La Serie 7 de BMW siempre ha sido el estandarte, el súmmum de la marca alemana en cuanto a vehículos fabricados en serie. Y eso ocurre desde hace más de 40 años, pero no ha ocurrido siempre. La primera entrega del BMW Serie 7 apareció en 1977 y suponía la primera vez que BMW tenía un coche preparado para enfrentarse a la Clase S de Mercedes –S por Sonderklasse, clase especial en alemán–.
BMW empezó a destacar realmente con el lanzamiento la “vieja” Neue Klasse, la nueva clase, que estuvo capitaneada por el BMW 1500, cuya puesta de largo se llevó a cabo en 1962. A partir de ese momento, la firma creció casi sin que nadie pudiera hacerles frente y se caracterizó, precisamente, por algo que hoy es una cualidad esencial de cualquier BMW: un carácter centrado en el conductor y una manejo líder en su clase y notablemente deportivo. También se caracterizó por un detalle que perdió según pasaron los años: un frontal de diseño invertido, “nariz de tiburón” lo llaman, que otorgaba todavía más carácter a sus coches.
La primera Serie 7 mantenía todos esos rasgos, pero en un segmento donde nunca se habían puesto en liza, una parcela de mercado donde los usuarios, al menos en aquellos tiempos, eran muy conservadores y buscaban prestigio e imagen, y por supuesto, querían que todo el mundo lo supiera al ver sus coches. El BMW Serie 7 E23 introdujo entre los sedanes de representación, una deportividad que solo se podía lograr en marcas como Maserati, que tenía el Quattroporte en catálogo desde 1963.
El Serie 7, no obstante, no llegaba tan lejos como el italiano, mantenía todas las características de un coche alemán, pero se añadía esa deportividad que es intrínseca de todo BMW –y que cada día está menos presente en algunos modelos–. Del diseño se encargó Paul Bracq, sí, quien también estuvo en Mercedes, Citroën o Peugeot. De hecho, fue Bracq quien potenció esa “nariz de tiburón” con el E23, pero también con el E12, el E21 y el E24 –la primera generación del Serie 5, la primera entrega BMW Serie 3 y el BMW Serie 6–.
Cuando el Serie 7 E23 se lanzó al mercado, contaba casi en exclusiva con motores de seis cilindros en línea, y curiosamente, la versión más prestacional fue desarrollada por la división africana de la marca, la cual demostró en varias ocasiones tener cierta habilidad para crear modelos muy interesantes. Aquella versión era una variante propia del BMW 745i con 280 CV, cuyo motor se tomaba prestado de los BMW 635 CSi y del BMW M5 E28.
En 1982 se sometió a un ligero rediseño, el famoso restyling, que incluía un ligero cambio en el frontal que lo hacía más aerodinámico y se sumó al equipamiento una caja de cambios automática con cuatro relaciones y overdrive.
Se fabricó durante 10 años y se vendieron, en todo el mundo, 285.029 unidades.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS