Caravan era la denominación que Opel usaba para sus carrocerías familiares, presentes en los Astra y Omega, y que llegó al Vectra por primera vez en su segunda generación (B) lanzada en 1995, si bien se retrasó algo más de un año con respecto a la berlina. Asimismo, se aprovechó la ocasión para introducir una nueva motorización diésel de inyección directa, así que el resultado fue este Opel Vectra Caravan 2.0 16v CD.
La marca del rayo era reconocida por el rendimiento de sus motores de gasolina, aunque aquellos 2.0 16v de 150 CV de los GSi ya hubiesen quedado atrás a favor de los ECOTEC, también brillantes. Sin embargo, se había quedado atrás en la tecnología del gasóleo incluso en la época de los diésel con precámara.
Poniéndonos en contexto, cuando el Vectra B fue lanzado, en noviembre de 1995, montó un 1.7 TD de origen Isuzu con 82 caballos. Por entonces VAG ya vendía los TDI en versión de 90 CV, Renault comercializaba el Laguna con un 2.2 atmosférico de 85 CV y Ford o PSA alcanzaban los 90 y 92 CV con sus respectivos 1.8 y 1.9 TD. El Vectra se quedaba pues un poco rezagado.
Para solventarlo no recurrieron a la escalada de potencia por la que sí optaron sus rivales, pues el 406 fue lanzado con un 2.1 TD de 110 CV y el Laguna con la versión Turbo del 2.2 hasta 115 CV, ambos aún con inyección indirecta. Los de Rüsselsheim crearon una pequeña joya tecnológica con un hito histórico: se aunaban por primera vez en un turismo la inyección directa con una culata multiválvula, además con una disposición curiosa en parejas transversales en vez de estar alineadas con el objetivo de mejorar la combustión y un llenado óptimo de las válvulas a cualquier régimen.
El bloque base (X20DTL) era un cuatro cilindros de 1.994 cm³ con admisión variable, bomba rotativa Bosch de alta presión y un pequeño turbo Garrett sin intercooler. Curiosamente, la potencia final se estimó en los mismos 82 CV del anterior 1.7 TD, por lo que Opel dejó claro que no buscaba un alto nivel de prestaciones, sino bajo consumo y agrado de uso. Porque el 2.0 16v CD destacaba por su elasticidad para tratarse de un diésel, con una respuesta llena a poco más de 1.000 RPM.
Las cifras corroboraban que el Opel Vectra Caravan 2.0 16v CD quedaba lejos de ser un coche rápido. Declaraba 170 km/h de velocidad máxima, una aceleración de 0 a 100 km/h en 17 segundos y un 0-1.000 metros en 37,5 segundos. Cierto es que el sobrepeso de esta carrocería con respecto a las berlinas de cuatro o cinco puertas le penalizaba, del orden de 1,5 segundos en aceleración, 8 km/h en velocidad punta y medio litro en consumo medio combinado, situándose en 6,4 l/100 km en vez de los 5,9 de los otros.
Y eso que a la hora de diseñar la carrocería familiar para el Vectra Opel decidió mantener las cotas de sus hermanos de gama y no aumentar el voladizo trasero, como solían hacer otros fabricantes para ganar en maletero en detrimento del diseño. De esta forma, sus 4,49 metros de longitud le distanciaban de los 4,62 m de un Laguna Break, 4,63 m del Mondeo Familiar, 4,66 m del Xantia Break o los nada menos que 4,73 m del 406 Break, capaz, eso sí, de albergar una tercera fila de asientos.
Por tanto, el volumen del maletero del Caravan, de 460 litros y que perdía 40 litros frente al cuatro puertas, se descolgaba con respecto a los citados rivales, que se movían entre 512 y 540 litros de capacidad. En caso de abatir los asientos, el Vectra alcanzaba el metro y medio cúbico con una longitud del hueco de carga de 1,71 metros.
Para justificarse, los responsables de Opel adujeron que, según las estadísticas, el 30 % de los usuarios de carrocerías familiares buscaban la estética por encima de otras variables, mientras que el 15 % anteponía la capacidad de carga. El resultado es subjetivo, pero lo cierto es que el diseño final del Caravan resultaba más armonioso que muchos break con zagas recargadas y largos voladizos.
También es verdad que las líneas finales eran más conservadoras, como ya había sucedido en la berlina, con detalles modernos como los retrovisores. Con todo, y como decía antes, el paso a esta carrocería hacía mermar las prestaciones por un peso superior en 110 kilos fruto de los refuerzos en la carrocería y una peor aerodinámica (uno de los rasgos más destacados del sedán y la berlina). No obstante, el equilibrio en el comportamiento quedaba asegurado por la suspensión Nivomat del tren posterior y muelles más firmes.
Pocas diferencias entonces en el habitáculo, con una única ganancia en altura libre para los pasajeros de las plazas traseras. Se aprovechó la ocasión también para subsanar dos carencias que había tenido el Vectra desde su lanzamiento: posibilidad de climatizador automático o volante regulable, necesario porque el original quedaba demasiado bajo.
Con esta motorización el Caravan se combinaba con el nivel de acabado GL, que contaba de serie con aire acondicionado o ABS, pero eran opcionales las llantas de aleación, faros antiniebla, airbag de pasajero o retrovisores eléctricos. Su precio (18.000 euros de entonces, equivalentes a 28.900 euros de hoy) quedaba por debajo de sus rivales franceses más potentes y en línea con el Ford Mondeo, menos frugal, pero con mayor volumen de maletero.
Unos meses después de su lanzamiento Opel presentó la versión 2.0 DTI 16v con intercooler, que alcanzaba 100 CV y le movía con mayor soltura sin que los consumos se resintiesen (un par de décimás por encima), un bloque con el que también contó el Omega 2.0 DTI 16v (B) y el Astra 2.0 DTI 16v Sport (G). Ya con el facelift de 1999 se comercializó el Vectra 2.2 DTI 16v con 125 CV y prestaciones más que satisfactorias, que ya se había presentado en el monovolumen Sintra. La guerra TDI no acababa más que empezar…
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.El bloque 2.2 dti no salió hasta bien entrado el 2002,por lo demás buenos artículos
Gracias Javi. Según los datos que tenemos, el motor 2.2 DTi se montó en el Vectra B desde el año 2000, justo después del refresco de 1999. Puedes buscar en cualquier catálogo de repuestos para comprobarlo.