El Mercedes A160 es una de las primeras versiones que pasó por manos de la prensa española allá por 1998, después del bochornoso vuelco en la prueba del alce. Y desde el primer momento, las pruebas dejaban entrever que los cambios que habían efectuado en el coche, eran todo un acierto y ahora, el Clase A era un coche más serio, mejor realizado.

Aquel vuelco en la prueba del alce fue un acontecimiento histórico, que sirvió tanto de rapapolvo a la industria –no solo a Mercedes– y como campaña de marketing para el propio Mercedes Clase A. Es uno de los hechos más recordados cuando se habla del modelo, pero se pasa por alto, que tras ello, el coche se vendió como pan caliente y no era barato. Está claro que Mercedes supo como sacar provecho de una situación que podría haber supuesto la ruina.

Lo más comentado de aquel suceso, fue la introducción del sistema de control de estabilidad, pero en realidad los cambios fueron muchos más. Por ejemplo, la altura con respecto al suelo de la carrocería se recortó 22 milímetros, se montaron de serie neumáticos 195/50 16, que antes eran opcionales, se aumentó el ancho de vías en los dos ejes y se aumentó el diámetro de la barra estabilizadora delantera. Pero además, se introdujo en todas las versiones, de fábrica, el control de tracción, el servofreno de emergencia y el ya mencionado control electrónico de estabilidad.

El A160 fue una de las versiones más vendidas con motor gasolina, y una de las más equilibradas por equipamiento, prestaciones y precio

Así, el Mercedes A160, según revistas como Autopista en su número 2.030, ofrecía un tacto de suspensión netamente más firme, un detalle que se dejaba notar desde los primeros metros con el coche. Obviamente, cuando la suspensión es firme, el confort se ve afectado, pero lo más importante, quizá, fue el cambio de geometrías de la suspensión, que provocó que tuviera tendencia a “copiar” planes inclinados, provocando algunas pérdidas de trayectoria. Exceptuando estos pormenores, el Mercedes A160 era mucho mejor coche que antes de la prueba del alce, con un mejor comportamiento en curva y una buena calidad de rodadura.

El precio del Mercedes A160 era de 2.925.000 pesetas, lo que situaba al modelo en un escalón bastante alejado de muchos usuarios. El tema es que era el Mercedes más barato del mercado y había gente que con tal de tener un Mercedes, no tuvieron problemas con la mala publicidad, con el tamaño o con que fuera un monovolumen. Ni siquiera tuvieron problemas en adquirir un Mercedes con solo 102 CV a 5.250 revoluciones y 15,3 mkg a 4.000 revoluciones. Es un claro ejemplo de que, en ocasiones, los usuarios buscan la imagen y la marca, pero no les importa un carajo todo lo demás salvo que sea algo muy potente, en cuyo caso, aprovecharán para presumir.

Dejando a un lado el precio y todo lo que ocurrió con la prueba del alce, el Mercedes A160 era una opción bastante equilibrado dentro de la gama. El motor, un 1,6 litros –1.598 centímetros cúbicos–, movía el conjunto con cierta soltura y le permitía alcanzar los 182 km/h, completar el 0 a 100 km/h en 10,8 segundos y anunciar un consumo medio de 7,2 litros. Además, con 1.085 kilos era un coche bastante ligero.

Nunca hubo nada parecido al Mercedes Clase A y se podría decir que nunca tuvo rivales directos, aunque por lo general, se le comparó con los militantes en el segmento de los compactos. No encaja en dicho segmento, ni por dimensiones, ni por diseño y mucho menos por precio, pero era el segmento más parecido en el que podía militar. La tercera generación, ya sí, se transformó en un compacto convencional, pero es harina de otro costal.