Coche del día: Ford Thunderbird (2002)

Coche del día: Ford Thunderbird (2002)

La firma norteamericana buscó repetir el mismo éxito que con el Mustang


Tiempo de lectura: 3 min.

Mencionar el Ford Thunderbird supone recordar, al menos por estos lares, al modelo de los años 50, con su diseño puramente yankee. Sin embargo, el Thunderbird se ha fabricado durante muchos años, aunque no todas las generaciones han tenido el mismo encanto y le pasó un poco como al Ford Mustang, que según avanzaba su vida comercial, su atractivo se difuminaba.

Y exactamente como se hizo con el Mustang, en Ford pensaron que reeditar el modelo, pero con un diseño retro inspirado en las primeras generaciones, podría ser un éxito de ventas como lo es su niño mimado –el Mustang, por supuesto–. Así, allá por 2001, presentaron el Ford Thunderbird nuevamente, un regreso que, en realidad, no era un regreso pues el T-Bird se fabricó hasta 1997 y Ford puso en circulación la decimotercera generación en 2002.

Se presentó durante el salón de Detroit en forma de concept car en 1999, y luego como modelo definitivo de producción en 2001 –la comercialización se inició en 2002–. Se basa en la plataforma del Lincoln LS y del Jaguar S-Type, pero con cambios en la suspensión y el tren motriz orientados ha darle al coche un talante más relajado y suave. Según decía la marca, ofrecía una “deportividad relajada”. De hecho, incluso se mantuvo el tablero del Lincoln aunque con algunos cambios ornamentales.

La puesta en escena fue bien acogida, pero posteriormente, la prensa norteamericana repartió estopa a diestro y siniestro. El último Ford Thunderbird fue vapuleado sin piedad y comentarios como los emitidos por Car and Driver cuando pudo poner a uno de sus probadores a los mandos, sirven de ejemplo. Dicen que la estructura del chasis era tan flácida como brócoli hervido, con esa palabras… aunque luego afirman que mezclado con el tráfico, el Thunderbird tiene un aspecto espectacular y acaban la prueba reconociendo que les encantó el coche.

Su diseño, totalmente inspirado en las primeras generaciones, destacaba claramente en el tráfico de cualquier ciudad, aunque no era un coche con planteamiento deportivo

El Ford Thunderbird se diseñó, sin lugar a dudas, para ser el típico cruiser yankee, para pasear y disfrutar del paisaje, mientras te da el viento en la cara yse escucha el ronroneo típico de un V8 norteamericano. Un motor que no era especialmente grande para lo que se estila por allí, pues cubicaba 3,9 litros, y que rendía 252 CV y 362 Nm de par, que llegaba al eje trasero mediante un cambio automático de cinco relaciones.

Ford imprimió al propulsor una personalidad acorde con el resto del coche, se buscó que la entrega de potencia no fuera agresiva y el 0 a 100 km/h lo hacía en 7,1 segundos, que no es una mala cifra, pero tampoco es la aceleración de un deportivo.

Se esperaba vender 25.000 unidades al año, un éxito que le situaría en la senda del Mustang y en primera instancia, parecía que todo acabaría igual, pues la demanda pronto superó a la capacidad de producción. Sin embargo, las ventas cayeron rápidamente porque los vendedores subieron los precios en exceso –en Estados Unidos no hay precio fijado, las tiendas ponen “su precio”–.

Ford realizó modificaciones, como un aumento de la potencia hasta los 280 CV, pero las ventas no despegaron, de hecho, en 2004 se vendieron 11.998 coches, y en 2005, solo 9.548 unidades. Finalmente, la producción se detuvo en 2005 tras haber vendido 19.085 unidades.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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