Coche del día: Fiat SB4 “Mefistofele”

Coche del día: Fiat SB4 “Mefistofele”

Un engendro infernal de cuatro ruedas con motor de avión


Tiempo de lectura: 6 min.

El Fiat SB4 “Mefistofele” hacía honor a su apellido. Mefistofele –Mefistófeles en español– es un demonio del folclore alemán, y también el título de una clásica ópera italiana del compositor Arrigo Boito, inspirada a su vez en la obra homónima de Goethe, un dramaturgo, novelista poeta y naturalista alemán, además de un gran contribuyente del Romanticismo. De forma habitual se considera a Mefistofele como un subalterno de Satanás encargado de la captura de almas; también es otra forma de nombrar al propio Satanás.

Mas de un alma de los amantes de los artilugios con ruedas ya ha sido cautivada por la historia de este Fiat. Antes de que se convirtiese en demonio –a causa del sonido “infernal” del motor, era simplemente un Fiat SB4 nacido en 1908. Era propiedad de Ernest Arthur Douglas Eldridge, una mezcla de piloto de coches de carreras y de aviones, a la vez que ingeniero aeronáutico; un “gentleman driver”. Nació en 1897, pertenecía a la alta burguesía londinense, abandonando sus estudios para luchar en la Primera Guerra Mundial como conductor de ambulancias.

Disfrutaba su existencia al límite buscando siempre conseguir el último récord de velocidad construyendo engendros automovilísticos con motores aeronáuticos. De esta forma, después del conflicto bélico, Eldridge combinó sus dos grandes pasiones: la aviación y los deportes del motor. Por paradojas de la vida, falleció a los 40 años a causa de una neumonía. Pero antes de ese fatídico día, su amor por las emociones fuertes le llevó al mundo de la competición y a un objetivo claro: establecer un récord de velocidad capaz de permanecer en el tiempo.

Fiat SB4 Eldridge “Mefistofele” 1924 (11)

Antes de pasarse a Fiat, su carrera de caza récords comenzó en 1922, con un Isotta Fraschini, al cual le acopló un motor de avión de seis cilindros y 16,5 litros fabricado por Maybach que entregaba entre 240 y 250 CV. Con él, alcanzó los 150 km/h de velocidad máxima. Una vez se deshizo de este, previa venta en 1925 a un francés de nombre Gary Le Massurier, más conocido con el apodo de “Le Champion”, comenzó su aventura en Fiat tomando un chasis accidentado de un modelo SB4 usado por el piloto británico John Duff en 1922. Eldridge tuvo que visitar desguaces y chatarrerías para, con horas de ensayos y errores, pudiese tener un vehículo ganador.

El Fiat SB4 de partida no se transformó de forma súbita en el “Mefistofele”, sino que lo sometió a sucesivas mejoras traducidas en pequeños éxitos, tales como un motor de bombardero Fiat A.1., de seis cilindros y 21.706 cm3. Una vez finalizada su metamorfosis, este monstruo de apellido infernal consiguió batir el récord de velocidad a kilómetro lanzado el 5 de julio de 1924, a manos del piloto británico. La hazaña se llevó a cabo en la Route Nationale 20, cerca de Arpajon (Francia), donde alcanzó la velocidad de 230,55 km/h en la pista de tierra, un nuevo récord mundial, superando a rivales como René Thomas a los mandos de un Delage V12 “La Torpille” de 10,5 litros y 350 CV.

Thomas no renunció tan fácilmente a la victoria y presentó una denuncia alegando que el Fiat SB4 “Mefistofele” de Eldrige carecía de marcha atrás, un requisito necesario para homologar la marca según la regalmentación de la época. Por este hecho, Eldridge fue descalificado. Al día siguiente, el 6 de julio, Thomas batiría de nuevo el récord, alcanzando los 230,63 km/h. Eldridge no se desanimó y modificó los cilindros para dotarlos de cuatro válvulas y bujías Magneti Marelli, mientras que, para la carrocería, empleó los restos de un autobús londinense accidentado. El resultado, un auténtico monstruo que ya era capaz de desarrollar 350 CV a solo 1.800 RPM.

Fiat SB4 Eldridge “Mefistofele” 1924 (10)

El Fiat SB4 “Mefistofele” está propulsado por un increíble motor de origen aeronáutico de seis cilindros y casi 22 litros de cilindrada, pudiendo entregar cerca de 350 CV de potencia máxima a 1.800 RPM a las ruedas traseras

Eldridge, junto con la ayuda de un herrero local, consiguió realizar alguna desconocida modificación en la caja de cambios que le permitía realizar la función de marcha atrás. El británico se presentó de nuevo el 12 de julio de 1924, justo una semana después, en la “Ruta de Orleans”. Allí consiguió batir el récord mundial de velocidad, alcanzando los 234,98 km/h en los primeros 1.000 metros con salida parada. Con esta cifra consiguió entrar en la leyenda y, de hecho, es una marca que sigue manteniendo este récord a día de hoy.

Hagamos un breve resumen de su metamorfosis. Eldridge adquirió en 1922 una veterana unidad del Fiat SB4 de 1908 –un coche de competición nacido en 1907–, sustituyendo su motor original por uno de origen aeronáutico con nada menos que casi 22 litros de cilindrada y capaz de generar unos descomunales 350 CV a 1.800 RPM, también con la tecnología de la empresa italiana y, desafortunadamente, sin saber el par motor. En esta época no existían equipos de ingenieros y diseñadores para poder fabricar un coche muy ligero, potente y aerodinámico.

Fiat SB4 Eldridge “Mefistofele” 1924 (4)

Sus más de cinco metros de longitud –5.091 milímetros– y sus casi 1.800 kilogramos de peso no fueron problema para alcanzar el récord de velocidad a kilómetro lanzado, con un valor de 234,98 km/h, marca que sigue detentando

Mecánicamente, se conservó la transmisión final de doble cadena y los frenos de tambor del eje trasero; delante no llevaba ningún sistema de frenado. Para soportar el incremento de peso fue necesario transformar el chasis original. Éste medía más de cinco metros de largo, y estaba dotado de la robustez suficiente para soportar los 1.750 kilogramos aproximados que pesaba este diablo con ruedas. La carrocería se adaptó al nuevo corazón con restos de un autobús londinense abandonado para quedarse con 5.091 milímetros de largo, 1.850 mm de ancho, 1.400 mm de anchura, con una batalla de 3.450 mm.

Después de permanecer en manos de “Le Champion” hasta finales de los años 40 del siglo pasado, fue recomprado en Inglaterra por Peter Wike y los hermanos John y Charles Taylor. Continuó participando en carreras hasta que dejó de ser competitivo y cayendo en el olvido. Fiat lo recuperó en 1962, todavía en estado funcional, presentándose de nuevo en el Salón del Automóvil de Turín de 1970. Desgraciadamente para él y para los entusiastas, permaneció una larga temporada en estado durmiente.

Fiat SB4 Eldridge “Mefistofele” 1924 (9)

Entre 1996 y 2006 se arrancó tan solo en tres ocasiones, por lo que se le sometió a una profunda restauración por parte del mecánico encargado de su mantenimiento, Giancarlo Dazia. Tras cinco años de trabajos, en 2011 vio de nuevo la luz en la pista de pruebas propiedad de Fiat situada en la ciudad italiana de Balocco. En julio de este mismo 2011, el Fiat SB4 “Mefistofele” viajó a Inglaterra, participando en el Goodwood Festival of Speed. Se le volvió a ver en el festival alemán equivalente, de nombre Dyck Classic Days 2013, concretamente los días 2 y 4 de agosto.

Dos personas se encargaban al menos hasta 2013 de su mantenimiento y conducción: su mecánico Gianfranco Dazia y su piloto Michele Lucente, únicos autorizados por Fiat. Son necesarios 10 minutos de vueltas a la manivela para arrancar semejante motor. Desde 2013 permanece expuesto en el Centro Storico Fiat, museo situado en el espacio ocupado por los primeros talleres de la marca. El Fiat SB4 “Mefistofele” está situado en el salón central del museo, en el mismo sitio donde se ubicaba el taller donde se preparaban las unidades destinadas a competir, incluidos los SB4.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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sabino

muy buen reporter, daria cualquier cosa por tenerlo es una maquina de otros tiempos magnifica.


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