Ahora que todos hemos visto la serie “Chernobyl” y nos hemos vuelto expertos en energía nuclear y sus peligros, conviene refrescar algunos conceptos. Tras la desintegración de la URSS cualquier zumbado puede ir por ahí con un ingenio nuclear y liar la de Dios es Cristo, ya sea un fundamentalista religioso, un extremista vegano celíaco alérgico a la lactosa o un miembro del movimiento de extinción voluntaria alérgico al látex.

Primero de todo, si vas conduciendo y divisas a lo lejos un hongo nuclear, no te ralles; vas a morir. No va a ser inmediatamente, dependiendo de dónde te pille el tema va a ser cuestión de horas, de días, o de meses, pero vas a morir. Es el momento de plantearte saltarte todas las normas de tráfico existentes, porque para cuando llegue el juicio literalmente te va a dar lo mismo.

En el caso de conducir un coche moderno, estás bien fastidiado, porque el pulso electromagnético inutilizará todos los sistemas vitales del coche: el Android Auto o Apple CarPlay, el asistente de mantenimiento de carril, climatizador bizona, el cierre centralizado y la centralita del motor. Lo más seguro es que el motor se pare inmediatamente, a menos que se trate de un diésel atmosférico, que son como las cucarachas: funcionan hasta sin cabeza.

Lada 1200 Combi

Si el riesgo de quedarte sin coche y elementos de confort no te resulta aceptable, debes acudir a la dark web (dejamos tutorial para acceder) y hacerte con un coche ruso de ocasión, por debajo de 40 años aún hacen el rodaje. Primero, carecen de chorradas electrónicas de todo tipo: todo es manual o mecánico, algunos disponen hasta de arranque por manivela. Segundo, carecen de todo elemento de confort, así que eso no se puede averiar. Tercero, fueron terminados a martillazos en sus fábricas por comunistas con los mismos apellidos que los liquidadores de Chernobyl (y en la serie hemos visto que todos los vehículos funcionaban).

Si el vehículo funciona, intenta alejarte del hongo lo máximo posible. Considera que el vehículo carece de cualquier protección contra rayos gamma, alfa, beta y theta, a menos que compres el tintado de lunas más vendido de Aliexpress. Seguramente estarán todas las carreteras colapsadas, así que enciende el GPS y haz lo contrario de todo lo que te diga, así esquivarás al tráfico. Fuma y bebe todo lo que puedas, que eso mata, pero muy lentamente.

Los edificios proporcionan el mayor grado de protección, sobre todo en zonas centrales y con mucho cemento a los lados, según el físico y experto en radiación Brooke Buddemeier

En el caso de estar en las cercanías de una ciudad, localiza un aparcamiento subterráneo. Valen una pasta, pero tienen más protección contra la radiación. Asalta cualquier Mercadona en las inmediaciones y arrasa con las conservas. Así lograrás prolongar tu agonía el máximo de tiempo posible, antes de que la radiación te convierta en un trozo de carne podrida, como si hubieses estado viendo una semana seguida Telecinco sin parar. Sintoniza la radio en banda AM y espera un milagro o que se acabe la batería.

En el caso de que no sea viable acceder a un aparcamiento subterráneo, lo más seguro es que te toque cambiar de vehículo. El plomo es un buen protector contra la radiación, así que hazte con lo más pesado que encuentres, y no hablo de un Nissan Qashqai, algo que pase holgadamente de las 2 toneladas. Probablemente no incluya plomo, pero tira de filosofía SUV: si es tan grande seguro que protege más que un Opel Corsa. Y a las malas, seguro que pasa por encima de un Corsa.

Si el nivel del combustible está por debajo de los tres cuartos, es que está la reserva a punto de saltar, intenta llenar el depósito lo antes posible, hasta la boca, que la huida que espera es larga. Si usas la aplicación Blablacar (de haber todavía cobertura) puedes conocer gente nueva con la que afrontar el fin, y si todo falla siempre podrías recoger autoestopistas. Escoge bien, si ves que llevan bolsas de Risketos o pipas de girasol, déjalos tirados, ya están contaminados y estropean los interiores. Sacaos muchos selfis y etiquetaos con #elfindelmundo o #yanoveréMontana. Cuando los móviles se queden sin batería, apagadlos, así quedará alguna evidencia para arqueólogos del futuro de hasta dónde llegó nuestra civilización.

Los residentes en Canarias no tienen escapatoria, pero podrán vivir una hora más. Algo es algo

El a dónde huir es una decisión muy personal. Los destinos posibles son la casa de tu ex, cualquier zona del interior de Teruel, la zona de pubs ingleses de Benidorm o las autopistas de peaje portuguesas, donde ni circulará ni el tato. Conduce hasta el horizonte hasta que no puedas más, y luego recuerda tus mejores chistes para ir al otro barrio con una sonrisa en la boca. Si no quieres afrontar ese cruento destino, en cualquier gasolinera encontrarás revistas del corazón. Leelas todas, y cuando quieras darte cuenta, ya estarás en un sitio mucho mejor por derrame cerebral.

Y al final, dejarás de preocuparte de la subida del seguro del año que viene.

NOTA: lo que acabas de leer es una noticia ficticia, total o parcialmente, únicamente con propósitos humorísticos. espíritu RACER se ampara en la figura legal del animus iocandi, es simplemente humor, chanza y coña. Cualquier persona nombrada, hecho o situación que coincida con la realidad es pura coincidencia.