El Sauber-Mercedes C292 –o simplemente Mercedes C292– es un prototipo para el Grupo C de la FIA que, por desgracia, nunca llegó a correr. Es uno de esos automóviles que ven truncado su futuro por diferentes avatares, como cambios de normativa o una temporada para olvidar. El objetivo del C292 era competir en el campeonato del mundo del 1992, pero Mercedes se retiró antes de terminar el desarrollo.

Cuando hablamos de competición y de bestias mecánicas, por lo general, todo el mundo mira hacia los tramos de rallies y recuerda a los Grupo B. En parte, no falta razón, aquellos coches fueron una locura, pero no fueron los únicos, pues en Estados Unidos la IMSA también fue algo digno de recordar con motores de más 1.000 caballos y el Grupo C de circuitos fue otro campo abondado para la aparición de coches espectaculares.

Así fue, de hecho, el Grupo C, una categoría plagada de coches increíbles. Fue, quizá, una de las épocas más interesantes del Mundial de Resistencia, con coches como el Jaguar XJR-9 o el Porsche 956. Coches que ya solo con su diseño impresiona y solo hay que ver al Mercedes C292 para hacerse una idea de hasta donde llegaron: aerodinámica radical, motores superpotentes, velocidades altísimas… y todo eso fue lo que llevó a Mercedes a parar el desarrollo del C292.

Durante 1991, los alemanes tuvieron una temporada decepcionante, no lograron buenos resultados y el costo para correr la temporada entera fue demasiado alto. Durante los años 90, los gastos de las competiciones crecieron exponencialmente y para que fueran medianamente rentables, era obligatorio ganar. Mercedes no lo hizo y en la marca optaron por retirarse antes de comenzar la temporada de 1992. Eso dejó al Sauber-Mercedes C292, como se suele decir, compuesto y sin novia.

Nunca sabremos si tenía lo necesario para ganar, porque nunca llegó a correr. Se hicieron dos unidades, de las cuales, el chasis número dos fue a parar al museo de Mercedes, o al de Sauber, según la fuente que se consulte. No obstante, las características si dejan imaginar como podría haber sido, pues de haber llegado a competir, habría sido el Grupo C más sofisticado de la parrilla.

Así, por ejemplo, presumía de un motor de doce cilindros boxer de 3,5 litros atmosférico, capaz de girar a 13.000 revoluciones y de rendir 690 CV a 12.600 revoluciones. Tenía caja de cambios secuencias, un sistema de gestión electrónica desarrollado por el Dr. Udo Zucker, de TAG Electronics, capaz de trabajar con cinco millones de bits de información por segundo. Por otro lado, la carrocería era un trabajo espectacular, con superficies planas para favorecer el flujo de aire, fabricada con fibra de carbono y acompañada por un enorme alerón trasero.