Honda es un fabricante que, como Mazda, va un poco a su aire, siempre marcando su propio camino. Por ejemplo, Honda fue la única marca que tuvo la peculiar idea, de lanzar al mercado un híbrido con cambio manual. Y no hablamos de un semi híbrido como actualmente, sino un híbrido convencional. Fue el Honda CR-Z, un coche incomprendido, pero que hoy es una buena opción de segunda mano y mantiene unos precios bastante altos. También fueron capaces de poner en circulación, en Estados Unidos y de forma muy limitada, un vehículo animado por una pila de combustible, el Honda Clarity Fuel Cell, un automóvil con un diseño muy llamativo y atractivo, que se adelantó a su tiempo y por ello, no tuvo una gran demanda –además de por su elevado precio, claro–.
Es cierto que también se ha dejado llevar por las modas –ahí están los SUV como el CR-V o el HR-V–, y ahí están los híbridos que se lanzaron hace algunos años para competir con el Toyota Prius. Pero sobre todo, Honda siempre ha sido innovadora y esos híbridos son la mejor muestra. Y cuando nos referimos a “esos híbridos”, estamos hablando de la familia Insight, una saga de coches híbridos que comenzaron su andadura en el año 1999, siendo el primer coche híbrido que se puso a la venta en Europa, antes de que llegara el Prius, que lo hizo al año siguiente. El caso es que de aquel primer Honda Insight casi nadie se acuerda, aun cuando se trata de un vehículo especialmente interesante y un potencial coche de colección, sin lugar a dudas.
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, finales de los años 90 y comienzos del Siglo XXI, fueron tremendamente interesantes por los lanzamientos que se produjeron. A finales de los 90 apareció la primera generación del Ford Focus, la primera generación del SEAT León, el Citroën Xsara, el Ferrari 360 Modena, el Pagani Zonda, el Lamborghini Diablo GT, el ya mencionado Toyota Prius… y esto es un simple ejemplo de todo lo que apareció en aquellos años. Modelos que hoy son un icono para muchos conductores y que estuvieron acompañados por el lanzamiento de uno de los coches más peculiares de cuantos se han puesto en circulación: el Honda Insight.
La aparición de este coche se debe, por supuesto, al desarrollo del Toyota Prius y su tecnología híbrida. Era una apuesta que hicieron los fabricantes japoneses que, ahora con perspectiva, se les salió muy bien. Pero en aquellos años pocos entendían, más aún cuando en Honda decidieron darle una imagen tan fuera de lo común. Incluso hoy sigue siendo un coche poco convencional. La primera aproximación al Honda insight la vimos con el Honda Hybrid VV Concept, un prototipo que adelantaba algunas cosas del Insight; de hecho, el modelo de producción y el Hybrid VV Concept son muy parecidos estética y técnicamente.
Para el desarrollo de Insight se apostó totalmente por la eficiencia, para lo que fue necesario una carrocería muy aerodinámica. El resultado fue un coupé con forma de gota de agua, ruedas traseras carenadas y una carrocería muy lisa, sin adornos que pudieran romper innecesariamente el flujo de aire –el Cx era de 0,25–. Era tremendamente futurista, con un diseño muy peculiar que, en una época como aquella, en la que no había lugar para rarezas, destacó notablemente. Además, incluso siendo un híbrido, lo que conlleva incluir una batería que añade mucho peso, la tara de todo el conjunto se quedaba por debajo delos 900 kilos en su versión más ligera.
Su imagen solo adelantaba lo que había escondido. El grupo motor híbrido estaba compuesto por un propulsor gasolina de tres cilindros y un litro de cubicaje, que desarrollaba una potencia de 67 CV, el cual, estaba asistido por un motor eléctrico –intercalado entre motor y transmisión– que rendía 14 CV. La transmisión podía ser manual de cinco relaciones, o bien, una automática de tipo CVT. Sí, el CR-Z no fue el primero ni el único híbrido con cambio manual. La batería era de níquel-hidruro metálico –NiMH– y se recargaba durante las frenadas, como cualquier híbrido actual.
Los consumos eran extremadamente bajos, incluso lo son todavía hoy, pues la marca homologada 3,4 litros cada 100 kilómetros. Podía alcanzar los 180 km/h con solo 72 CV y aceleraba hasta los 100 km/h desde parado en menos de 12 segundos. Los consumos podrían ser todavía más bajos, ya que el motor eléctrico no movía el coche por sí solo, hacía las vences de alternador, motor de arranque y volante de inercia, mientras asistía al propulsor de combustión en grandes demandas de potencia, es decir, en aceleraciones o durante el inicio de la marca desde parado. Como curiosidad, tenía un sistema de arranque y parada para el motor de gasolina.
Se fabricó entre 1999 y 2006, un total de siete años durante los cuales, solo se vendieron 17.020 unidades.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS