Las carreras drag tan solo nos muestran un tipo de velocidad: en línea recta. La estabilidad del chasis, el paso por curva, la fatiga de los frenos o la puesta a punto de la suspensión y de la dirección no son aspectos relevantes en ellas. Pero, sin duda, cumplen con su cometido: son entretenidas. Y cuando un pobre desvalido compite contra una máquina conocida por ser rápida, es aún mejor, como enfrentar a un Mini clásico contra un Mercedes-AMG E 63 S.
Para intentar equilibrar un poco la balanza a favor del pequeño urbanita inglés, su dueño lo ha equipado con un motor proveniente de un Volkswagen Golf GTI de quinta generación. El bloque EA888 de 2,0 litros turboalimentado es conocido por su empuje y capacidades para ser potenciado. Y sí, has intuido bien. En la caja V del popular compacto alemán, este motor entregaba 200 CV y 280 Nm. Ahora, gracias al nuevo turbocompresor, una ECU recalibrada y a los inyectores de un Audi S3, entrega 355 CV (y un par que no se menciona).
Sin embargo, esto no es todo, pues el Mini también ha recibido la caja de cambios DSG de doble embrague y seis relaciones del grupo, que se encarga de entregar toda la potencia a las ruedas traseras en lugar de las delanteras (como el propio Mini o el Golf GTI). A ello se han añadido unos neumáticos semi-slick, un sistema de refrigeración mejorado, una barra antivuelco y un sutil a la par que agradable kit de carrocería y unas vías ensanchadas. Pero lo que es hablando en prestaciones, su relación potencia/peso de 424 CV/tonelada.
Si bien el Mini cuenta con una puesta a punto que suena tan divertida como temeraria, el Mercedes-AMG E 63 S cuenta con un motor que ofrece un empuje descomunal
Sin embargo, la ventaja del Mini en la relación potencia/peso no garantiza una victoria sobre el potente Mercedes-AMG, el cual está estrictamente de serie. A modo de recordatorio, eso se traduce en un V8 de 4,0 litros doblemente turboalimentado que genera 611 CV y 850 Nm en las cuatro ruedas, pudiendo hacer el sprint de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y llegar a una velocidad punta de 300 km/h (limitada electrónicamente). Eso sí, con un peso de 2.010 kilogramos, su relación potencia peso es de 304 CV/tonelada, peor que la del Mini.
Cuando se trata de una carrera lanzada en línea recta, la enorme cantidad de ponis que hay bajo el capó del alemán, lo ayudan en la zona más cercana a la bandera a cuadros. Y eso es exactamente lo que ha sucedido. Con el máximo empuje, el Mini se acercó a la longitud de una berlina como el E 63 S, pero al final no pudo vencerlo. La carrera de aceleración desde parado fue un poco más sorprendente, pues el Mini demostró ser bestial desde el principio, logrando una salida perfecta en la primera ronda con una gran capacidad de tracción.
Aunque el Mini cuenta con una relación potencia/peso increíble, el empuje del propulsor V8 biturbo de Mercedes-AMG es suficiente para vencer… siempre que sea en línea recta
Y aunque eso no fue suficiente para ganar, cuando el Mercedes-AMG E 63 S, finalmente, lo alcanzó y se llevó la victoria, es impresionante. La segunda lanzada fue similar, aunque el sedán de dos toneladas arrancó mejor y ganó de una forma más convincente. Pero, aunque esta vez Goliat ha logrado ajustar cuentas con David, el Mini demostró ser increíblemente rápido. Y lo ha hecho en su primera prueba a fondo tras terminar de gestarse. Con suerte, veremos a este pequeño cohete espacial aun más refinado en los próximos años.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS