El TVR Cervera Speed 12 -conocido en su origen como Proyecto 7/12-, era un concept car de elevado rendimiento diseñado por la empresa británica TVR. Se presentó en el Salón de Birmingham de 1997 con el objetivo de batir al McLaren F1. Su nombre procedía de la mitología griega, y representaba al perro guardián de tres cabezas que custodiaba la entrada del reino de Hades.
Los años 90 se caracterizaron por ofrecer superdeportivos radicales, y TVR era una marca que hacía honor a este principio. Construía vehículos de muy bajo peso sin ayudas a la conducción, ni siquiera ABS; no eran máquinas aptas para todos los públicos.
La carrera suicida por conseguir el coche más rápido del planeta que se dio en el Reino Unido la inauguró McLaren con su modelo F1 y sus 371 km/h de velocidad punta. TVR llevaba muchos años fabricando deportivos radicales y quiso echar un órdago a McLaren con una locura de proyecto: el TVR Cerbera Speed 12. La relación peso-potencia era prácticamente la mitad que la de un Bugatti Veyron.
La idea original era la de ser el automóvil de calle con el rendimiento más elevado a nivel global. Se quería homologar para competir en la clase GT1, con una potencia restringida a “solo” 675 CV, pero debido a constantes cambios en la regulación y normativa de la competición el proyecto no progresó.
En el lado positivo de la balanza es que se aprovechó su desarrollo para la clase GT2, con lo que continuó adelante con la idea de coche de calle. A nivel estético era una mezcla entre un Cerbera de serie y un coche de competición, conservando su fondo plano, el difusor trasero y un enorme spoiler.
Su precio de calle era de unas 245.000 libras esterlinas, unos 281.000 euros
Todo cambió cuando Peter Wheeler, fundador de TVR, se llevó una noche un prototipo de preproducción para probarlo por las carreteras británicas, llegando a la conclusión de que era un peligro en las vías públicas debido a su potencia y radicalidad de conducción. Mister Wheeler paralizó el proyecto y aprovechó las piezas fabricadas como repuesto para las unidades GT2 de competición. Se construyeron cuatro unidades, pero parece ser que alguna se destruyó. Además, tuvo problemas durante su desarrollo, no pudiéndose homologar tampoco como coche de calle, cayendo en el cajón del olvido.
Este único protototipo de preproducción se vendió a un particular, quien realizó una serie de modificaciones mecánicas, introduciendo componentes de titanio y reprogramando la electrónica, consiguiendo una potencia de 830 CV. Con ellos conseguía una velocidad máxima de 386 km/h, realizar el 0 a 100 en 3,5 segundos, todo ello a través de una caja de cambios secuencial Hewland de seis velocidades.
Contaba con un chasis de estructura tubular de acero y aluminio, desarrollado por Dallara, y una carrocería de fibra de carbono -con solo 40 kg-, marcando en báscula 975 kg
A causa de las estrictas normas de competición en GT1, el chasis estaba formado por un piso plano y una jaula estructural de tubos de acero T45, que recibían unos refuerzos de panal de abeja en aluminio, formando el piso y la separación entre habitáculo y motor (pared de fuego). De esta forma se pudo situar al piloto lo más atrás y al centro posible, favoreciendo el reparto de pesos.
Con unos zócalos de acero de 40 mm, que recibían a los escapes con los silenciadores, se añadía una protección adicional a la jaula central. Los subchasis delanteros y traseros eran livianas y sencillas estructuras de acero T45, atornillados a la jaula central a través de los paneles de aluminio.
Algunos comentaban que se parecía al Dodge Viper, por su largo capó y sus salidas de escape laterales, aunque realmente se basaban en el Cerbera Speed Six, y este a su vez en el Chimaera, un coche de diseño bastante anterior al Viper.
Su corazón mecánico procedía de la unión de dos motores de Speed Six (de origen Aston Martin), de seis cilindros en línea, formando una V de 90o, dando origen al monstruo 7.7 V12 con un bloque motor de acero. Cada bancada de cilindros estaba controlada por su propia centralita electrónica, independientes entre sí. Se comenta que decidieron comprobar la potencia real del motor en un banco de potencia, rompiendo el eje de potencia del dinamómetro que intentaba averiguar su caballería real. Dicho dinamómetro estaba calibrado para soportar potencias de hasta 1.000 CV ¡Casi nada!
Los ingenieros probaron la potencia por separado de cada bancada con otro dinamómetro sano, marcando una potencia de 480 CV, lo cual nos daba una potencia conjunta de 960 CV, que no es moco de pavo. La suspensión la realizaba un sistema de doble triángulo en las cuatro ruedas, con muelles helicoidales y amortiguadores de gas que operaban por barras de empuje (“push road”), y barras estabilizadoras en ambos ejes.
El TVR Cerbera Speed 12 era uno de los deportivos más radicales que se podían encontrar en su momento, pero su carácter indomable hizo que fuera imposible homologarlo y utilizarlo como coche de calle, limitándose a competir en GT2. Como decía un anuncio de Pirelli, “la potencia sin control no sirve de nada…”
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Imagina lo que era conducirlo en cualquiera de los ¨Gran turismo¨¨ sobre todo cuando lo modificabas al máximo, derrapaba, patinaba, y si eso era en un juego, en la vida real, como lo tuvo que ver el Señor jefe, para decir que no, pero si ahora, en esta nueva etapa se animan, que tiren de electrónica y seguro consiguen hacer un verdadero coche que puede superar los 400 kilómetros. TVR, siempre han sido coches ¨de verdad¨ sin ayudas e incluso difíciles de abrir, recuerdo en un capitulo de top gear, que la gente de la calle tenia que abrir y… Leer más »