Aunque ahora estén de capa caída, por no decir que su presencia es básicamente inexistente, hubo una época en el que casi cualquier marca contaba con uno de ellos en su gama. Eran los descapotables de techo duro o los conocidos como “coupés-cabrio”. Pues nuestro protagonista de hoy -y con permiso del primer Mercedes-Benz SLK-, fue el que puso de moda estos curiosos coches. No es otro que el Peugeot 206 CC, de “coupé-cabrio”.
Heredero natural -aunque más de 60 años después-, del Peugeot 402 Eclipse, se basaba en el mecanismo de aquel para el accionamiento del techo. Era un techo rígido con una luneta posterior de cristal, que se desplazaba y plegaba eléctricamente dentro del maletero, en una operación que duraba aproximadamente unos 20 segundos. A estos 20 segundos había que sumar los 8 segundos que tardaban las cuatro ventanillas laterales en bajarse con un único botón.
Lanzado en el mercado español en diciembre del año 2000, fue presentado como prototipo unos meses antes como “20 Corazón”, concretamente en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1998. El lanzamiento fue con pocos cambios con respecto al concept car, más allá de cambios en colores de tapicerías, llantas e inserciones.
Se comercializó inicialmente heredando las motorizaciones más potentes del modelo del que derivaba -el 206 de tres puertas-. Estas eran un 1.6 de 109 CV y un 2.0 de 136 CV, que era el mismo que el del 206 GTi. En 2005, y coincidiendo con el lavado de cara que había experimentado poco antes toda la gama 206, llegaría también una versión de gasóleo. Un año antes habían llegado ediciones especiales de la marca de ropa deportiva Quiksilver para todos los motores.
Empecemos por su exterior. Compartía longitud y batalla con el citado tres puertas -3.835 y 2.442 mm, respectivamente- y difería en la anchura y altura, con unas cotas de 1.673 milímetros -unos 20 más- y 1.373 mm, unos 50 menos. Visto desde el frontal, era difícil distinguirlo de un 206 “normal”. La cosa cambiaba bastante en el perfil lateral y la trasera.
Como era evidente, perdía mucho espacio en las plazas traseras, pasando a ser un 2+2 -aunque las traseras eran únicamente válidas para niños o personas de estatura muy muy baja-. La capacidad del maletero era de 350 litros en configuración “coupé” y de 175 litros con el techo desplegado. Una cortinilla retráctil en el maletero advertía de la capacidad máxima de llenado con el techo desplegado, para evitar sustos tanto con el equipaje como con el techo.
Con el motor más pequeño el Peugeot 206 CC alcanzaba los 100 km/h en 11,2 segundos, con una velocidad máxima de 193 km/h. El consumo medio se quedaba en unos 7 litros, aproximadamente, a los 100 kilómetros. Te lo podías llevar a casa con una caja de cambios automática de convertidor de par y cuatro relaciones por casi 2.000 euros más. La versión manual tenía cinco velocidades.
Con la motorización más potente en gasolina, el 0 a 100 km/h se ejecutaba en 9,3 segundos y la velocidad máxima pasaba a ser de 204 km/h. El consumo era aproximadamente un litro cada 100 km mayor que en el 1.6.
Además, y aunque costaba unos 2.000 euros más que el 1.6, añadía climatizador automático, volante de cuero, acabados en aluminio en el interior, parabrisas atérmico y unos paragolpes delanteros y traseros diferentes, más deportivos. Solo estaba disponible con una caja de cambios manual de cinco marchas.
Con la motorización de gasóleo, podemos decir que el nivel de prestaciones estaba completamente en el punto medio de la gama. 10,6 eran los segundos para alcanzar los 100 km/h y la velocidad punta era de 186 km/h. Pero claro, el consumo era de solo 5,5 litros cada 100 km. Esta motorización era la archiconocida HDi FAP -con filtro de partículas-. Con sus 1,6 litros rendía 109 CV a 4.000 vueltas y 260 Nm de par a 2.000 RPM. Además, su precio era 300 euros superior al 2 litros y 2.400 mayor que su homólogo de gasolina.
Si tenemos que enumerar las principales desventajas de este 206 CC: la forma muy horizontal del montante del parabrisas superior, que quedaba muy cerca de la cabeza para estaturas por encima de la media y los crujidos presentes en el habitáculo por los numerosos elementos que formaban el techo rígido desplegable y su mecanismo.
Como pros, la rigidez superior a la de casi cualquier descapotable de techo de lona, lo bien que iba dinámicamente -ayudaba su bajo peso en la motorización más “gorda” de solamente 1.150 kg, unos 100 kg más que su equivalente de tres puertas-, observándose pocas diferencias con este en cuando a agilidad.
En 2007 sería sustituido por el 207 CC, al igual que toda la gama 206 lo haría por la del 207. Si tienes pensado incorporar uno a tu garaje podrás encontrar unidades desde unos 1.500 euros hasta unos 6.000. Una manera asequible de acceder a un descapotable utilizable y práctico durante todo el año. En resumidas cuentas, la forma más barata de llevarte un 2×1 a casa: un coupé y un cabriolé.
Eso sí, revisan escrupulosamente que el mecanismo de apertura y cierre del techo funcione a la perfección -en caso de avería, se puede abrir y cerrar de manera manual con la ayuda de otra persona- y que el techo no tenga problemas de estanqueidad.
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Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Hermoso vehiculo