Hemos dejado pasar el 4 de julio sin celebrarlo, pero como el remordimiento podía con nosotros, vamos a sacar a relucir el orgullo patrio estadounidense con uno de sus vehículos más vergonzosos, el Chevrolet Kodiak, o el exceso estadounidense en su máximo esplendor. Un pick-up construido alrededor del gigantesco motor diésel CAT 3208 de 10,4 litros, una aberración que no se conformaron en construirla bajo una sola marca, ya que su hermano, el GMC TopKick, era prácticamente idéntico.
En ocasiones, la mentalidad estadounidense nos sorprende con una valentía y atrevimiento que les hace llegar a lograr hazañas como la del GT40, pero en ocasiones ese atrevimiento se torna en la estupidez más absoluta. Este es el caso, creando uno de los coches más absurdos jamás construidos. Con 16 distancias entre ejes diferentes para elegir entre configuraciones de eje simple y doble, el Kodiak/TopKick de primera generación con las especificaciones más altas podría transportar 33.565 kg.
Parece dibujada por el mismísimo Homer Simpson, con sus anodinos faros delanteros y una parrilla delantera exenta de personalidad, no había ningún indicio de que el descendiente de esta camioneta algún día se convertiría en un juguete para atletas profesionales y artistas pop con demasiado dinero y tiempo libre en sus manos. Este paradigma también fue suscrito por el Kodiak/TopKick de segunda generación basado en la plataforma GMT530 lanzada en el verano de 1989.
La característica más notable de estos Kodiak y TopKick de segunda generación fue una cabina delantera derivada del GMT-400 de clase C/K que vino con todo, desde el Tahoe hasta el Blazer y el GMC Yukon, todo esto durante la década de 1990. Aparte de esto, el Kodiak de segunda generación se distinguió con hasta seis opciones de motor diferentes en comparación con el 10,4 litros de la primera generación. En sus últimos años, incluso recibió el Vortec L18 de gasolina de 8,1 litros, totalmente ecofriendly y comprometido con las emisiones.
En caso de que prefirieras optar por consumos moderados y una buena patada de par, siempre podías optar por el motor diesel Caterpillar 3126 de 7,2 litros, que entregaba unos discretos 330 CV. Incluso en la tercera generación, que se puso a la venta a partir de 2003, no había ninguna inclinación a que el GMT560 Kodiak fuese a cambiar nunca. Todo eso tomó un nuevo rumbo en febrero de 2006 gracias al stand de Chevy en el Chicago Auto Show de ese año. Evidentemente, el departamento de marketing de GM en aquel momento sabía algo sobre los clientes a los que se dirigía.
Este hecho fue que a la mayoría de los famosos no les importan cosas triviales como el ahorro de combustible, la huella de carbono o cualquier cosa que tenga que ver con el sentido común, solo quieren conducir el pick-up más grande que exista. Ese es el mantra estadounidense, si no, ¿por qué el HUMVEE acabaría siendo un Hummer H1 civil? Si la lógica hubiera regido el desarrollo de este tipo de vehículos, simplemente no habrían existido. Se contrató a Monroe Truck Equipment, con sede en Monroe, Wisconsin, para construir los monstruosos C4500 y 5500 Kodiak/TopKick en una instalación al final de la calle de la planta de producción de Chevy en Flint, Michigan.
Con extras como navegación, DVD, una pantalla de infoentretenimiento montada en el salpicadero, pantallas en los asientos traseros, suspensión neumática, asientos de tela o de cuero según el acabado, una infinidad de opciones te esperaban cuando configurabas tu pick-up. Y por supuesto, todo ello aderezado de motores como el Duramax de 6,6 litros y 300 CV turbodiésel, tracción en las cuatro ruedas y una caja de carga de 2,6 m capaz de transportar hasta 2.268 kg. La TopKick Ultimate Class IV tenía opciones suficientes para satisfacer a quienes se suscribieran a la doctrina estadounidense de “cuanto más grande, mejor”.
No hay nada en estos vehículos que no sea absurdamente estúpido, el consumo en ciudad es de unos escuetos 33,3 litros a los 100, casi como el Audi A2 1.2 TDI 3L. Un precio entre 70.000 $ por una básica y 90.000 $ por una completamente equipada pareció no disuadir a los potenciales clientes, una cifra aproximada de 750 camionetas Kodiak y TopKick abandonaron las instalaciones de GM en Flint, Michigan, entre 2006 y 2009 sin contar sus variantes más pequeñas.
Fuera de Estados Unidos sería imposible conducirlo, más de dos metros de alto, demasiado grande para aparcarlo en cualquier lugar… un exceso inútil en todos los sentidos. Pero, una vez más, esto demuestra la mentalidad estadounidense, ¿quiénes somos nosotros para interceder en ello?
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS