Después de hacer un repaso al Hyundai Pony de primera y segunda generación y su reemplazo (Pony X1/X2), que pasó a ser un “todo delante”, hoy toca el turno a uno que ya conocimos al 100% en nuestro mercado. Es el Hyundai Accent (X3).
Nombrado en algunos mercados aún como Excel -en Paises Bajos, Bélgica o Australia-, Pony -en Francia, y última generación en utilizar esta nomenclatura- y más conocido como el Hyundai Accent de primera generación, se presentó en 1994. Se llegó a vender remarcado como Dodge Brisa en Venezuela.
Comercializado con carrocerías hatchback de tres y cinco puertas, además de un sedán de cuatro, las longitudes eran de 4.100 milímetros para los dos primeros y de 4.117 mm para el sedán. La batalla, anchura y altura era común a los tres, con unas cotas de 2.400, 1.620 y 1.395 milímetros, respectivamente. Dimensiones generosas para un vehículo que andaba a caballo entre los segmentos B y C. El peso en vacío siempre era inferior -por poco- a la tonelada.
La fiebre por el gasóleo ya había llegado a Europa. Sin embargo, en esta generación todas las motorizaciones eran de ciclo Otto todavía. Las variantes Diesel llegarían ya en la siguiente iteración. Las mecánicas eran todas de la familia Alpha, primera serie de motores desarrollada al 100 % por Hyundai, y cuyo origen se remonta a 1992. Todas iban en posición delantera transversal e impulsaban las ruedas delanteras.
Eje en el que toda la gama montaba discos de freno ventilados, siendo siempre de tambor en el trasero. Las llantas eran de 13 o 14 pulgadas según motorización y acabado -en España estaba disponible con acabados LS, GS, GLS y GT- y el esquema de suspensiones era de tipo McPherson en el eje delantero y de eje torsional detrás. El tarado escogido era más bien blando.
La gama de motores y caja de cambios en sí era simple. Caja de cambios manual de cinco velocidades con recorridos algo largos o automática de cuatro. Las motorizaciones arrancaban en un 1.3 de 12 válvulas que rendía 72 CV a 5.500 vueltas y un par de 110 Nm a 3.000 RPM, estando también disponible con 82 CV, según mercados.
El siguiente escalón era un 1.5 que con 12 o 16 válvulas entregó potencias de entre 88 y 100 CV, llegando a animar a la versión más prestacional del Accent -el GT, y solo en tres puertas-. Se trataba de la versión que con numerosas modificaciones daría lugar a los Accent de la Copa que llevaba el mismo nombre en nuestro país, muchos de los cuales aún siguen dando guerra por los circuitos de la península e incluso en tramos de rallyes.
También hubo un 1.6, pero solo para el mercado chino. Con la motorización más potente, el Accent ejecutaba el 0 a 100 km/h en unos 10 segundos, nada mal para un segmento B/C de presupuesto ajustado.
Exteriormente no tenía nada que ver con su antecesor, el Pony (X1/X2). Se pasaba de las líneas rectas y de un diseño más bien serio a la profusión de curvas y una estética más oriental y desenfadada, cosa que ocurría de manera similar en su interior. En 1997 recibiría un pequeño lavado de cara que afectó ligeramente a la parrilla, faros delanteros y pilotos posteriores.
Ya que hablamos de su interior, las versiones básicas no contaban con elementos como el tacómetro, siendo el airbag de conductor un extra para cualquier acabado. Sí que contaban todos de serie con aire acondicionado. Las versiones más lujosas añadían elementos como los faros antiniebla delanteros e incluso inserciones en madera fake.
Los materiales no destacaban por su calidad, aunque dado el precio de poco más de 1.200.000 pesetas de 1994 -menos de 12.000 euros en la actualidad con la inflación- de la versión de acceso, tampoco se podía pedir mucho más.
Cuatro pasajeros irían con comodidad, no tanto un quinto, aunque los traseros contaban con protección para su cuello en forma de reposacabezas integrado, todo un lujo. El acomodo para su equipaje era suficiente, con una capacidad de casi 350 litros.
Modelo más exitoso de la marca por aquel entonces, atesoraría un total de 105.000 unidades a lo largo de esta y las generaciones que llegarían después, la LC de 1999 y la MC de 2005; adoptando desde el fin de la generación MC la nomenclatura i20.
Si quieres hacerte con uno podrás conseguid una unidad en estado solo correcto de funcionamiento y un buen puñado de kilómetros desde aproximadamente 600 euros, llegando a pagar hasta unos 1.500 por un GT en muy buen estado. Son modelos sencillos y muy fiables, por lo que no deberían darte problemas.
Si te pica el espiritu RACER, también puedes hacerte con alguno de los de la Copa, a los que normalmente les trasplantaban el 2 litros de 140 CV del Hyundai Coupé, por unos 3.000 o 4.000 euros.
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Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Modo nostalgia ON. Este coche es el primero que recuerdo en mi infancia. Qué recuerdos de mogollón de viajes en vacaciones sentado en la parte trasera y haciendo picias con mi hermana. De aquellas lo de ir con el cinto era más… laxo.
Solo un apunte. No tenían todos aire acondicionado de serie. Al menos el nuestro no. Recuerdo un verano especialmente tórrido en Murcia sin AC.