El Saab 9-5 2.2 TiD comercializado en 2002 fue más o menos coetáneo del Mercedes-Benz C 30 CDI AMG del que os hablé la semana pasada, y lo cierto es que en su planteamiento son dos berlinas muy, muy distintas, pero con el denominador común de abrirse hueco en un mercado dominado por los Diesel. El Clase C apuntaba a la deportividad y este 9-5 hacia todo lo contrario.
El Saab 9-5 fue lanzado en el año 1997 para sustituir al anticuado y longevo 9000, que compartía plataforma con modelos del Grupo Fiat como los Alfa 164, Croma o Lancia Thema. En la nueva berlina no quedaba ni rastro de los italianos (aquí podéis ver otra extraña colaboración italo-sueca), empleándose ahora una base de la propia General Motors de tracción delantera con motores en posición transversal.
Inicialmente todos ellos eran de gasolina de cuatro y seis cilindros, y no fue hasta 2001 que se introdujo el primer 9-5 con una motorización diésel, un 3 litros V6 de 176 CV que dio bastantes quebraderos de cabeza a los propietarios de los coches que los montaban de Opel, Renault y de la misma Saab. Y como aún había hueco por abajo con el que captar a la clientela que buscaba gasóleo, se decidió ampliar la gama meses después con el conocido bloque 2.2 de origen Opel-Isuzu que ya se usaban en modelos de la marca del rayo y el hermano pequeño del Saab, el 9-3.
Se trataba de un motor con un excelente rendimiento en cuanto a su relación entre prestaciones y consumos que, sin embargo, no destacaba ni por sonoridad y refinamiento, tal vez las claves para una berlina del porte del Saab 9-5. En este sentido el V6 resultaba mucho más refinado y obviamente más rápido, pero como decía, por prestaciones el 2.2 TiD de 120 CV andaba lo suficiente. Lo hubo con cambio manual y automático, ambos de cinco velocidades.
Declaraba una velocidad máxima de 200 km/h y un 0 a 100 km/h en 11 segundos, destacando más por su empuje a la hora de recuperar velocidad, con un paso de 80 a 120 km/h de 8,7 y 11,1 segundos en cuarta y quinta, respectivamente. Por su parte, el consumo homologado en ciclo mixto era de 6,6 litros cada 100 kilómetros. Gracias a un depósito de combustible de 75 litros se garantizaba una gran autonomía para hacer viajes largos sin parar.
Y es que la berlina sueca estaba concebida para viajar por autopistas con un elevado grado de comodidad, con suspensiones que primaban el confort por encima de la eficacia a pesar de las mejoras introducidas en el chasis tras su ligerísimo lavado de cara efectuado en 2001.
Eso sí, en cuanto el asfalto se retorcía o aparecían curvas cerradas, la suavidad de la amortiguación se dejaba notar provocando una notable pérdida de agilidad y precisión a la hora de afrontarlas. Quizá para un uso más equilibrado se ofrecía el nivel de acabado Vector, de enfoque deportivo, que contaba de serie con llantas de 17 pulgadas y tarados más firmes para unas suspensiones rebajadas en 10 milímetros con respecto a otros 9-5.
Todos ellos tenían en común un habitáculo de generosas dimensiones donde acomodar a cinco adultos (con las limitaciones normales de la quinta plaza), pues ofrecía una anchura destacable y buen espacio para las cabezas de los pasajeros traseros. Delante se notaba el paso de los años en el diseño del salpicadero, original ante todo como también lo eran otros detalles característicos de la marca.
La instrumentación Night Panel permitía dejar iluminado únicamente el velocímetro para evitar distracciones innecesarias
Con el punto de mira puesto también en la seguridad, para sacar la llave de contacto (situada junto a la palanca del freno de mano) había que insertar primero la marcha atrás, una tarea engorrosa a la que llegabas a acostumbrarte. Lo que no tenía explicación era la excentricidad de tener que encender el climatizador cada vez que se arrancaba el motor. Eso sí, una vez se ponía en funcionamiento, la particular disposición de las salidas de ventilación ofrecían una modulación del aire muy eficaz.
Disponible tanto en versión sedán como en una atractiva carrocería familiar, se ofrecían con tres niveles de acabado denominados Linear, Vector y Arc, con precios de partida justo por debajo de los 30.000 euros de 2002 (unos 42.000 euros de ahora), a caballo entre los generalistas y berlinas de representación como el Audi A6 1.9 TDI (130 CV) o el Volvo S80 2.4D.
El 9-5 2.2 TiD no destacaba en nada frente a sus rivales, pero contaba con ese exotismo sueco que le hacía ser un modelo totalmente diferente al resto. Como pudo comprobarse por su nivel de ventas, no fue suficiente, así que como muchos otros Saab, pasó sin pena ni gloria por nuestras fronteras.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.El climatizador era programable a elegir para que al arrancar se encendiese o quedase apagado, igual que en los 93 de primera generación. Tan solo había que ponerlo a tu gusto y pulsar simultáneamente dos teclas durante un segundo para que memorizara tus preferencias.
¡Muchas gracias por la aclaración!