¿Disponías de algo menos de 3.500.000 pesetas del año 2000 -equivalente a unos 29.000 euros de 2019- y querías una berlina grande con motor gasolina V6? Pues probablemente nuestro protagonista de hoy, el Hyundai Sonata GLS 2.5 V6 de cuarta generación (EF), era uno de tus pocos candidatos.
Primo hermano del Kia Magentis (EF) del que os hablamos hace unos días, contaba con una longitud de 4.710 milímetros, una anchura de 1.820 mm y una batalla de 2.700 mm. Con estas medidas estaba quizás destinado a competir en el segmento E, aunque por precio estaba más en línea con coches del segmento D.
Podía medirse de tú a tú en tamaño y alguna cosa más, pero tenía ciertas carencias por las cuales no podíamos considerarlo un verdadero competidor en el segmento E, como su reducida gama de motores -solo dos y gasolina-, o sus posibilidades de equipamiento. Tenía en su punto de mira a su compatriota Daewoo Evanda, el citado Kia Magentis y a las berlinas generalistas del segmento D.
Era una berlina muy a la americana por su concepción, pero con un diseño oriental y con ciertas reminiscencias -salvando las distancias y sobre todo viéndolo desde la trasera-, de algún modelo de Jaguar. Tenía una estética menos sobria y quizás menos “digerible” que los Sonatas previos.
Lo de berlina a la americana lo decimos por cosas como sus tarados de suspensiones blandos, igual que sus asientos -además de poco envolventes-, su motor grande y poco “apretado” o que montara en opción una vetusta caja de cambios automática de cuatro velocidades sin modo secuencial.
Aún así era un coche muy honesto, al que por el precio que tenía tampoco se le podía pedir mucho más. Montaba de serie equipamiento como el ABS -opcional en la otra motorización, un 2 litros-, cuatro airbags, climatizador automático, asientos en terciopelo, volante -regulable únicamente en altura- y pomo en piel, inserciones en símil madera, llantas de aleación de 15 pulgadas, radiocasete (en España era aftermarket) con cuatro altavoces, antena eléctrica, faros antiniebla, cierre centralizado con mando y alarma o elevalunas eléctricos.
Las opciones se reducían a la elección de una tapicería en cuero gris o beis, el cambio automático, la pintura metalizada; y ya como accesorios: un cargador de 10 CDs que iba ubicado en el maletero o un alerón con tercera luz de freno situado sobre la portezuela del maletero.
Era un coche con una buena relación calidad-precio; pero tenía sus cosillas, como defectos de ajuste muy apreciables en el salpicadero que provocaban grillos -sin embargo, la calidad de los materiales era aceptable, con una parte superior del salpicadero y puertas blandita-, no así elementos como las palancas de los intermitentes y limpiaparabrisas que eran bastante frágiles y de accionamiento tosco.
Completaban sus puntos flacos unos frenos muy justos -aunque montara discos en las cuatro ruedas las distancias de frenado eran considerablemente largas-, un maletero escaso -no llegaba a 400 litros, pero al menos lo asientos eran abatibles en proporción 60:40-, o un cambio de marchas con unos desarrollos largos y un tacto muy mejorable -probablemente casaba mejor con la filosofía del coche el cambio automático de cuatro marchas, aunque perjudicaba las prestaciones y el consumo-.
Además, como hemos dicho al principio, no contaba con un equipamiento propio de una berlina de su tamaño, como un simple ordenador de viaje o el no poder equipar ni en opción control de crucero -en otros mercados sí que lo incluía con el cambio automático-; ni tampoco la posibilidad de montar control de tracción o airbags de cortina.
Sus virtudes: el confort de marcha -te invitaba a ir tranquilo y no “de tramo”, cosa para lo que no estaba pensado-, la finura y fiabilidad de su 2.5 V6 de 160 CV a 6.000 vueltas, con el que aceleraba hasta los 100 km/h en 8,5 segundos, entregando 230 Nm de par a 3.750 RPM, y con el que si no te pesaba demasiado el pie derecho podías alcanzar consumos de 8 litros a los 100 km manteniendo cruceros a 120-130 km/h -lo comprobé yo mismo ya que tuvimos uno en casa con cambio manual del que guardamos buen recuerdo-.
Eso sí, si eras de conducción “alegre” o pisabas mucho ciudad, te tenías que olvidar de bajar de 11 o 12 litros de media a los 100 kilómetros.
Comercializado desde el año 1998, en 2002 sufriría un restyling muy profundo (denominado Fase II), en el que se revisaron motorizaciones, incrementándose la cilindrada del V6 hasta los 2,7 litros, la estética general del coche, interiores y su equipamiento -ya equipaba control de crucero, ordenador de viaje y control de tracción-; cosa que le permitiría aguantar dignamente hasta el lanzamiento del último Sonata vendido en España, el que salió al mercado en el año 2005.
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Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Me sorprende que el ABS fuera una opción, en la motorización básica, teniendo en cuenta que seria seguro, la mas demandada, aun así, era algo habitual, no solo en hyundai, también otros fabricantes.
Eso si, los faros a lo Mercedes, no le hacían justicia, al estilo del coche, que era agradable, aunque el interior, pecara de imitaciones en madera, tan vistas en otros modelos.
¿Fiables? pero muy mal cuidados, aquí hay varios y dan pena ver como están por fuera, es una pena verlos tan descuidados, no se merecen una vida asi
Ahora que lo dices sí que los faros se dan un aire a los del Mercedes-Benz CL (C130). Hoy justo me he cruzado con un Sonata V6 que por matrícula (M-xxxx-VB) sería de los primeros (1998) y de chapa estaba un poco regular, pero ahí seguía, dando guerra 21 años después. Y en relación a lo de la madera, pues sí, una moda un poco “rancia” de la época…¡Saludos!
hola buenas tardes como estas adrian iniesta, soy denny jesus te escribo desde venezuela… estoy interesado conseguir el manuel de taller de este sonata que tengo uno, donde salga el armado del motor por favor… mi whatsap +584245801819 correo electronico [email protected]
Con estos pasa lo mismo que con los Magentis…deben ser robustos, porque queda un apreciable número circulando por ahí, en las peores manos posibles, con los mínimos cuidados…y ahí siguen.
Hola José, así es, lo bueno que tienen que al ser coches bastante “simples”, son robustos y suelen dar pocos problemas. ¡Un saludo!
Una pregunta de puro frikismo…¿estos Sonata seguían teniendo algo de Mitsubishi, como las anteriores generaciones?
Según leí, este ya era desarrollo propio de Hyundai. Un saludo.