La crisis del petróleo y el auge de una clase media que se motorizaba impulsaron que el parque automovilístico en Europa se abriese hacia vehículos de menor tamaño, comenzando a popularizarse un segmento que se bautizó como el de los “superminis”. Franceses e italianos habían movido ficha con los Peugeot 104, Reanult 5 o Fiat 127. Sin embargo, el Grupo Volkswagen tardaba en reaccionar, y aunque el Golf estaba en ciernes, aún quedaba hueco por cubrir debajo de él.
En honor a la verdad, a pesar de que el Audi 50 no se puso a la venta hasta finales de 1974, el proyecto se inició en 1971 con varias premisas para los ingenieros de la marca, entre ellas una longitud por debajo de los tres metros y medio y menos de 700 kilos de peso. Tras varias propuestas de diseño en las que se variaba sobre todo el frontal, el proyecto tuvo luz verde.
Bertone había participado en los bocetos aportando un frontal de plástico al estilo “Bocanegra”, aunque se rechazó a favor de uno más clásico que para algunos recordaba demasiado al Golf de Giugiaro, pero que fue obra del centro de diseño de la propia Audi bajo los mandos de Ludwig Kraus. El 50 se fabricaría en la factoría del Grupo en Wolfsburgo porque el pequeño Audi tendría su equivalente con un modelo de Volkswagen, que no sería otro que el Polo lanzado un poco más tarde.
Tal como ocurre hoy con modelos que comparten plataformas y elementos entre Audi y Volkswagen, la variante de los cuatro aros sería la versión más equipada y lujosa, teniendo en cuenta el lujo entendido en aquella época. Este pasaba por un interior cuidado con los materiales del salpicadero y poco más, aunque en equipamiento el 50 sí introdujo elementos poco popularizados en coches de tamaño medio. Así, la luneta trasera era térmica, contaba con reloj digital en el salpicadero, indicador de temperatura del agua o luces de cortesía. Como curiosidad, el limpiaparabrisas trasero era opcional.
El Audi 50 se ofreció con dos niveles de acabado denominados LS y GL. El primero se quedó en el límite de tamaño impuesto, pero la variante superior crecía un par de centímetros por el paragolpes delantero de diferente diseño. Ambas sí que cumplieron la restricción de peso, quedándose en 685 kilogramos. La anchura de 1,56 metros o una distancia ente ejes de 2,33 eran comunes en ambos.
Lo que les distinguía principalmente fue su nivel de potencia, pues tanto el LS como el GL estaban asociados a un bloque de cuatro cilindros de 1.093 cm³ con 50 y 60 caballos, respectivamente. Con el segundo, el Audi 50 se lanzaba hasta los 160 km/h consiguiendo acelerar de 0 a 100 km/h en 13,5 segundos, si bien nunca se le trató de pequeño deportivo. Un par de años más tarde se sustituiría el más potente por un motor 1.3 que tomaría la denominación GLS, es el de la primera imagen en color amarillo.
El Volkswagen Polo sí contó con motores más pequeños, con cilindradas por debajo de los 1.000 centímetros cúbicos, que casarían más con la economía que se presuponía a este reciente segmento, y de alguna forma su aparición provocaría el cese de la producción del Audi 50. Ocurrió en 1978, tan solo cuatro años más tarde de su lanzamiento y con cerca de 180.000 unidades fabricadas.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.¿De donde lo habéis sacado?
Y 160 de velocidad máxima, creo que sus rivales, soñaban todavía con llegar a esas cifras en versiones normales, puede que fuera el primer utilitario premium, o puede que sentara las bases para que sus rivales evolucionaran en sus siguientes generaciones.