motor del banco de órganos de Audi, pues en realidad, el desarrollo fue de la firma de los cuatro aros, pero despuntó especialmente al montar en la carrocería del Golf. No en balde, el compacto alemán siempre ha sido la referencia en muchos apartados y la presencia de un turbodiésel con las prestaciones del 1.9 TDI, solo sirvió para aumentar todavía más su atractivo.
Hablamos de mediados y finales de los 90, cuando todos los fabricantes tenían, o estaban a punto de poner en circulación, su propia tecnología diésel. Por ejemplo, el Renault Mégane, todavía en su primera generación –y en la fase I– presumía de un nuevo motor DTi de 100 CV, al igual que, por ejemplo, el FIAT Bravo TD100, dos de los rivales más completos y capaces del segmento, todo sea dicho. Por supuesto, SEAT se aprovechó de estar integrada en el VAG para disponer de los motores 1.9 TDI, al igual que Škoda y hasta Rover desarrolló un motor diésel, pero siempre anduvo un poco por detrás en cuatro a prestaciones –86 CV a 4.500 revoluciones y 170 Nm a 2.000 revoluciones–.
El Golf, en su tercera generación, fue el responsable de estrenar el 1.9 TDI de 90 CV en la saga del compacto alemán y fue un éxito de ventas, lo que provocó, entre otras cosas, un aluvión de rivales en el segmento. De todas formas, la presencia del motor diésel en el Golf no fue el único motivo para el despliegue de tecnología diésel, solo uno de los motivos que sirvió de argumento para una evolución. No en balde, el 1.9 TDI se hizo famoso por sus prestaciones y por sus consumos. Según mediciones en banco de potencia de la revista Coche Actual, el 1.9 TDI rendía 96 CV a 3.930 revoluciones y 208 N de par a 2.320 revoluciones, eran seis caballos adicionadles y otros seis Nm de adicionales, aunque requería más régimen para alcanzarlos –los datos oficiales homologaban 202 Nm a 1.900 revoluciones–.
Con 2.754.000 pesetas, el Golf 1.9 TDI de 90 CV no era el más caro del segmento, aunque tampoco era el más barato
Aunque el Volkswagen Golf 1.9 TDI haya sido la referencia, merece la pena mencionar que nunca fue el coche más veloz del segmento. Por ejemplo, la velocidad máxima era de 178 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se completaba en 12,8 segundos. El Mégane DTi, uno de los principales rivales, podía alcanzar los 181 km/h y completar el 0 a 100 km/h en poco menos de 12 segundos. Pero donde tenía pocos rivales, era en términos de consumo. La media homologada era de 5,4 litros, mientras que en carretera Volkswagen anunciaba 3,8 litros y en circulación urbana 5,6 litros. Una fantasía, desde luego, pues los registros de las pruebas de la época, mostraban un consumo medio de 6,1 litros, que subían hasta los 7,3 en circulación urbana. Aunque, todo sea dicho, se mantenían como cifras realmente interesantes.
Por otro lado, según parece, el Golf tampoco era el más eficaz ni el más emocionante de conducir, con una suspensión ligeramente blanda, que ofrecía un buen confort sobre firme irregular siempre que se mantuviera una velocidad coherente, pero que, sin embargo, no alcanzaba la misma cota cuando el asfalto estaba en mejores condiciones; las revistas de finales de los 90 criticaban la falta de estabilizadora trasera, que dejaba la carrocería un “poco suelta”.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS